Thursday, September 28, 2006
“Mamón & Cagante, Abogados”
Hay tantísimos abogados dedicados a la Propiedad Intelectual de despachos rimbombantes, cuyos nombres me vienen a la mente, “law firms” dirían ellos mismos de forma muy mamona, que por ser güeritos y venir de universidades “bien”, se sienten ya por ello superiores y gente de la alta élite del Derecho. Sin embargo, estoy seguro que muy pero muy pocos de ellos, si no es que casi ninguno, ha tenido un privilegio tan grande como el que yo tuve ésta mañana.
Llegué temprano a la cita, al mediodía, en las oficinas de la OMPI, en Ginebra, Suiza. Estaba yo nervioso. Justo a la hora indicada, una chica africana, muy guapa, bajó por mi. Me subió por un elevador secreto, el único por el que llega a su oficina el Dr. Kamil Idris, Presidente de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, la OMPI, digamos que dentro del ramo de la Propiedad Intelectual, en el que me desenvuelvo, el Dr. Idris es la máxima autoridad a nivel mundial. Es una persona quien me enteré posteriormente, se dio el lujo de no recibir al Presidente Fox, cuando éste último estuvo de visita en Ginebra hace como mes y medio. De ese tamaño es el señor.
Pero conmigo la historia sería diferente, yo, José Luis Maldonado, quien ni soy güerito, ni trabajo en un rimbombante “law firm”, ni soy el Presidente de México, estaba en el elevador, rumbo a la oficina de Kamil Idris. A mí SÍ me recibiría. Me acompañaba el encargado de la misión diplomática permanente de México en la OMPI, y una traductora oficial, quien antes de llegar me preguntó si sería necesaria. “No” respondí, bajo el riesgo de que Idris hablara francés y yo aún no lo domino.
Las puertas del elevador se abrieron. Era de esos elevadores que se abren y llegan justo al recibidor de la oficina. Lo que vi me dejó boquiabierto. Estaba en el piso 15 del edificio. Todo el piso era de ventanales con una hermosa vista de la Ciudad de Ginebra. El cielo estaba más que zul, y el lago Léman dejaba ver en su centro, el Jet d’Eau. La piel se me enchinó. Me dirigieron a una mesa, muy bonita y típica de salones de ese estilo. Me senté. De inmediato llegaron dos meseros (hermosos) quienes me ofrecieron lo que yo quisiera de un carrito con jugos y pastelillos que ni alcancé a analizar ni distinguir, pues de pronto, las puertas se abrieron, y Kamil Idris caminó muy seguro y sonriente hasta donde yo estaba.
Me incorporé. Los calzones se me cayeron. Estaba yo ahí frente a la máxima autoridad en Propiedad Intelectual en el mundo. Estaba yo tan emocionado, que no supe qué decir, simplemente extendí la mano y le sonreí. Nos sentamos. Charlamos durante 15 minutos, al principio lo hice en francés, posteriormente me dijo que hablaba inglés (quizá así sería de malo mi francés), por lo que la charla concluyó en ese idioma. El abogado diplomático no abrió casi la boca, sólo sonreía viendo mi soltura.
Una vez que abordé los temas motivo de mi visita, me despedí y me atreví a hacer una ñaques: pedirle al Dr. Idris, me permitiera tomarme una foto con él. Accedió sonriente y afable. Saqué mi cámara y pedí al abogado nos tomara la foto. Íbamos a hacerlo pero Idris prefirió nos cambiaramos de lugar, así que me llevó a una sala contigua, con pared de madera y la bandera de la ONU. Me sentí doblemente... ¡triplemente privilegiado!
Nos tomamos una foto.
Sonreímos, nos despedimos. Bajé por el elevador sabedor de lo que acababa de sucederme en mi carrera profesional.
No cualquier abogado tiene tal privilegio.
Ni siquiera un abogado dedicado a la Propiedad Intelectual.
Yo sí.
Y ni soy güerito, ni pertenezco a la firma “Mamón & Cagante, Abogados”
Al salir de la OMPI parecía yo hipnotizado. Mi hipnosis me llevó caminando sin rumbo durante la tarde. Llegué al lago Leman. El cielo se abrió (había estado nublado un par de días atrás) y de inmediato encendieron la gran fuente emblema de Ginebra. La observé aún hipnotizado. Pedí a Dios entonces me enviara otra señal de que la vida me sonreía. A los 2 minutos, los rayos del sol provocaron la formación de un precioso arco iris en el agua de la fuente. Ahí estaba mi prueba.
Una prueba más.
Qué día.
No lo olvidaré jamás.
Hay tantísimos abogados dedicados a la Propiedad Intelectual de despachos rimbombantes, cuyos nombres me vienen a la mente, “law firms” dirían ellos mismos de forma muy mamona, que por ser güeritos y venir de universidades “bien”, se sienten ya por ello superiores y gente de la alta élite del Derecho. Sin embargo, estoy seguro que muy pero muy pocos de ellos, si no es que casi ninguno, ha tenido un privilegio tan grande como el que yo tuve ésta mañana.
Llegué temprano a la cita, al mediodía, en las oficinas de la OMPI, en Ginebra, Suiza. Estaba yo nervioso. Justo a la hora indicada, una chica africana, muy guapa, bajó por mi. Me subió por un elevador secreto, el único por el que llega a su oficina el Dr. Kamil Idris, Presidente de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, la OMPI, digamos que dentro del ramo de la Propiedad Intelectual, en el que me desenvuelvo, el Dr. Idris es la máxima autoridad a nivel mundial. Es una persona quien me enteré posteriormente, se dio el lujo de no recibir al Presidente Fox, cuando éste último estuvo de visita en Ginebra hace como mes y medio. De ese tamaño es el señor.
Pero conmigo la historia sería diferente, yo, José Luis Maldonado, quien ni soy güerito, ni trabajo en un rimbombante “law firm”, ni soy el Presidente de México, estaba en el elevador, rumbo a la oficina de Kamil Idris. A mí SÍ me recibiría. Me acompañaba el encargado de la misión diplomática permanente de México en la OMPI, y una traductora oficial, quien antes de llegar me preguntó si sería necesaria. “No” respondí, bajo el riesgo de que Idris hablara francés y yo aún no lo domino.
Las puertas del elevador se abrieron. Era de esos elevadores que se abren y llegan justo al recibidor de la oficina. Lo que vi me dejó boquiabierto. Estaba en el piso 15 del edificio. Todo el piso era de ventanales con una hermosa vista de la Ciudad de Ginebra. El cielo estaba más que zul, y el lago Léman dejaba ver en su centro, el Jet d’Eau. La piel se me enchinó. Me dirigieron a una mesa, muy bonita y típica de salones de ese estilo. Me senté. De inmediato llegaron dos meseros (hermosos) quienes me ofrecieron lo que yo quisiera de un carrito con jugos y pastelillos que ni alcancé a analizar ni distinguir, pues de pronto, las puertas se abrieron, y Kamil Idris caminó muy seguro y sonriente hasta donde yo estaba.
Me incorporé. Los calzones se me cayeron. Estaba yo ahí frente a la máxima autoridad en Propiedad Intelectual en el mundo. Estaba yo tan emocionado, que no supe qué decir, simplemente extendí la mano y le sonreí. Nos sentamos. Charlamos durante 15 minutos, al principio lo hice en francés, posteriormente me dijo que hablaba inglés (quizá así sería de malo mi francés), por lo que la charla concluyó en ese idioma. El abogado diplomático no abrió casi la boca, sólo sonreía viendo mi soltura.
Una vez que abordé los temas motivo de mi visita, me despedí y me atreví a hacer una ñaques: pedirle al Dr. Idris, me permitiera tomarme una foto con él. Accedió sonriente y afable. Saqué mi cámara y pedí al abogado nos tomara la foto. Íbamos a hacerlo pero Idris prefirió nos cambiaramos de lugar, así que me llevó a una sala contigua, con pared de madera y la bandera de la ONU. Me sentí doblemente... ¡triplemente privilegiado!
Nos tomamos una foto.
Sonreímos, nos despedimos. Bajé por el elevador sabedor de lo que acababa de sucederme en mi carrera profesional.
No cualquier abogado tiene tal privilegio.
Ni siquiera un abogado dedicado a la Propiedad Intelectual.
Yo sí.
Y ni soy güerito, ni pertenezco a la firma “Mamón & Cagante, Abogados”
Al salir de la OMPI parecía yo hipnotizado. Mi hipnosis me llevó caminando sin rumbo durante la tarde. Llegué al lago Leman. El cielo se abrió (había estado nublado un par de días atrás) y de inmediato encendieron la gran fuente emblema de Ginebra. La observé aún hipnotizado. Pedí a Dios entonces me enviara otra señal de que la vida me sonreía. A los 2 minutos, los rayos del sol provocaron la formación de un precioso arco iris en el agua de la fuente. Ahí estaba mi prueba.
Una prueba más.
Qué día.
No lo olvidaré jamás.
Monday, September 25, 2006
“Los hermosos paisajes de Ginebra”
Antes de acostarme, llamé a los taxis del aeropuerto, para que me recogieran (si me re-dejaba) a las 8.30 AM. Juraban ser puntuales... y así fue, es más, llegaron 10 minutos antes. Todo habría estado perfecto de no ser porque me dormí y olvidé poner las alarmas, así que mi alarma fue precisamente los toquidos de timbre del taxi del aeropuerto.
Me levanté en megachinga. Ya ni me bañé. Bajé maletas y partí al aeropuerto. Hasta eso llegué puntual. Documenté mi equipaje y fui a desayunar.
A las 12 en punto, el avión de “Iberia” despegó. Intenté dormir durante el viaje, pero me fue imposible. Así permanecí 10 horas y media, despierto, volteando de un lado a otro, viendo las películas del avión, una de ellas del asco, española y en catalán. Todo el tiempo estuve pidiendo vino para poder dormir. Ni así lo logré.
A las 11 de la noche... bueno, mejor dicho, a las 6 de la mañana, hora de Madrid, aterricé... bueno, aterricé dentro del avión, es decir, todo el avión y sus cientos de ocupantes tocamos tierra. Estuve en el aeropuerto “Barajas” unas 3 horas, sentado en un restaurante, tomando más vino para conciliar el sueño. El siguiente vuelo sería a Ginebra, hasta las 9 de la mañana. Durante las 3 horas que esperé el vuelo, comenzó mi deleite visual, pues vaya que hay nenes guapos por allá... tíos guapos, so to speak. Además en esas 3 horas, fue evidente que en Madrid o hace mucho calor pero yo estuve sólo 3 horas y casi de madrugada, o a los tipos les encantan las sandalias, como a mi, pues vi fácilmente a no menos de 20 de ellos en sandalias de todos tamaños, colores y sabores.
A las 9 en punto despegué hacia Ginebra, Suiza. El vuelo hizo una hora y media, y ahí sí hizo efecto el cansancio y el vino, pues dormí casi todo el vuelo. Tuve de compañero a un tipo de unos 50 años, asiático, y digno personaje de asesino milloneta de la película “Hostal”, por su cara de enfermo, además de estar rapado a coco. Con todo y que me inquietó cuando nos sentamos, pudo más mi cansancio y caí dormido.
A las 10.30 aterrizamos. Bajé. Mi primer contacto con el país de los relojes. Ginebra... Genève! Antes de tomar un taxi tuve que cambiar cerca de 300 euros en francos suizos. Suiza es un país tan rico, que se dio el lujo de ingresar a la C.E.E. pero exigiendo se respetara su moneda, y así lo hizo. Tres horas después, traía yo en mi bolsa, morralla en pesos mexicanos, dólares, Euros y francos suizos. Qué internacional que me he vuelto.
Tomé un taxi. Me llevó al hotel por 40 francos (un franco cuesta aproximadamente 10.50 pesos, un poco menos que el dólar), bastante caro. Al llegar a mi habitación, me cambié y salí al centro. Ginebra es verdaderamente bello. Caminé a la orilla del lago Leman y vi en venta relojes, diamantes y navajas suizas, en cuadras, cuadras y cuadras de tiendas, tiendas y más tiendas, todo caro, muy caro y carísimo, y las tiendas cerradas, cerradas y más cerradas, todo por ser domingo. Eso sí, Ginebra estaba algo nublado, pero eso no impedía que pudiera disfrutar HERMOSOS PAISAJES: las calles inundadas con tipos guapos caminando, ¿guapos? ¡nenes hermosos! ¡Güeritos! Je les aime tous!
De hecho, a 4 horas de haber llegado, me arrepentí de las pestes que en algún momento eché por lo caro de los cursos en la Alianza Francesa donde llevo estudiando francés casi dos años: ¡me sorprendí de lo bien que hablo, comprendo y leo el francés! ¡Maravillado! Además de todo, fluido y con buena pronunciación. El método de la Alianza Francesa vaya que es bueno, sí, caro pero bueno, y más caro aún si se toma en cuenta que necesita uno viajar a Ginebra, la tercera ciudad más cara del mundo, para darse cuenta que puede hablar el idioma. Sólo espero que el idioma me ayude a conocer tíos, que de hecho esa fue una de las causas para estudiar francés. Lo siento, quizá suene a ser muy pirujo, pero bueno ¿no las tipas follan con los tíos gilipollas que las conquistan con cualquier tontería?
Regresé al hotel cerca de las 7 PM. Llevaba ya más de 24 horas de pie, en ajetreo y stress. Tomé un baño. ¡Adoré el baño! Es casi todo de vidrio, las paredes, el lavabo, los anaqueles, etc. todo en cristal, transparente, y por ello, al bañarse puede uno reflejarse en todos lados. Digamos que es un baño ad-hoc para vouyeristas-exhibicionistas como yo. El día que viva en algun depa, así será mi baño. Lo juro.
Me acosté y casi de inmediato caí dormido. El día siguiente sería mi primer día de viaje de trabajo. Conocería muchos colegas.
Debo reconocer que soy afortunado: no cualquier abogado dedicado a la Propiedad Intelectual, tiene el privilegio y glamour de viajar a Ginebra y de trabajo.
Tengo 36 años. ¿Me esperará algo bueno?
Antes de acostarme, llamé a los taxis del aeropuerto, para que me recogieran (si me re-dejaba) a las 8.30 AM. Juraban ser puntuales... y así fue, es más, llegaron 10 minutos antes. Todo habría estado perfecto de no ser porque me dormí y olvidé poner las alarmas, así que mi alarma fue precisamente los toquidos de timbre del taxi del aeropuerto.
Me levanté en megachinga. Ya ni me bañé. Bajé maletas y partí al aeropuerto. Hasta eso llegué puntual. Documenté mi equipaje y fui a desayunar.
A las 12 en punto, el avión de “Iberia” despegó. Intenté dormir durante el viaje, pero me fue imposible. Así permanecí 10 horas y media, despierto, volteando de un lado a otro, viendo las películas del avión, una de ellas del asco, española y en catalán. Todo el tiempo estuve pidiendo vino para poder dormir. Ni así lo logré.
A las 11 de la noche... bueno, mejor dicho, a las 6 de la mañana, hora de Madrid, aterricé... bueno, aterricé dentro del avión, es decir, todo el avión y sus cientos de ocupantes tocamos tierra. Estuve en el aeropuerto “Barajas” unas 3 horas, sentado en un restaurante, tomando más vino para conciliar el sueño. El siguiente vuelo sería a Ginebra, hasta las 9 de la mañana. Durante las 3 horas que esperé el vuelo, comenzó mi deleite visual, pues vaya que hay nenes guapos por allá... tíos guapos, so to speak. Además en esas 3 horas, fue evidente que en Madrid o hace mucho calor pero yo estuve sólo 3 horas y casi de madrugada, o a los tipos les encantan las sandalias, como a mi, pues vi fácilmente a no menos de 20 de ellos en sandalias de todos tamaños, colores y sabores.
A las 9 en punto despegué hacia Ginebra, Suiza. El vuelo hizo una hora y media, y ahí sí hizo efecto el cansancio y el vino, pues dormí casi todo el vuelo. Tuve de compañero a un tipo de unos 50 años, asiático, y digno personaje de asesino milloneta de la película “Hostal”, por su cara de enfermo, además de estar rapado a coco. Con todo y que me inquietó cuando nos sentamos, pudo más mi cansancio y caí dormido.
A las 10.30 aterrizamos. Bajé. Mi primer contacto con el país de los relojes. Ginebra... Genève! Antes de tomar un taxi tuve que cambiar cerca de 300 euros en francos suizos. Suiza es un país tan rico, que se dio el lujo de ingresar a la C.E.E. pero exigiendo se respetara su moneda, y así lo hizo. Tres horas después, traía yo en mi bolsa, morralla en pesos mexicanos, dólares, Euros y francos suizos. Qué internacional que me he vuelto.
Tomé un taxi. Me llevó al hotel por 40 francos (un franco cuesta aproximadamente 10.50 pesos, un poco menos que el dólar), bastante caro. Al llegar a mi habitación, me cambié y salí al centro. Ginebra es verdaderamente bello. Caminé a la orilla del lago Leman y vi en venta relojes, diamantes y navajas suizas, en cuadras, cuadras y cuadras de tiendas, tiendas y más tiendas, todo caro, muy caro y carísimo, y las tiendas cerradas, cerradas y más cerradas, todo por ser domingo. Eso sí, Ginebra estaba algo nublado, pero eso no impedía que pudiera disfrutar HERMOSOS PAISAJES: las calles inundadas con tipos guapos caminando, ¿guapos? ¡nenes hermosos! ¡Güeritos! Je les aime tous!
De hecho, a 4 horas de haber llegado, me arrepentí de las pestes que en algún momento eché por lo caro de los cursos en la Alianza Francesa donde llevo estudiando francés casi dos años: ¡me sorprendí de lo bien que hablo, comprendo y leo el francés! ¡Maravillado! Además de todo, fluido y con buena pronunciación. El método de la Alianza Francesa vaya que es bueno, sí, caro pero bueno, y más caro aún si se toma en cuenta que necesita uno viajar a Ginebra, la tercera ciudad más cara del mundo, para darse cuenta que puede hablar el idioma. Sólo espero que el idioma me ayude a conocer tíos, que de hecho esa fue una de las causas para estudiar francés. Lo siento, quizá suene a ser muy pirujo, pero bueno ¿no las tipas follan con los tíos gilipollas que las conquistan con cualquier tontería?
Regresé al hotel cerca de las 7 PM. Llevaba ya más de 24 horas de pie, en ajetreo y stress. Tomé un baño. ¡Adoré el baño! Es casi todo de vidrio, las paredes, el lavabo, los anaqueles, etc. todo en cristal, transparente, y por ello, al bañarse puede uno reflejarse en todos lados. Digamos que es un baño ad-hoc para vouyeristas-exhibicionistas como yo. El día que viva en algun depa, así será mi baño. Lo juro.
Me acosté y casi de inmediato caí dormido. El día siguiente sería mi primer día de viaje de trabajo. Conocería muchos colegas.
Debo reconocer que soy afortunado: no cualquier abogado dedicado a la Propiedad Intelectual, tiene el privilegio y glamour de viajar a Ginebra y de trabajo.
Tengo 36 años. ¿Me esperará algo bueno?
Saturday, September 23, 2006
“Cerveza agria”
Y dieron las 3 AM y terminé de hacer mi maleta... mis maletas mejor dicho. El transcurso del día fue bastante ajetreado. Tuve que dejar todo ordenado en la oficina y recibí un mensajito de Alejandro. Lo noté molesto, como reclamándome pero a la vez no. Le respondí y así sostuvimos mensajitos durante la tarde. Me armé de valor, y le llamé. Pero... no respondió excusándose en que no pudo contestar pues estaba con sus papás.
Bueno, comprendo, pero a mi me llaman amigos, gays o no, y les contesto así sea a quien tenga enfrente; digo, si sé que de la charla habría putería o cachondería de por medio, pues les digo que me llamen al rato, pero no dejo de contestarles. Ésto me siguió llenando de tristeza. A las 9 PM decidí quitarme un poco todo el stress y fui a tomarme una cerveza al chacalón antro “El Taller”. Los mensajes de Alejandro, y la impotencia que siento de que nuestra “amistad” no va ni para atrás ni para adelante (bueno, parece que va pa’trás), me tuvo intranquilo y me tomé mi cerveza bastante agria. Estuve muy pensativo el tiempo que estuve ahí. Se me acercó un hobbit... bueno, un muchacho de unos 25 años, bajito, güerito, quien me estuvo coqueteando, pero ante mi rechazo, cambió la actitud y me dio ánimos, me preguntó porqué estaba yo triste. Jamás le respondí. Platiqué pero evasivo.
Conduje hacia la casa reflexionando que, debiendo estar entusiasmado por mi viaje, el re-contacto con Alejandro me había puesto intranquilo de nuevo. Llegué a la medianoche. Sabía que no había preparado mi maleta y decidí tardarme y desvelarme para así dormir todo el vuelo y que el cambio de horario no me afectara. Sonreí y envíe un mensaje a Alejandro, preguntándole si podía llamarle por teléfono al terminar de armar mi maleta, con la intención de charlar laaaargo y tendido sin que debiera preocuparme si amanecía, pues ese era el propósito secundario.
No me respondió.
A las 3 AM me acosté.
Me voy triste a mi viaje.
Y dieron las 3 AM y terminé de hacer mi maleta... mis maletas mejor dicho. El transcurso del día fue bastante ajetreado. Tuve que dejar todo ordenado en la oficina y recibí un mensajito de Alejandro. Lo noté molesto, como reclamándome pero a la vez no. Le respondí y así sostuvimos mensajitos durante la tarde. Me armé de valor, y le llamé. Pero... no respondió excusándose en que no pudo contestar pues estaba con sus papás.
Bueno, comprendo, pero a mi me llaman amigos, gays o no, y les contesto así sea a quien tenga enfrente; digo, si sé que de la charla habría putería o cachondería de por medio, pues les digo que me llamen al rato, pero no dejo de contestarles. Ésto me siguió llenando de tristeza. A las 9 PM decidí quitarme un poco todo el stress y fui a tomarme una cerveza al chacalón antro “El Taller”. Los mensajes de Alejandro, y la impotencia que siento de que nuestra “amistad” no va ni para atrás ni para adelante (bueno, parece que va pa’trás), me tuvo intranquilo y me tomé mi cerveza bastante agria. Estuve muy pensativo el tiempo que estuve ahí. Se me acercó un hobbit... bueno, un muchacho de unos 25 años, bajito, güerito, quien me estuvo coqueteando, pero ante mi rechazo, cambió la actitud y me dio ánimos, me preguntó porqué estaba yo triste. Jamás le respondí. Platiqué pero evasivo.
Conduje hacia la casa reflexionando que, debiendo estar entusiasmado por mi viaje, el re-contacto con Alejandro me había puesto intranquilo de nuevo. Llegué a la medianoche. Sabía que no había preparado mi maleta y decidí tardarme y desvelarme para así dormir todo el vuelo y que el cambio de horario no me afectara. Sonreí y envíe un mensaje a Alejandro, preguntándole si podía llamarle por teléfono al terminar de armar mi maleta, con la intención de charlar laaaargo y tendido sin que debiera preocuparme si amanecía, pues ese era el propósito secundario.
No me respondió.
A las 3 AM me acosté.
Me voy triste a mi viaje.
Thursday, September 21, 2006
“Vale más muerto que vivo”
Hace ya muchos meses mencioné sobre Alfredo. Tenía año y medio sin verlo, y antiér le llamé pues recordé que tenía en su poder un DVD que le encargué de su viaje a los iunaited esteits que hizo desde mayo de 2005. No fui por él en tiempo, pues en ese entonces Alfredo quería que nos acostaramos, pero de forma obsesiva, y yo, no es que no me guste dejarme querer, pero no quería sembrarle semillas de esperanza siendo que en esos momentos yo andaba algo mal, emocionalmente hablando.
Le dio gusto verme, así que quedamos de acuerdo en vernos al siguiente día, en su nuevo depa en la colonia Roma. Así lo hice, llegué puntual, y me dio gusto ver lo contento que estaba con su depa. Un depa bastante amplio, nice y cool. El piso completamente de duela, los muebles todos en un sólo color; la recámara con un clóset inmenso. En síntesis, el depa digno de un niño bien. Me presumió el precio: 1,400,000 pesos (un millón, cuatrocientos mil pesos 00/100 M.N.). La neta se me cayó la quijada como cuando al “Coyote” se le cae al ver lo rápido que corre el gayísimo “Correcaminos”. Comenzó a darme envidia, de la mala, hasta que me contó todo lo que le ha sucedido del último año para acá, y la verdad, la envidia se me quitó. En verdad no quisiera yo un depa así, a ese precio;: no puedo contar lo que me dijo pues involucra miembros de su familia y tampoco quisiera éste diario fuera un chismógrafo, pero sólo diré que por una negligencia médica, casi pierde el pie (aún sigue en cirugías); lo asaltaron y quitaron su camioneta “Mariner” (perdón, soy tan indiorante de camionetas que ni sé cuál es), lo corrieron del trabajo; y está endrogado hasta las chanclas por el depa y problemas de algunos hospitales para salvar a terceros de algunas contingencias. Cuando me lo contó todo concluyó: “Valgo más muerto que vivo”.
De cualquier forma, y es lo que le admiro, está muy optimista, y de hecho, sigue en la fiesta (ama los raves, al grado que me contó que irá a uno en Argentina y otro en Brasil).
Al final me dio mi DVD, nos abrazamos, nos despedimos, y no sé cuando lo vuelva a ver.
Lo felicito.
Lo admiro.
Pero... así no quisiera yo un departamento...
... o ¿será cierto eso de que “todo en la vida tiene un precio”?
Hace ya muchos meses mencioné sobre Alfredo. Tenía año y medio sin verlo, y antiér le llamé pues recordé que tenía en su poder un DVD que le encargué de su viaje a los iunaited esteits que hizo desde mayo de 2005. No fui por él en tiempo, pues en ese entonces Alfredo quería que nos acostaramos, pero de forma obsesiva, y yo, no es que no me guste dejarme querer, pero no quería sembrarle semillas de esperanza siendo que en esos momentos yo andaba algo mal, emocionalmente hablando.
Le dio gusto verme, así que quedamos de acuerdo en vernos al siguiente día, en su nuevo depa en la colonia Roma. Así lo hice, llegué puntual, y me dio gusto ver lo contento que estaba con su depa. Un depa bastante amplio, nice y cool. El piso completamente de duela, los muebles todos en un sólo color; la recámara con un clóset inmenso. En síntesis, el depa digno de un niño bien. Me presumió el precio: 1,400,000 pesos (un millón, cuatrocientos mil pesos 00/100 M.N.). La neta se me cayó la quijada como cuando al “Coyote” se le cae al ver lo rápido que corre el gayísimo “Correcaminos”. Comenzó a darme envidia, de la mala, hasta que me contó todo lo que le ha sucedido del último año para acá, y la verdad, la envidia se me quitó. En verdad no quisiera yo un depa así, a ese precio;: no puedo contar lo que me dijo pues involucra miembros de su familia y tampoco quisiera éste diario fuera un chismógrafo, pero sólo diré que por una negligencia médica, casi pierde el pie (aún sigue en cirugías); lo asaltaron y quitaron su camioneta “Mariner” (perdón, soy tan indiorante de camionetas que ni sé cuál es), lo corrieron del trabajo; y está endrogado hasta las chanclas por el depa y problemas de algunos hospitales para salvar a terceros de algunas contingencias. Cuando me lo contó todo concluyó: “Valgo más muerto que vivo”.
De cualquier forma, y es lo que le admiro, está muy optimista, y de hecho, sigue en la fiesta (ama los raves, al grado que me contó que irá a uno en Argentina y otro en Brasil).
Al final me dio mi DVD, nos abrazamos, nos despedimos, y no sé cuando lo vuelva a ver.
Lo felicito.
Lo admiro.
Pero... así no quisiera yo un departamento...
... o ¿será cierto eso de que “todo en la vida tiene un precio”?
Tuesday, September 19, 2006
“Help!!!”
Maldita sea. El sábado parto, así que me quedan 3 días para...
1.- Encontrar quien me preste un portatrajes y una maleta digna de llamarse como tal, pues la que tenía, se la llevó mi hermana en diciembre, así que estoy “desmaletado”... help!!!!
2.- Comprarme un par de camisas, un traje, y un par de zapatos... help!!!
3.- Conseguir hotel en Ginebra, porque la idiota de la oficina encargada de reservar vuelos y esas cuestiones, dice que no ha encontrado, pero bueno, como dije, es medio idiota así que tendré que reservar por mi cuenta... help!!!
4.- Seleccionar documentos que tendré que llevar, cargarlos en un CD y descargarlos en la laptop que me prestarán los ingenieros de la oficina; es una iBook como la mía, pero widescreen y más poderosa; me la llevaré pues puede hacer videoconferencias y la mía no (me siento todo un “technosexual”)... help!!!
5.- Quemar unos DVDs con grabaciones que hizo mi papá desde Navidad; son para llevarlos a mi hermana cuando la vea en Holanda... help!!!
6.- Comprar barras de “Chocolate Abuelita” que mi hermana nos pide le enviemos; no sé porqué le gusta ese chocolate, es muy empalagoso, y además la imagen de Sara García se me antoja medio freak considerando que era la abuelita más lesbiana de México... help!!!
7.- Indagar vía Internet sobre guías turísticas para conocer Ginebra y Madrid; un amigo que ha viajado a Madrid, jura conocerlo como la palma de su mano, pero ¿dará tiempo para que me medio oriente? ... help!!!
8.- Dejar preparados 10 documentos de ofrecimientos de pruebas en diez diversos procedimientos administrativos y judiciales, y explicarles a los abogados qué hacer con ellos... help!!!
9.- Llevar a mi amiga a la Suprema Corte que es donde trabaja, el suetercito que mi mamá le tejió a su bebé que recién bautizó (en Cuernavaca, como aquí lo conté)... help!!!
10.- Ir al cine, quiero ver “Snakes on a plane” ... help!!!
11.- Coger... ¿Con quién? No lo sé, es más, con quien se deje, y quiero hacerlo pues mis ímpetus sexuales siguen muy en alto, y si no lo hago antes de irme, no podré hacerlo sino hasta dentro de 3 semanas que regrese (estando por allá descarto desde éste momento cualquier posibilidad de poder ligar con alguien, pues yo feo y ellos europeos, pues seguro ni quien me eche un lazo, ¡si ni los chacalones del “Butterfly” a donde fui el sábado me pelaron!)... help!!!
...
Help!!!
Maldita sea. El sábado parto, así que me quedan 3 días para...
1.- Encontrar quien me preste un portatrajes y una maleta digna de llamarse como tal, pues la que tenía, se la llevó mi hermana en diciembre, así que estoy “desmaletado”... help!!!!
2.- Comprarme un par de camisas, un traje, y un par de zapatos... help!!!
3.- Conseguir hotel en Ginebra, porque la idiota de la oficina encargada de reservar vuelos y esas cuestiones, dice que no ha encontrado, pero bueno, como dije, es medio idiota así que tendré que reservar por mi cuenta... help!!!
4.- Seleccionar documentos que tendré que llevar, cargarlos en un CD y descargarlos en la laptop que me prestarán los ingenieros de la oficina; es una iBook como la mía, pero widescreen y más poderosa; me la llevaré pues puede hacer videoconferencias y la mía no (me siento todo un “technosexual”)... help!!!
5.- Quemar unos DVDs con grabaciones que hizo mi papá desde Navidad; son para llevarlos a mi hermana cuando la vea en Holanda... help!!!
6.- Comprar barras de “Chocolate Abuelita” que mi hermana nos pide le enviemos; no sé porqué le gusta ese chocolate, es muy empalagoso, y además la imagen de Sara García se me antoja medio freak considerando que era la abuelita más lesbiana de México... help!!!
7.- Indagar vía Internet sobre guías turísticas para conocer Ginebra y Madrid; un amigo que ha viajado a Madrid, jura conocerlo como la palma de su mano, pero ¿dará tiempo para que me medio oriente? ... help!!!
8.- Dejar preparados 10 documentos de ofrecimientos de pruebas en diez diversos procedimientos administrativos y judiciales, y explicarles a los abogados qué hacer con ellos... help!!!
9.- Llevar a mi amiga a la Suprema Corte que es donde trabaja, el suetercito que mi mamá le tejió a su bebé que recién bautizó (en Cuernavaca, como aquí lo conté)... help!!!
10.- Ir al cine, quiero ver “Snakes on a plane” ... help!!!
11.- Coger... ¿Con quién? No lo sé, es más, con quien se deje, y quiero hacerlo pues mis ímpetus sexuales siguen muy en alto, y si no lo hago antes de irme, no podré hacerlo sino hasta dentro de 3 semanas que regrese (estando por allá descarto desde éste momento cualquier posibilidad de poder ligar con alguien, pues yo feo y ellos europeos, pues seguro ni quien me eche un lazo, ¡si ni los chacalones del “Butterfly” a donde fui el sábado me pelaron!)... help!!!
...
Help!!!
Sunday, September 17, 2006
“The catcher wears Ajaxx”
En la mañana, y mientras armaba una antena aérea especial para banda UHF, recibí la llamada de mi gran gran gran amigo ED. De inmediato me sonsacó a salir en la noche, accedí y además agregué invitación al cine y cenar al salir y antes de dirigirnos a algun antro.
Así lo hicimos. Fuimos a ver “The Devil wears Prada”, buena película, de humor negro, pero con final hollywoodense que le da en la madre. Reímos mucho, la disfrutamos, a excepción de los primeros 5 minutos en que comenzó y no tuvo audio; tuve que salir de la sala a reclamar, y si no lo he hecho yo, nadie en el cine lo hubiera siquiera intentado; así es nuestra sociedad, podrían ver que les viene un tsunami encima, pero nadie moverá un dedo hasta que alguien tome la iniciativa y lo haga por ellos.
Al salir fuimos a tomar café y pan dulce en “Los Bísquets de Obregón”. Fue el momento propicio para que me diera las dos playeras que le encargué de su último viaje a New York: dos puti-playeras, pegaditas, dignas para un chico de gym, grises y con estampados alusivos aunque difrazada y sutilmente del rol sexual a buscar en una noche de copas, una noche loca. Una de las playeras trae a un catcher de beisbol, e incluso además dice tal cual en letrotas “CATCHER”, la otra lo mismo, pero con la imagen de un pitcher. Son playeras de una marca de ropa para hombres gays, “Ajaxx”, y cada playera hace alusión a los respectivos roles sexuales de pasivo (para catcher) y de activo (para pitcher), digamos que sirven para ligar dependiendo el mood o la calentura en que ande uno. Fui al baño y me puse una de ellas de inmediato, la de catcher, pude haberme puesto la de pitcher pero al ser de talla chica, me habría quedado muy muy entallada; jejeje, digamos que ese fue el pretexto, aunque a decir verdad, de ligar esa noche, andaba en el mood de ser, digamos, receptivo. Salí del baño y ED me chuleó los pectorales y los bíceps, y es que en verdad se me veía bien, además de que tal como dijo ED, ¡no se me veía lonjita o llanta alguna! Terminamos de cenar, mientras revisé la bolsa y hojeé los otros obsequios de ED: revistas, folletos y guías gay de New York, para cuando me toque ir, aunque a decir verdad no sé ni cuando (bueno, está más dificil ir a Ginebra, Suiza, y sin embargo por allá andaré la semana entrante).
Al salir nos dirigimos al arrabalero ¡Butterfly! Un antro gay en el Centro Histórico, y lugar de reunión de aquellos putos que no les alcanza para pagar una peda en el Living, 219 o de plano, Lipstick. ED y yo creímos que ligaría gracias a mi playera, pero la verdad es que nadie me peló. Hicimos algo que yo tenía MUCHO de no hacer: ir a la pista de baile y ¡bailar! Sí, bailé, era música ponchis-ponchis, pero me divertí; ahí estaba yo brincando (con un “Caribe Cooler” sabor durazno) entre puro gay chacalón y seguramente de Ciudad Neza o Tepito.
Me encontré a otro gran amigo, Juan Carlos, con quien platiqué un rato mientras ED intentaba ligarse a un chacalón tatuado y quien llevaba por acompañante a un travesti de 1.80 metros de estatura (ED logró arrancarle la verdad y resultó ser prostituto de Tlálpan... así de arrabalero está ese lugar). En virtud de mi estado somnoliento, salimos del lugar a eso de las 3 AM. Acerqué a ED a un sitio de taxis y nos despedimos.
Nos divertimos mucho. Quisiera volver a salir con ED de antro, pues además de que ya no me sentiría sólo como siempre lo había hecho en los antros, es una buena compañía y lo estimo muchísimo; agreguemos que nuestro humor es tan ácido que siempre estamos hablando de cualquier tarugada, incluso incoherencias, como una que dije alguna ocasión: “ED, me siento como una piedra en el Polo Norte”...
... y que conste que jamás hemos consumido drogas...
... juntos.
En la mañana, y mientras armaba una antena aérea especial para banda UHF, recibí la llamada de mi gran gran gran amigo ED. De inmediato me sonsacó a salir en la noche, accedí y además agregué invitación al cine y cenar al salir y antes de dirigirnos a algun antro.
Así lo hicimos. Fuimos a ver “The Devil wears Prada”, buena película, de humor negro, pero con final hollywoodense que le da en la madre. Reímos mucho, la disfrutamos, a excepción de los primeros 5 minutos en que comenzó y no tuvo audio; tuve que salir de la sala a reclamar, y si no lo he hecho yo, nadie en el cine lo hubiera siquiera intentado; así es nuestra sociedad, podrían ver que les viene un tsunami encima, pero nadie moverá un dedo hasta que alguien tome la iniciativa y lo haga por ellos.
Al salir fuimos a tomar café y pan dulce en “Los Bísquets de Obregón”. Fue el momento propicio para que me diera las dos playeras que le encargué de su último viaje a New York: dos puti-playeras, pegaditas, dignas para un chico de gym, grises y con estampados alusivos aunque difrazada y sutilmente del rol sexual a buscar en una noche de copas, una noche loca. Una de las playeras trae a un catcher de beisbol, e incluso además dice tal cual en letrotas “CATCHER”, la otra lo mismo, pero con la imagen de un pitcher. Son playeras de una marca de ropa para hombres gays, “Ajaxx”, y cada playera hace alusión a los respectivos roles sexuales de pasivo (para catcher) y de activo (para pitcher), digamos que sirven para ligar dependiendo el mood o la calentura en que ande uno. Fui al baño y me puse una de ellas de inmediato, la de catcher, pude haberme puesto la de pitcher pero al ser de talla chica, me habría quedado muy muy entallada; jejeje, digamos que ese fue el pretexto, aunque a decir verdad, de ligar esa noche, andaba en el mood de ser, digamos, receptivo. Salí del baño y ED me chuleó los pectorales y los bíceps, y es que en verdad se me veía bien, además de que tal como dijo ED, ¡no se me veía lonjita o llanta alguna! Terminamos de cenar, mientras revisé la bolsa y hojeé los otros obsequios de ED: revistas, folletos y guías gay de New York, para cuando me toque ir, aunque a decir verdad no sé ni cuando (bueno, está más dificil ir a Ginebra, Suiza, y sin embargo por allá andaré la semana entrante).
Al salir nos dirigimos al arrabalero ¡Butterfly! Un antro gay en el Centro Histórico, y lugar de reunión de aquellos putos que no les alcanza para pagar una peda en el Living, 219 o de plano, Lipstick. ED y yo creímos que ligaría gracias a mi playera, pero la verdad es que nadie me peló. Hicimos algo que yo tenía MUCHO de no hacer: ir a la pista de baile y ¡bailar! Sí, bailé, era música ponchis-ponchis, pero me divertí; ahí estaba yo brincando (con un “Caribe Cooler” sabor durazno) entre puro gay chacalón y seguramente de Ciudad Neza o Tepito.
Me encontré a otro gran amigo, Juan Carlos, con quien platiqué un rato mientras ED intentaba ligarse a un chacalón tatuado y quien llevaba por acompañante a un travesti de 1.80 metros de estatura (ED logró arrancarle la verdad y resultó ser prostituto de Tlálpan... así de arrabalero está ese lugar). En virtud de mi estado somnoliento, salimos del lugar a eso de las 3 AM. Acerqué a ED a un sitio de taxis y nos despedimos.
Nos divertimos mucho. Quisiera volver a salir con ED de antro, pues además de que ya no me sentiría sólo como siempre lo había hecho en los antros, es una buena compañía y lo estimo muchísimo; agreguemos que nuestro humor es tan ácido que siempre estamos hablando de cualquier tarugada, incluso incoherencias, como una que dije alguna ocasión: “ED, me siento como una piedra en el Polo Norte”...
... y que conste que jamás hemos consumido drogas...
... juntos.
Saturday, September 16, 2006
“Lágrimas de 15 de septiembre”
Estaba yo planeando qué hacer el día del grito de Independencia, cuando recibí la llamada de un muchacho (bueno, ni tan muchacho pues tiene 33 años), muy guapo de padres españoles y a quien conocí hace semanas en un antro, quien me invitó a pasarla con él en su depa. De inmediato accedí.
Así las cosas, por la mañana me pusé mi mejor ropa interior, la más sexy según yo; organicé mi día para poder estar listo y libre para él a las 4 de la tarde en que iríamos al cine.
Antes de salir del trabajo escuché en el radio que acababan de abrir la Avenida Paseo de la Reforma. Fue tanto mi gusto y de ver el día tan hermoso, que me escapé del trabajo en mi auto y conducí hasta la avenida. Y es verdad. Qué bella ciudad. La Avenida se ve imponente. El sol a todo su esplendor. Me detuve y observé a lo largo de la avenida. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido, y en verdad, por primera vez en mi vida, valoré ésta hermosa avenida y valoré la Ciudad en que vivo. Quizá me vi muy cursi, pero incluso lloré.
...
Y dieron las 4 PM. El fulano no me llamó. Dieron las 5, y me moría de hambre. Le envié varios mensajes, pero nunca obtuve respuesta. Mi prima me llamó para invitarme a comer y aprovechar para hacerme entrega de regalos de Francia. Me convenció y fui. Estuve con ella hasta las 7 PM. Platicamos de mil cosas. Me dio reglaos para mí y mis papás. A mi me trajo la colección de libros “Les Rois Maudits” y una revista gay llamada “Têtu”. A mis papás les trajo chocolates que a su vez nos envió mi hermana. Terminamos y se fue, pues tenía cena mexicana con su novio y mi tío.
A las 7.30 PM seguía yo de imbécil esperanzado en que el fulano aquél me llamaría. No lo hizo. Así que bolsa en mano con libros, chocolates y una revista gay francesa, me metí al cine... sólo.
Salí a las 10 PM. Conduje a casa pero antes me detuve en el recién reinaugurado Ángel de la Independencia. Se veía hermoso. La gente agitando banderas, tocando trompetas y arrojando huevos con harina y confeti. A las 11 PM dimos el grito.
A las 11.45 PM llegué a casa. Mis papás no estaban pues habían ido a celebrar con tíos, cena a la que decliné por preferir salir con un individuo quien a la mera hora me dejó plantado y nunca me respondió.
A la medianoche me acosté, entre sonido de cuetes y fuegos pirotécnicos provenientes de la calle.
Lloré de tristeza.
Estaba yo planeando qué hacer el día del grito de Independencia, cuando recibí la llamada de un muchacho (bueno, ni tan muchacho pues tiene 33 años), muy guapo de padres españoles y a quien conocí hace semanas en un antro, quien me invitó a pasarla con él en su depa. De inmediato accedí.
Así las cosas, por la mañana me pusé mi mejor ropa interior, la más sexy según yo; organicé mi día para poder estar listo y libre para él a las 4 de la tarde en que iríamos al cine.
Antes de salir del trabajo escuché en el radio que acababan de abrir la Avenida Paseo de la Reforma. Fue tanto mi gusto y de ver el día tan hermoso, que me escapé del trabajo en mi auto y conducí hasta la avenida. Y es verdad. Qué bella ciudad. La Avenida se ve imponente. El sol a todo su esplendor. Me detuve y observé a lo largo de la avenida. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido, y en verdad, por primera vez en mi vida, valoré ésta hermosa avenida y valoré la Ciudad en que vivo. Quizá me vi muy cursi, pero incluso lloré.
...
Y dieron las 4 PM. El fulano no me llamó. Dieron las 5, y me moría de hambre. Le envié varios mensajes, pero nunca obtuve respuesta. Mi prima me llamó para invitarme a comer y aprovechar para hacerme entrega de regalos de Francia. Me convenció y fui. Estuve con ella hasta las 7 PM. Platicamos de mil cosas. Me dio reglaos para mí y mis papás. A mi me trajo la colección de libros “Les Rois Maudits” y una revista gay llamada “Têtu”. A mis papás les trajo chocolates que a su vez nos envió mi hermana. Terminamos y se fue, pues tenía cena mexicana con su novio y mi tío.
A las 7.30 PM seguía yo de imbécil esperanzado en que el fulano aquél me llamaría. No lo hizo. Así que bolsa en mano con libros, chocolates y una revista gay francesa, me metí al cine... sólo.
Salí a las 10 PM. Conduje a casa pero antes me detuve en el recién reinaugurado Ángel de la Independencia. Se veía hermoso. La gente agitando banderas, tocando trompetas y arrojando huevos con harina y confeti. A las 11 PM dimos el grito.
A las 11.45 PM llegué a casa. Mis papás no estaban pues habían ido a celebrar con tíos, cena a la que decliné por preferir salir con un individuo quien a la mera hora me dejó plantado y nunca me respondió.
A la medianoche me acosté, entre sonido de cuetes y fuegos pirotécnicos provenientes de la calle.
Lloré de tristeza.
Thursday, September 14, 2006
“El viajero solitario”
Éste año ha sido de grandes cosechas. Como ya lo había escrito, hace unas semanas me ascendieron. Hoy me informaron que la próxima semana, tendré que viajar a Madrid, España. Tengo que ir a contactar a una sociedad con quien tendré que cabildear y convenir algunos acuerdos, todo ello en materia de Propiedad Intelectual. Acudirán a Madrid varias sociedades de todo el mundo, de Japón, Rusia, Francia e Inglaterra. Estaré ahí una semana. Tendré dos días de descanso, y tomaré un avión que me lleve a Ginebra, Suiza. ¡Acudiré a la OMPI!
El que un abogado especializado en Derechos de Autor acuda a la Asamblea Anual de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), es ¡lo máximo! No hay mejor cosa en un currículum que eso. Es un sueño hecho realidad. Acudiré además en representación de varias sociedades, y como será una asamblea, mi voto contará. ¡Oh qué importante me siento! Mi permanencia en Ginebra será de una semana. Llamé a un abogado que ha acudido a esas asambleas, yo muy contento, pero me advirtió “Sí, suenas muy contento, pero irás de trabajo y te adelanto que una de las sesiones recuerdo que terminamos a las 4 de la madrugada”. ¡Bah! Total, espero traer aún el horario de América, je je je.
Tendré después otro fin de semana de descanso, días que aprovecharé para ir a visitar a mi hermana a Holanda. Tomaré ahí unos días de vacaciones, así que estaré de regreso en suelo azteca la tercera semana de octubre.
¡Wow! Qué contento me siento, aunque...
... qué frustrante saber que he logrado llenar con éxito varias dimensiones de mi vida, trabajo, salúd, aspecto físico, etc., pero... el amor sigue vacío. Sé que en éste nuevo viaje, en que haré contactos profesionales, también conoceré bellos lugares, y todo ello no lo podré compartir con nadie. Me iré sólo y cuando regrese, sé que no habrá nadie en el aeropuerto esperándome con los brazos abiertos para preguntarme cómo me fue.
Que rara mezcla de sentimientos.
Ahora debo ver quién me presta un portatrajes y una maleta, pues la que tenía y me gustaba por grandota y práctica, se la llevó mi hermana a Holanda.
¿Me dará tiempo? Estoy a una semana de partir.
Éste año ha sido de grandes cosechas. Como ya lo había escrito, hace unas semanas me ascendieron. Hoy me informaron que la próxima semana, tendré que viajar a Madrid, España. Tengo que ir a contactar a una sociedad con quien tendré que cabildear y convenir algunos acuerdos, todo ello en materia de Propiedad Intelectual. Acudirán a Madrid varias sociedades de todo el mundo, de Japón, Rusia, Francia e Inglaterra. Estaré ahí una semana. Tendré dos días de descanso, y tomaré un avión que me lleve a Ginebra, Suiza. ¡Acudiré a la OMPI!
El que un abogado especializado en Derechos de Autor acuda a la Asamblea Anual de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), es ¡lo máximo! No hay mejor cosa en un currículum que eso. Es un sueño hecho realidad. Acudiré además en representación de varias sociedades, y como será una asamblea, mi voto contará. ¡Oh qué importante me siento! Mi permanencia en Ginebra será de una semana. Llamé a un abogado que ha acudido a esas asambleas, yo muy contento, pero me advirtió “Sí, suenas muy contento, pero irás de trabajo y te adelanto que una de las sesiones recuerdo que terminamos a las 4 de la madrugada”. ¡Bah! Total, espero traer aún el horario de América, je je je.
Tendré después otro fin de semana de descanso, días que aprovecharé para ir a visitar a mi hermana a Holanda. Tomaré ahí unos días de vacaciones, así que estaré de regreso en suelo azteca la tercera semana de octubre.
¡Wow! Qué contento me siento, aunque...
... qué frustrante saber que he logrado llenar con éxito varias dimensiones de mi vida, trabajo, salúd, aspecto físico, etc., pero... el amor sigue vacío. Sé que en éste nuevo viaje, en que haré contactos profesionales, también conoceré bellos lugares, y todo ello no lo podré compartir con nadie. Me iré sólo y cuando regrese, sé que no habrá nadie en el aeropuerto esperándome con los brazos abiertos para preguntarme cómo me fue.
Que rara mezcla de sentimientos.
Ahora debo ver quién me presta un portatrajes y una maleta, pues la que tenía y me gustaba por grandota y práctica, se la llevó mi hermana a Holanda.
¿Me dará tiempo? Estoy a una semana de partir.
Wednesday, September 13, 2006
“¡Huyan del feo! ¡Huyan! Run for your lives!”
A raíz de mi penúltimo post, en que mencioné que recordé a Alejandro, éste lo leyó y me envió un mensaje a mi celular agradeciéndome lo que ahí dije. No niego que me causó mucho gusto volver a saber de él, sin embargo el temor de volverme a sentir mal a causa de tener contacto con él, me hizo (y me hace) dudar sobre si sigo respondiéndole o si mejor de plano y como se lo pedí, ya no volver a saber de él.
No puedo siquiera saber con qué tono hemos dizque retomado contacto, pues hemos tenido “charlas” muy equis, como qué hemos hecho últimamente, decidir sobre volvernos a ver, o incluso preguntas de su parte que ni al caso como el porqué quité páginas con mis fotos.
Anoche, y después de varios mensajitos en teléfono celular, creí que mejor sería llamarle por teléfono y platicar con él, pero cuando le pedí el número de teléfono de su casa, y que ya tenía e incluso le había llamado años antes para charlar, se negó a darmelo. Ok, nunca dijo “No te lo doy” pero sus actitudes hablan más que un “No”, todo con evasivas. Creo que son ya algunos años de dizque conocernos como para que no me tenga confianza. Me acosté con esa decepción.
Hoy en la mañana confirmé sus actitudes. Le pregunté su horario de trabajo, simplemente eso, yo en aras de organizarme y proponerle posteriormente fueramos al cine. Su respuesta fue desconcertante. Me dijo la hora de salida, pero se justificó de inmediato diciéndo que no podía hacer nada pues iba a comer con su papá o tenía otras actividades. Comprobé entonces que de plano no me conviene su amistad. Me tomó tan sólo 2 días de haberlo contactado de nuevo, con verdadero gusto, para que la otra cara de la moneda me indicara que en verdad no me conviene su amistad, una amistad sin confianza, con temores, con reticencias y demás. Yo sólo quería invitarlo al cine. Verlo me hubiera dado gusto. No tenía la intención de tocarlo siquiera, ni de quitarle más tiempo, ni de forzarlo a ir a comer o cenar saliendo del cine.
¿Porqué todos me huyen? Soy feo, difícil y quizá un loco, pero jamás les haría daño, mucho menos cuando les tengo aprecio.
Si anoche me había acostado con una decepción, hoy me acosté con tristeza.
Mucha.
A raíz de mi penúltimo post, en que mencioné que recordé a Alejandro, éste lo leyó y me envió un mensaje a mi celular agradeciéndome lo que ahí dije. No niego que me causó mucho gusto volver a saber de él, sin embargo el temor de volverme a sentir mal a causa de tener contacto con él, me hizo (y me hace) dudar sobre si sigo respondiéndole o si mejor de plano y como se lo pedí, ya no volver a saber de él.
No puedo siquiera saber con qué tono hemos dizque retomado contacto, pues hemos tenido “charlas” muy equis, como qué hemos hecho últimamente, decidir sobre volvernos a ver, o incluso preguntas de su parte que ni al caso como el porqué quité páginas con mis fotos.
Anoche, y después de varios mensajitos en teléfono celular, creí que mejor sería llamarle por teléfono y platicar con él, pero cuando le pedí el número de teléfono de su casa, y que ya tenía e incluso le había llamado años antes para charlar, se negó a darmelo. Ok, nunca dijo “No te lo doy” pero sus actitudes hablan más que un “No”, todo con evasivas. Creo que son ya algunos años de dizque conocernos como para que no me tenga confianza. Me acosté con esa decepción.
Hoy en la mañana confirmé sus actitudes. Le pregunté su horario de trabajo, simplemente eso, yo en aras de organizarme y proponerle posteriormente fueramos al cine. Su respuesta fue desconcertante. Me dijo la hora de salida, pero se justificó de inmediato diciéndo que no podía hacer nada pues iba a comer con su papá o tenía otras actividades. Comprobé entonces que de plano no me conviene su amistad. Me tomó tan sólo 2 días de haberlo contactado de nuevo, con verdadero gusto, para que la otra cara de la moneda me indicara que en verdad no me conviene su amistad, una amistad sin confianza, con temores, con reticencias y demás. Yo sólo quería invitarlo al cine. Verlo me hubiera dado gusto. No tenía la intención de tocarlo siquiera, ni de quitarle más tiempo, ni de forzarlo a ir a comer o cenar saliendo del cine.
¿Porqué todos me huyen? Soy feo, difícil y quizá un loco, pero jamás les haría daño, mucho menos cuando les tengo aprecio.
Si anoche me había acostado con una decepción, hoy me acosté con tristeza.
Mucha.
Monday, September 11, 2006
“En tierra de horribles, el feo es rey”
El haberme acostado con el muchacho del cuál conté en mi último post, reactivó mis impulsos y deseos sexuales (¿y es eso malo?). Ya tenía mucho de estar en fase “stand by”. El trabajo me ha absorbido mucho, y mi árduo esfuerzo en el gym quizá me ha quitado energías que debiera ocupar y ahorrar para mis genitales. Pero éstos recientes días me he sentido como un adolescente que tiene sus sueños húmedos y piensa en sexo hasta en la sopa.
No resistí las ganas y fui a una fiesta de sexo. Me llegó la invitación por e-mail. La última vez que había ido no la olvido pues un hijo de puta me rayó mi automóvil (de hecho el coche sigue igual de rayado).
Entré, me quité la ropa, quedé en puros chones, ni siquiera tenis o calcetines, sino descalzo, y entré en las habitaciones. El lugar estaba muy lleno. Tres habitaciones, una completamente oscura, la otra con velas y una cama con velo à-la-Linda-Blair en “El Exorcista”, No puedo negarlo. Me siguieron como perros en brama, bueno, también yo andaba en brama, así que sucumbí rápidamente a los manoseos. Cuando pude verme, literalmente pues me reflejaba en un gran espejo, noté la sensación que causé. Mis pectorales recientemente afeitados, muy marcados, mis brazos igual y mis piernas muy bien torneadas, todo yo en manos como de 4 tipos, no me importó si eran guapos o no. Una onda muy narcisista. No hubo sexo total, todo quedó en manoseos, faje, lamidas en mis pezones y sexo oral. Cuando tuve mi orgasmo, me puse mi recién adquirido bikini “Alfani” y salí. Fui directo a servirme algo de beber. Sólo había vodka. Comencé a beberlo y al voltear vi que unos 10 sujetos estaban oportunamente sirviéndose tequila, todos viéndome y sonriendo, como cortejándome. No supe ni sé al día de hoy si mi pegue fue por 1.- ¡Porque me veo realmente bien!, 2.- Porque quizá llegué ya noche y ellos tal vez llevaban follando desde muchas horas antes así que les resulté novedoso, o 3.- (y la que me resulta más apegada a la realidad) Porque así estarían de horribles y feos, y se cumplió el refrán de “En tierra de ciegos, el tuerto es rey”, aunque en mi caso sería algo así como “En orgías de horribles, el feo es rey”.
Duré en el lugar una hora.
Me vestí y salí.
Al día de hoy, sigo con mis impulsos sexuales tremendamente activados.
El haberme acostado con el muchacho del cuál conté en mi último post, reactivó mis impulsos y deseos sexuales (¿y es eso malo?). Ya tenía mucho de estar en fase “stand by”. El trabajo me ha absorbido mucho, y mi árduo esfuerzo en el gym quizá me ha quitado energías que debiera ocupar y ahorrar para mis genitales. Pero éstos recientes días me he sentido como un adolescente que tiene sus sueños húmedos y piensa en sexo hasta en la sopa.
No resistí las ganas y fui a una fiesta de sexo. Me llegó la invitación por e-mail. La última vez que había ido no la olvido pues un hijo de puta me rayó mi automóvil (de hecho el coche sigue igual de rayado).
Entré, me quité la ropa, quedé en puros chones, ni siquiera tenis o calcetines, sino descalzo, y entré en las habitaciones. El lugar estaba muy lleno. Tres habitaciones, una completamente oscura, la otra con velas y una cama con velo à-la-Linda-Blair en “El Exorcista”, No puedo negarlo. Me siguieron como perros en brama, bueno, también yo andaba en brama, así que sucumbí rápidamente a los manoseos. Cuando pude verme, literalmente pues me reflejaba en un gran espejo, noté la sensación que causé. Mis pectorales recientemente afeitados, muy marcados, mis brazos igual y mis piernas muy bien torneadas, todo yo en manos como de 4 tipos, no me importó si eran guapos o no. Una onda muy narcisista. No hubo sexo total, todo quedó en manoseos, faje, lamidas en mis pezones y sexo oral. Cuando tuve mi orgasmo, me puse mi recién adquirido bikini “Alfani” y salí. Fui directo a servirme algo de beber. Sólo había vodka. Comencé a beberlo y al voltear vi que unos 10 sujetos estaban oportunamente sirviéndose tequila, todos viéndome y sonriendo, como cortejándome. No supe ni sé al día de hoy si mi pegue fue por 1.- ¡Porque me veo realmente bien!, 2.- Porque quizá llegué ya noche y ellos tal vez llevaban follando desde muchas horas antes así que les resulté novedoso, o 3.- (y la que me resulta más apegada a la realidad) Porque así estarían de horribles y feos, y se cumplió el refrán de “En tierra de ciegos, el tuerto es rey”, aunque en mi caso sería algo así como “En orgías de horribles, el feo es rey”.
Duré en el lugar una hora.
Me vestí y salí.
Al día de hoy, sigo con mis impulsos sexuales tremendamente activados.
Monday, September 04, 2006
“Para eso están las chavas”
Tenía mucho tiempo de no ligar en Internet. Le perdí Fe y toda confianza a los contactos por Internet. Definitivamente no me llevo buenos recuerdos de los ligues vía Internet, pero hoy lo hice de nuevo... ¡y de qué manera!
Él fue quien me ligó a mi. Me envió un mensajito diciéndome que le gustaba, que le parecía sexy, y demás etcéteras-infla-mi-ego. Le respondí. Vi sus fotos y también me agradó. No cuerpo de gym pero sí entre robusto y tirándole a llenito. Un tipo blanco, y de bonitos ojos. Me fui de espaldas cuando me dijo su edad: 20 años cumplidos en marzo. Universitario y niño bien. Le advertí que la diferencia de 16 años, sería una analogía a si yo hubiera tenido un hijo en mi adolescencia. Podría ser su papá. No le importó y me la cantó: quería acostarse conmigo. La idea me pareció ridícula en principio, pero después me convenció (poder de convencimiento que lo hace peligroso desde éste momento para todo sujeto que se cruce en su camino cuando tenga unos 25 años).
Tenía también mucho tiempo de no ir a un hotel de paso, pero no se me ocurrió otro lugar para verme con éste muchacho. De hecho estaba yo por proponerle algún sitio cuando de él salió citarme en un famoso hotel de la colonia Roma, aunque famoso por ser gay friendly. Oh... de 20 años pero bastante conocedor de la putería. Sus clases de Universidad terminaban a las 2 PM así que se fue directito al hotelito y desde ahí me marcó indicándome el número de habitación. Seguía yo en el trabajo, así que inventé un pretexto a mi secretaria (¡a mi secretaria! ¿los patos tirándole a las escopetas?) para salir temprano. A los 5 minutos iba ya camino al hotel y mientras conducía recordé a algún psicólogo especialista en temas sexuales que escuché en el radio y quien dijo que había que tener especial cuidado, cuando el sexo obsesivo fuera tal que nos orillara a hacer a un lado el trabajo u obligaciones cotidianas con tal de llevarlo a cabo. Pero bueno ¿qué tanto era tantito? Además, tenía mucho sin follar y sería una experiencia bastante nueva, pues jamás me había acostado con alguien con semejante diferencia de edad.
Llegué pues al hotel. Subí y toqué la puerta. A los 10 segundos se abrió, y tras de ella estaba ahí Pablo. Un muchacho de bonitos ojos y pestañas, linda sonrisa, unos 10 centímetros más alto que yo, y bastante, mucho muy demasiado nervioso. Me saludó de mano. Me esperaba ya en puros chones y su playera. Lo abracé. No lo solté pues quise infundirle confianza. Mientras lo tenía entre mis brazos le hablé al oído. Le comenté sobre el tráfico, sobre mi día en la oficina, y le pregunté sobre su día en la Universidad. Mientras tanto lo acaricié, pasé mis manos por su cintura, y me encantaron sus pequeñas llantitas a los lados, de esas de niño bien (¿alguna vez mencioné que esas llantitas se me hacen de lo más sexys?). Comenzó a platicar, y fue entonces que provocó en mí otro tipo de emoción. Lo miré, lo escuché, lo toqué y lo sentí. Su tipo, su voz, su aire, me recordaron de inmediato y sin vacilar a Alejandro (sí, el mismo de quien he hablado en éste blog). Me entró entonces un inesperado nerviosismo. Ahora el nervioso era yo, mientras Pablo estaba ya completamente deshinibido e incluso ¡desnudo! Me abrazó, me tiró en la cama y comenzó a desnudarme. ¡Bastante fogosito el nene! Hicimos pues bastantes cosas, ninguna fuera de lo normal, a excepción que las 3 horas que estuvimos juntos, no pude dejar de relacionarlo con Alex. Además el sentimiento paternal de mi parte fue evidente todo el tiempo. Hubieron incluso momentos en que se acurrucaba en mi y se quedaba dormido, mientras yo le acariciaba las cejas, el cabello o la espalda. Me sentí muy bien, quizá por saber que puedo brindar confianza y seguridad en alguien, o quizá por imaginar que era Alejandro. Creo fueron ambas cosas. Ahorita quisiera creer que fue lo primero, aunque lo segundo pudo haber sido la verdadera explicación.
Una vez que ambos alcanzamos nuestros respectivos orgasmos, hicimos lo típico de las películas: nos abrazamos y platicamos (sin los cigarrillos). Fue entonces que conocí más acerca de él: Tiene apenas un año en la cuestión gay; es el menor de 5 hermanos; efectivamente es niño bien; ésta fue la 4a ocasión que tenía sexo gay; es pasivo en el sexo, y a mi pregunta de si nunca había intentado ser activo, respondió “¿Con un hombre? ¿para qué? Para eso están las chavas”; me pareció una reflexión bastante sincera e inteligente, me contó pues que en la prepa y actualmente en la Universidad, tiene mucho pegue con las chicas, al grado que perdió la virginidad con una de 20 cuando él apenas tenía 15. Estaba yo escuchando e incluso casi al grado de tomar notas y apuntes. Yo ufanándome de mis 36 “experimentados” años cuando fácilmente éste chico me llevará de calle en un par de años más. Tocó mi turno a platicar, y en ese feeling paternal le di uno que otro consejo, sobre todo que se cuidara de todos los gays hijos de puta que se encontrará seguramente en su camino, máxime que tiene un ángel conquistador y no le costará trabajo ligar ni conocer gente. Pero quizá el comentario de la tarde fue cuando le dije que me recordaba a “alguien”. “¿A quién?” me preguntó. “Un amigo” respondí. “¿Y porqué suspiraste?” cuestionó. No respondí, en primera al descubrir que efectivamente había suspirado, y en segunda, porque no supe qué responder.
Dieron las 6 de la tarde. Nos vestimos. Él se baño y me permitió verlo. También dejó que lo viera vestirse. Ya vestido vi que efectivamente representaba a un chico de 20 años. Con sus tenis casuales “Puma”, jeans, playera “A&F” y gorra de algún equipo de futbol (éste último detalle me enfatizó y corroboró el recuerdo a Alejandro).
Salimos y en el estacionamiento nos abrazamos y despedimos. Hoy, 3 días después, ha sucedido lo que sabía sucedería: Pablo me ha bloqueado de su messenger. No volveré a saber de él, sin embargo, dejó en mi nuevamente el recuerdo de Alejandro, quien quizá lea ésto (ignoro si sigue leyendo mi blog).
Si lo lee, ojalá lo tome sin ningun enojo.
Saludos con cariño, Alejandro.
Tenía mucho tiempo de no ligar en Internet. Le perdí Fe y toda confianza a los contactos por Internet. Definitivamente no me llevo buenos recuerdos de los ligues vía Internet, pero hoy lo hice de nuevo... ¡y de qué manera!
Él fue quien me ligó a mi. Me envió un mensajito diciéndome que le gustaba, que le parecía sexy, y demás etcéteras-infla-mi-ego. Le respondí. Vi sus fotos y también me agradó. No cuerpo de gym pero sí entre robusto y tirándole a llenito. Un tipo blanco, y de bonitos ojos. Me fui de espaldas cuando me dijo su edad: 20 años cumplidos en marzo. Universitario y niño bien. Le advertí que la diferencia de 16 años, sería una analogía a si yo hubiera tenido un hijo en mi adolescencia. Podría ser su papá. No le importó y me la cantó: quería acostarse conmigo. La idea me pareció ridícula en principio, pero después me convenció (poder de convencimiento que lo hace peligroso desde éste momento para todo sujeto que se cruce en su camino cuando tenga unos 25 años).
Tenía también mucho tiempo de no ir a un hotel de paso, pero no se me ocurrió otro lugar para verme con éste muchacho. De hecho estaba yo por proponerle algún sitio cuando de él salió citarme en un famoso hotel de la colonia Roma, aunque famoso por ser gay friendly. Oh... de 20 años pero bastante conocedor de la putería. Sus clases de Universidad terminaban a las 2 PM así que se fue directito al hotelito y desde ahí me marcó indicándome el número de habitación. Seguía yo en el trabajo, así que inventé un pretexto a mi secretaria (¡a mi secretaria! ¿los patos tirándole a las escopetas?) para salir temprano. A los 5 minutos iba ya camino al hotel y mientras conducía recordé a algún psicólogo especialista en temas sexuales que escuché en el radio y quien dijo que había que tener especial cuidado, cuando el sexo obsesivo fuera tal que nos orillara a hacer a un lado el trabajo u obligaciones cotidianas con tal de llevarlo a cabo. Pero bueno ¿qué tanto era tantito? Además, tenía mucho sin follar y sería una experiencia bastante nueva, pues jamás me había acostado con alguien con semejante diferencia de edad.
Llegué pues al hotel. Subí y toqué la puerta. A los 10 segundos se abrió, y tras de ella estaba ahí Pablo. Un muchacho de bonitos ojos y pestañas, linda sonrisa, unos 10 centímetros más alto que yo, y bastante, mucho muy demasiado nervioso. Me saludó de mano. Me esperaba ya en puros chones y su playera. Lo abracé. No lo solté pues quise infundirle confianza. Mientras lo tenía entre mis brazos le hablé al oído. Le comenté sobre el tráfico, sobre mi día en la oficina, y le pregunté sobre su día en la Universidad. Mientras tanto lo acaricié, pasé mis manos por su cintura, y me encantaron sus pequeñas llantitas a los lados, de esas de niño bien (¿alguna vez mencioné que esas llantitas se me hacen de lo más sexys?). Comenzó a platicar, y fue entonces que provocó en mí otro tipo de emoción. Lo miré, lo escuché, lo toqué y lo sentí. Su tipo, su voz, su aire, me recordaron de inmediato y sin vacilar a Alejandro (sí, el mismo de quien he hablado en éste blog). Me entró entonces un inesperado nerviosismo. Ahora el nervioso era yo, mientras Pablo estaba ya completamente deshinibido e incluso ¡desnudo! Me abrazó, me tiró en la cama y comenzó a desnudarme. ¡Bastante fogosito el nene! Hicimos pues bastantes cosas, ninguna fuera de lo normal, a excepción que las 3 horas que estuvimos juntos, no pude dejar de relacionarlo con Alex. Además el sentimiento paternal de mi parte fue evidente todo el tiempo. Hubieron incluso momentos en que se acurrucaba en mi y se quedaba dormido, mientras yo le acariciaba las cejas, el cabello o la espalda. Me sentí muy bien, quizá por saber que puedo brindar confianza y seguridad en alguien, o quizá por imaginar que era Alejandro. Creo fueron ambas cosas. Ahorita quisiera creer que fue lo primero, aunque lo segundo pudo haber sido la verdadera explicación.
Una vez que ambos alcanzamos nuestros respectivos orgasmos, hicimos lo típico de las películas: nos abrazamos y platicamos (sin los cigarrillos). Fue entonces que conocí más acerca de él: Tiene apenas un año en la cuestión gay; es el menor de 5 hermanos; efectivamente es niño bien; ésta fue la 4a ocasión que tenía sexo gay; es pasivo en el sexo, y a mi pregunta de si nunca había intentado ser activo, respondió “¿Con un hombre? ¿para qué? Para eso están las chavas”; me pareció una reflexión bastante sincera e inteligente, me contó pues que en la prepa y actualmente en la Universidad, tiene mucho pegue con las chicas, al grado que perdió la virginidad con una de 20 cuando él apenas tenía 15. Estaba yo escuchando e incluso casi al grado de tomar notas y apuntes. Yo ufanándome de mis 36 “experimentados” años cuando fácilmente éste chico me llevará de calle en un par de años más. Tocó mi turno a platicar, y en ese feeling paternal le di uno que otro consejo, sobre todo que se cuidara de todos los gays hijos de puta que se encontrará seguramente en su camino, máxime que tiene un ángel conquistador y no le costará trabajo ligar ni conocer gente. Pero quizá el comentario de la tarde fue cuando le dije que me recordaba a “alguien”. “¿A quién?” me preguntó. “Un amigo” respondí. “¿Y porqué suspiraste?” cuestionó. No respondí, en primera al descubrir que efectivamente había suspirado, y en segunda, porque no supe qué responder.
Dieron las 6 de la tarde. Nos vestimos. Él se baño y me permitió verlo. También dejó que lo viera vestirse. Ya vestido vi que efectivamente representaba a un chico de 20 años. Con sus tenis casuales “Puma”, jeans, playera “A&F” y gorra de algún equipo de futbol (éste último detalle me enfatizó y corroboró el recuerdo a Alejandro).
Salimos y en el estacionamiento nos abrazamos y despedimos. Hoy, 3 días después, ha sucedido lo que sabía sucedería: Pablo me ha bloqueado de su messenger. No volveré a saber de él, sin embargo, dejó en mi nuevamente el recuerdo de Alejandro, quien quizá lea ésto (ignoro si sigue leyendo mi blog).
Si lo lee, ojalá lo tome sin ningun enojo.
Saludos con cariño, Alejandro.