Sunday, April 30, 2006
“Más verde que Hulk y el valle de Maureen O’Hara”
Falté a trabajar jueves y viernes. Pedí permiso desde hace un mes. El motivo: participar como asistente de dirección en un cortometraje de comedia alusivo al futbol, producido por importante agencia de publicidad, y que se exhibirá en cines y TV aprovechando que viene ya el Mundial de Futból. Mi gran amiga Lucía, la directora, me invitó. Creo que sabe que soy un tipo que cuando se compromete a algo, no falla en ello, por eso me jaló para su proyecto.
Los tres días fueron de madrugarle. Los llamados fueron a las 5.30 AM. El escenario, histórico e imponente: el Estadio Azteca. Y pensar que odio el futbol soccer. Ironías de la vida. Sé que habrá fanáticos del soccer que se sentirían orgásmicamente realizados jugando en la cancha del Estadio Azteca, y yo, un fulano neófito de éste deporte nacional, corrí por la cancha; me tiré justo en el centro donde se pone el balón para echarme una siestesita; me colgué de las porterías; utilicé a mis anchas las instalaciones bajo los túneles radio Motorola y megáfono en manos; y el colmo, me aventé otra siestesita en las butacas especiales de las bancas de los equipos. En todas éstas actividades que obviamente hacía mientras los engargados de fotografía preparaban las cámaras, los dollies y la steady-cam, me dí cuenta de varios detallitos: 1.- El pasto más verde que la piel de Hulk ¡está pintado!, sí, unos trabajadores lo pintan con compresoras, de ahí el verdoso fulgor, y lo noté precisamente cuando me tiré en el pasto para que me tomaran fotos, ya que al levantarme, tenía mis jeans más verdes que el valle de la película con Maureen O’Hara; 2.- Los jugadores que están en las bancas, son unos verdaderos cerdos; cuando quité las lonas me tocó ayudar a limpiar los botes vacíos de “Powerade”, periódicos mojados, bolsas de plástico, y papel sanitario que sobraron del juego previo que supongo había habido una noche antes; mientras lo hacía quería encontrar incluso algún condón usado, para imaginar a un fulano que se apellida Davino y que dicen que es gay, follando en plena banca, pero no, no hubo nada de eso; 3.- Los túneles del interior son verdaderos laberintos; en el primer día de filmación, aún obscuro, me perdí buscando el área que nos habían asignado para producción; 4.- La cancha, que en TV se ve inmensa, realmente no lo es tanto; cuando me dijeron que tendría que coordinar a los extras dándoles instrucciones con mi megáfono en mano y corriendo tras ellos por toda la cancha, me dio hueva de sólo pensarlo, pero ya en filmación, cruzaba la cancha sin mayor problema (claro que el hacer jogging últimamente me ayudó para la condición física); 5.- El techo que cubre las gradas está tan grande, que cuando nos cayó un aguacero estando en mera cancha, creí que el equipo de filmación se dañaría, pero no nos cayó una sóla gota; supongo también ayudó el hecho de que la lluvia estaba cayendo de forma diagonal; 6.- En los extras, staff y crew de producción, había uno que otro nene bonito y bastante antojable; uno de ellos, Pablo, argentino, que coordinaba al equipo de iluminación, era alto, rubio y ojitos verdes, vestía bermudas y tenis sin calcetines dejando ver sus güeritos vellos... oh, cómo cautivó mi pupila durante el día; también habían dos nenes guapetones y coquetos de los “Merengues” (así se llamaba el equipo en el corto), que a pesar de ser extras, se notaba les encantaba el futbol pues cada que les gritaba “¡Corte!” con mi megáfono y voz de macho, se ponían a practicar tiros a portería, afortunadamente para mí, corría hacia ellos como papá regañón a quitarles el balón, pues teníamos prohibido jugar salvo para meros efectos de filmación, así que aprovechaba al recogerles el balón, para re-cogerlos con mi mirada y sonrisa... Y bueno, éste último punto sexto, no tuvo nada de detalles curiosos referentes al Azteca en sí, sino como siempre, con mis puterías.
Disfruté los 3 días eso sí. Pero (siempre hay un “pero” en mis historias) cuando terminamos sentí un feo sentimiento de frustración de saber que mi proyecto de cortometraje está enlatado, pues no me siento capaz de tener semejante responsabilidad de manejar a un equipo de filmación tan grande, además de no contar con los recursos económicos suficientes para ello. Sentí pues envidia hacia Lucía. La observaba cómo era el centro de atención de todos (claro, era la Directora), y yo, era el simple asistente con un megafonito en mano. Fue tal la frustración y envidia, que cuando terminamos la filmación, fui el único en no aplaudir ni abrazar de felicitación a nadie, y lo peor, me salí sin despedirme.
Ni siquiera fui a la wrapping party que las producciones ofrecen al crew al final de cada filmación. Hoy me enteré que terminaron a las 5 de la mañana, mientras que yo, a las 10 PM ya estaba en mi cama, luz apagada, sin dormir, reflexionando en la envidia que sentí.
Falté a trabajar jueves y viernes. Pedí permiso desde hace un mes. El motivo: participar como asistente de dirección en un cortometraje de comedia alusivo al futbol, producido por importante agencia de publicidad, y que se exhibirá en cines y TV aprovechando que viene ya el Mundial de Futból. Mi gran amiga Lucía, la directora, me invitó. Creo que sabe que soy un tipo que cuando se compromete a algo, no falla en ello, por eso me jaló para su proyecto.
Los tres días fueron de madrugarle. Los llamados fueron a las 5.30 AM. El escenario, histórico e imponente: el Estadio Azteca. Y pensar que odio el futbol soccer. Ironías de la vida. Sé que habrá fanáticos del soccer que se sentirían orgásmicamente realizados jugando en la cancha del Estadio Azteca, y yo, un fulano neófito de éste deporte nacional, corrí por la cancha; me tiré justo en el centro donde se pone el balón para echarme una siestesita; me colgué de las porterías; utilicé a mis anchas las instalaciones bajo los túneles radio Motorola y megáfono en manos; y el colmo, me aventé otra siestesita en las butacas especiales de las bancas de los equipos. En todas éstas actividades que obviamente hacía mientras los engargados de fotografía preparaban las cámaras, los dollies y la steady-cam, me dí cuenta de varios detallitos: 1.- El pasto más verde que la piel de Hulk ¡está pintado!, sí, unos trabajadores lo pintan con compresoras, de ahí el verdoso fulgor, y lo noté precisamente cuando me tiré en el pasto para que me tomaran fotos, ya que al levantarme, tenía mis jeans más verdes que el valle de la película con Maureen O’Hara; 2.- Los jugadores que están en las bancas, son unos verdaderos cerdos; cuando quité las lonas me tocó ayudar a limpiar los botes vacíos de “Powerade”, periódicos mojados, bolsas de plástico, y papel sanitario que sobraron del juego previo que supongo había habido una noche antes; mientras lo hacía quería encontrar incluso algún condón usado, para imaginar a un fulano que se apellida Davino y que dicen que es gay, follando en plena banca, pero no, no hubo nada de eso; 3.- Los túneles del interior son verdaderos laberintos; en el primer día de filmación, aún obscuro, me perdí buscando el área que nos habían asignado para producción; 4.- La cancha, que en TV se ve inmensa, realmente no lo es tanto; cuando me dijeron que tendría que coordinar a los extras dándoles instrucciones con mi megáfono en mano y corriendo tras ellos por toda la cancha, me dio hueva de sólo pensarlo, pero ya en filmación, cruzaba la cancha sin mayor problema (claro que el hacer jogging últimamente me ayudó para la condición física); 5.- El techo que cubre las gradas está tan grande, que cuando nos cayó un aguacero estando en mera cancha, creí que el equipo de filmación se dañaría, pero no nos cayó una sóla gota; supongo también ayudó el hecho de que la lluvia estaba cayendo de forma diagonal; 6.- En los extras, staff y crew de producción, había uno que otro nene bonito y bastante antojable; uno de ellos, Pablo, argentino, que coordinaba al equipo de iluminación, era alto, rubio y ojitos verdes, vestía bermudas y tenis sin calcetines dejando ver sus güeritos vellos... oh, cómo cautivó mi pupila durante el día; también habían dos nenes guapetones y coquetos de los “Merengues” (así se llamaba el equipo en el corto), que a pesar de ser extras, se notaba les encantaba el futbol pues cada que les gritaba “¡Corte!” con mi megáfono y voz de macho, se ponían a practicar tiros a portería, afortunadamente para mí, corría hacia ellos como papá regañón a quitarles el balón, pues teníamos prohibido jugar salvo para meros efectos de filmación, así que aprovechaba al recogerles el balón, para re-cogerlos con mi mirada y sonrisa... Y bueno, éste último punto sexto, no tuvo nada de detalles curiosos referentes al Azteca en sí, sino como siempre, con mis puterías.
Disfruté los 3 días eso sí. Pero (siempre hay un “pero” en mis historias) cuando terminamos sentí un feo sentimiento de frustración de saber que mi proyecto de cortometraje está enlatado, pues no me siento capaz de tener semejante responsabilidad de manejar a un equipo de filmación tan grande, además de no contar con los recursos económicos suficientes para ello. Sentí pues envidia hacia Lucía. La observaba cómo era el centro de atención de todos (claro, era la Directora), y yo, era el simple asistente con un megafonito en mano. Fue tal la frustración y envidia, que cuando terminamos la filmación, fui el único en no aplaudir ni abrazar de felicitación a nadie, y lo peor, me salí sin despedirme.
Ni siquiera fui a la wrapping party que las producciones ofrecen al crew al final de cada filmación. Hoy me enteré que terminaron a las 5 de la mañana, mientras que yo, a las 10 PM ya estaba en mi cama, luz apagada, sin dormir, reflexionando en la envidia que sentí.
Wednesday, April 26, 2006
Quiéreme mucho
Dulce amor mío
Qué amante siempre
Te adoraré
Yo con tus besos
Y tus caricias
Mis sufrimientos
Acallaré
Cuando se quiere de veras
Como te quiero yo a ti
Es imposible mi cielo
Tan separados vivir
“Quiéreme mucho”
(por Gonzalo Roig & Augustin Rodriguez)
La romántica canción viene a cuento por la obra “Bésame mucho” que fui a ver el pasado fin de semana con mi mamá y mi tía y prima de Tuxtla Gutiérrez que están de vacaciones en el D.F. y quedándose en nuestra casa (mmmh, mis papas se están durmiendo en la recámara contigua a la mía por lo que no puedo hacer mucho ruido en la noche… mmmh, lo digo como si tuviera artes amatorios cada noche cuando lo cierto es que toda mi vida he dormido solito).
Tuve la gran puntada de invitarlos. Mi papá decidió quedarse con mi tío pues estaban viendo lo de la compra de un auto. Toda vez que me iba tocar disparar 3 boletos, les advertí que pagaría precios económicos, pero al llegar a la taquilla nos hicieron saber de una promoción donde a mitad de precio podríamos sentarnos en la zona V.I.P. con mesitas, lamparitas, meseros, e interacción con los actores. Accedí de inmediato y compré.
La obra, musical, enfatiza en boleros mexicanos y cubanos desde la década de los años 30 y hasta nuestros días; y en realidad redunda en la letra de “Quiéreme mucho”. Trata sobre el amor imposible de dos muchachos, él mexicano y ella cubana, quienes no pueden amarse por sus trágicos destinos (de hecho cuando se separan y se marca el fin del primer acto, interpretan “Nosotros”, y lo hicieron de tal forma que se me salió una lagrimita, y yo apenado, intenté que no me viera mi mamá ni mi tía ni prima, pero me di cuenta que también lloraban). Ante la tragedia, ella, ahora una anciana, hace lo imposible porque su nieta no sufra el mismo destino, y la ayuda a enamorar a su vecino, interpretado por Plutarco Haza, quien no se me hizo nada guapo (ni en la obra ni cuando fue a mi oficina hace como 1 mes) y además como que el canto no es su fuerte, pero lo hace como mariachi: con sentimiento llegador.
Durante la obra se interpreta “Quiéreme mucho” unas 4 veces en diferentes ritmos. Tanto que traje el tonito algunos días. Y es que la canción es hermosa. Ha de ser la experiencia más bella, estar enamorado.
…
Al terminar la función las invite a cenar a un café de chinos en el Centro Histórico. Cuando terminamos, mi tía y prima despotricaron horrores contra el café que ahí preparan, comparándolo con el café chiapaneco. ¿No entienden que a la tierra que fueres, haz lo que vieres?
En fin.
…
¿Alguien por ahí que me diga ‘Quiéreme mucho’? Con lo enamorado que me dejó la canción y la obra, ¡yo estaría encantado y flojito y cooperando!
Dulce amor mío
Qué amante siempre
Te adoraré
Yo con tus besos
Y tus caricias
Mis sufrimientos
Acallaré
Cuando se quiere de veras
Como te quiero yo a ti
Es imposible mi cielo
Tan separados vivir
“Quiéreme mucho”
(por Gonzalo Roig & Augustin Rodriguez)
La romántica canción viene a cuento por la obra “Bésame mucho” que fui a ver el pasado fin de semana con mi mamá y mi tía y prima de Tuxtla Gutiérrez que están de vacaciones en el D.F. y quedándose en nuestra casa (mmmh, mis papas se están durmiendo en la recámara contigua a la mía por lo que no puedo hacer mucho ruido en la noche… mmmh, lo digo como si tuviera artes amatorios cada noche cuando lo cierto es que toda mi vida he dormido solito).
Tuve la gran puntada de invitarlos. Mi papá decidió quedarse con mi tío pues estaban viendo lo de la compra de un auto. Toda vez que me iba tocar disparar 3 boletos, les advertí que pagaría precios económicos, pero al llegar a la taquilla nos hicieron saber de una promoción donde a mitad de precio podríamos sentarnos en la zona V.I.P. con mesitas, lamparitas, meseros, e interacción con los actores. Accedí de inmediato y compré.
La obra, musical, enfatiza en boleros mexicanos y cubanos desde la década de los años 30 y hasta nuestros días; y en realidad redunda en la letra de “Quiéreme mucho”. Trata sobre el amor imposible de dos muchachos, él mexicano y ella cubana, quienes no pueden amarse por sus trágicos destinos (de hecho cuando se separan y se marca el fin del primer acto, interpretan “Nosotros”, y lo hicieron de tal forma que se me salió una lagrimita, y yo apenado, intenté que no me viera mi mamá ni mi tía ni prima, pero me di cuenta que también lloraban). Ante la tragedia, ella, ahora una anciana, hace lo imposible porque su nieta no sufra el mismo destino, y la ayuda a enamorar a su vecino, interpretado por Plutarco Haza, quien no se me hizo nada guapo (ni en la obra ni cuando fue a mi oficina hace como 1 mes) y además como que el canto no es su fuerte, pero lo hace como mariachi: con sentimiento llegador.
Durante la obra se interpreta “Quiéreme mucho” unas 4 veces en diferentes ritmos. Tanto que traje el tonito algunos días. Y es que la canción es hermosa. Ha de ser la experiencia más bella, estar enamorado.
…
Al terminar la función las invite a cenar a un café de chinos en el Centro Histórico. Cuando terminamos, mi tía y prima despotricaron horrores contra el café que ahí preparan, comparándolo con el café chiapaneco. ¿No entienden que a la tierra que fueres, haz lo que vieres?
En fin.
…
¿Alguien por ahí que me diga ‘Quiéreme mucho’? Con lo enamorado que me dejó la canción y la obra, ¡yo estaría encantado y flojito y cooperando!
Tuesday, April 25, 2006
“Don Quijote”
Mi amigo AD y Susana van a cumplir 2 años de casados. Sí, el amigo aquél que apadriné de anillos en su boda, y a quien mi mama entregara en el altar de manera muy orgullosa (claro, con un hijo puto que nunca se va a casar, hasta yo me sentiría orgulloso de entregar a un tercero).
AD y esposa hicieron visita relámpago a México. Me visitaron así que decidí hacerla de cheff y prepare deliciosos filetes gratinados y rellenos de marisco. Muy temprano me levanté y fui a comprar los ingredientes necesarios: como entrada una crema de chile poblano, posteriormente el plato fuerte: dos capas de filete de pescado rellenas de camarón coctelero, mejillones en su concha, pulto, epazote, mantequilla, aceite de oliva, jitomate y cebolla , con una gruesa capa de queso manchego, todo envuelto en papel aluminio y al vapor; como “guarnición” arroz teriyaki; y como póstre, flan napolitano. Todo acompañado por una botella de vino blanco Chardonnay. AD y Susana me vieron preparar todo y comentaron: “Ya te puedes casar”. As if!
Posteriormente AD me platicó del grave estado de su papá, quien radica en Los Ángeles pero llevaba ya 2 semanas en terapia intensiva. Al señor lo conocí allá por el año 2002 cuando fui a casa de AD de vacaciones (fuimos a Las Vegas, gané 100 dólares invirtiendo 15, jugando Blackjack y con ello disparé suculenta cena a AD y su hermano en el Caesar’s Palace). Ma agradó, sobre todo su look á-la-Don-Quijote.
AD y Susana me trajeron unos cuantos DVDs (la colección de caricaturas de la Pantera Rosa, Brokeback Mountain y la 5a temporada de “Six Feet Under”). Partieron ya de noche pues al día siguiente regresarían a los iunaited esteits.
Dos días después, AD me ha llamado para informarme que su padre ha fallecido.
Me siento impotente por no poder ir en virtud de carencia de visa… y dinero.
Don Floreal (ah qué pinche nombrecito)… descanse en paz.
Mi amigo AD y Susana van a cumplir 2 años de casados. Sí, el amigo aquél que apadriné de anillos en su boda, y a quien mi mama entregara en el altar de manera muy orgullosa (claro, con un hijo puto que nunca se va a casar, hasta yo me sentiría orgulloso de entregar a un tercero).
AD y esposa hicieron visita relámpago a México. Me visitaron así que decidí hacerla de cheff y prepare deliciosos filetes gratinados y rellenos de marisco. Muy temprano me levanté y fui a comprar los ingredientes necesarios: como entrada una crema de chile poblano, posteriormente el plato fuerte: dos capas de filete de pescado rellenas de camarón coctelero, mejillones en su concha, pulto, epazote, mantequilla, aceite de oliva, jitomate y cebolla , con una gruesa capa de queso manchego, todo envuelto en papel aluminio y al vapor; como “guarnición” arroz teriyaki; y como póstre, flan napolitano. Todo acompañado por una botella de vino blanco Chardonnay. AD y Susana me vieron preparar todo y comentaron: “Ya te puedes casar”. As if!
Posteriormente AD me platicó del grave estado de su papá, quien radica en Los Ángeles pero llevaba ya 2 semanas en terapia intensiva. Al señor lo conocí allá por el año 2002 cuando fui a casa de AD de vacaciones (fuimos a Las Vegas, gané 100 dólares invirtiendo 15, jugando Blackjack y con ello disparé suculenta cena a AD y su hermano en el Caesar’s Palace). Ma agradó, sobre todo su look á-la-Don-Quijote.
AD y Susana me trajeron unos cuantos DVDs (la colección de caricaturas de la Pantera Rosa, Brokeback Mountain y la 5a temporada de “Six Feet Under”). Partieron ya de noche pues al día siguiente regresarían a los iunaited esteits.
Dos días después, AD me ha llamado para informarme que su padre ha fallecido.
Me siento impotente por no poder ir en virtud de carencia de visa… y dinero.
Don Floreal (ah qué pinche nombrecito)… descanse en paz.
Monday, April 24, 2006
“La gran caca”
Antiér me sentí importante cuando lo cierto es que nunca lo he sido ni lo seré.
Los editores de una importante revista nacional especializada en cine, me llamaron por teléfono para entrevistarme sobre el guionismo cinematográfico y los Derechos de Autor. Fue tanto lo que les dije al respecto, que terminaron por pedirme mejor les escribiera un artículo al respecto. Así lo hice. Escribí sobre la importancia de darse autovalor a uno mismo, para tener la capacidad de valorar lo que pensamos, creamos y finalmente escribimos a modo de guión, novela, cuento, o demás posibilidades. Lo absurdo es que creo quedó muy bien lo que escribí, y más paradójico e irónico aún, si tomamos en cuenta que escribí sobre ¡darse valor a uno mismo cuando yo no me lo doy a mi persona! De esa forma se han de escribir mentiras universales. Seguramente así se escribió la Biblia. El artículo saldrá publicado la primera semana de mayo.
Por si eso no fuera poco, hoy también me sentí importante.
Mi prima política me invitó a ser jurado en un festival de cortometrajes que se organiza en UNITEC. Presentación de cortos en video realizados por alumnos de varios grupos y de las carreras de diseño gráfico y ciencias de la comunicación. Lo peor del caso, es que fui en calidad de ¡jurado de honor!, y yo decidiría quienes serían los 3 ganadores. Así pues, acudí. Me sentaron en una mesa especial para cacas-grandes y en un auditorio muy bonito. Me reventé cerca de 2 horas de cortometrajes y documentales. Unos buenos, y el resto para la basura. Cuando terminaron de transmitirlos, deliberé en compañía de la editora de la revista de cine para la cuál apenas hace dos días había escrito un artículo. Coincidencias tan absurdas de la vida. Los alumnos, quienes estaban con invitados, amigos e inclusos sus padres de familia, observaban nerviosos a mi mesa. Creo es mi tope y lo máximo que podré alcanzar en mi vida sobre sentirme importante y tener el poder de decisión sobre algunas personas. Cuando tuve los resultados me incorporé. Me cedieron el micrófono, pero antes de hablar, habló la editora de la revista quien habló a modo de marketing de lo buena que es su revista, pero aprovechó también para elogiarme, e incluso recomendó a los presentes (unos 200), compraran la próxima edición pues saldría un artículo mío publicado. Tocó mi turno pues a hablar. Los felicité hipócritamente mientras escaneé el lugar deteniendo mi mirada de vez en vez sobre los muchachos que me gustaban (creo que incluso llegué a guiñar el ojo a alguno de ellos).
Di pues mi veredicto. A cada nombre ganador, estallaban los aplausos de sus respectivas porras, y más aún cuando di el premio especial.
Qué cruel es la vida: me da la oportunidad de premiar gente, pero nadie me premia a mí.
Si alguna ocasión vuelven a invitarme a algo semejante, lo pensaré dos veces.
Además ¿yo un Don Nadie siendo jurado en un premio?
¡No me jodan!
Antiér me sentí importante cuando lo cierto es que nunca lo he sido ni lo seré.
Los editores de una importante revista nacional especializada en cine, me llamaron por teléfono para entrevistarme sobre el guionismo cinematográfico y los Derechos de Autor. Fue tanto lo que les dije al respecto, que terminaron por pedirme mejor les escribiera un artículo al respecto. Así lo hice. Escribí sobre la importancia de darse autovalor a uno mismo, para tener la capacidad de valorar lo que pensamos, creamos y finalmente escribimos a modo de guión, novela, cuento, o demás posibilidades. Lo absurdo es que creo quedó muy bien lo que escribí, y más paradójico e irónico aún, si tomamos en cuenta que escribí sobre ¡darse valor a uno mismo cuando yo no me lo doy a mi persona! De esa forma se han de escribir mentiras universales. Seguramente así se escribió la Biblia. El artículo saldrá publicado la primera semana de mayo.
Por si eso no fuera poco, hoy también me sentí importante.
Mi prima política me invitó a ser jurado en un festival de cortometrajes que se organiza en UNITEC. Presentación de cortos en video realizados por alumnos de varios grupos y de las carreras de diseño gráfico y ciencias de la comunicación. Lo peor del caso, es que fui en calidad de ¡jurado de honor!, y yo decidiría quienes serían los 3 ganadores. Así pues, acudí. Me sentaron en una mesa especial para cacas-grandes y en un auditorio muy bonito. Me reventé cerca de 2 horas de cortometrajes y documentales. Unos buenos, y el resto para la basura. Cuando terminaron de transmitirlos, deliberé en compañía de la editora de la revista de cine para la cuál apenas hace dos días había escrito un artículo. Coincidencias tan absurdas de la vida. Los alumnos, quienes estaban con invitados, amigos e inclusos sus padres de familia, observaban nerviosos a mi mesa. Creo es mi tope y lo máximo que podré alcanzar en mi vida sobre sentirme importante y tener el poder de decisión sobre algunas personas. Cuando tuve los resultados me incorporé. Me cedieron el micrófono, pero antes de hablar, habló la editora de la revista quien habló a modo de marketing de lo buena que es su revista, pero aprovechó también para elogiarme, e incluso recomendó a los presentes (unos 200), compraran la próxima edición pues saldría un artículo mío publicado. Tocó mi turno pues a hablar. Los felicité hipócritamente mientras escaneé el lugar deteniendo mi mirada de vez en vez sobre los muchachos que me gustaban (creo que incluso llegué a guiñar el ojo a alguno de ellos).
Di pues mi veredicto. A cada nombre ganador, estallaban los aplausos de sus respectivas porras, y más aún cuando di el premio especial.
Qué cruel es la vida: me da la oportunidad de premiar gente, pero nadie me premia a mí.
Si alguna ocasión vuelven a invitarme a algo semejante, lo pensaré dos veces.
Además ¿yo un Don Nadie siendo jurado en un premio?
¡No me jodan!
Sunday, April 23, 2006
“Un buen ornitorrinco”
En algunas cuantas semanas he estado varias veces en baños saunas y vapor. Y ha sido tanto, que tuve ya consecuencias en mi salúd: algo sucedió con mi oído. Me entró agua mientras estaba sufriendo el apabullante calor y fisseo del lugar, y al bañarme, el agua no salió. Duré así 10 malditos días. 10 días, en que mi capacidad auditiva estuvo reducida hasta en un 50%. Fui con mi médico, el de siempre, quien es médico general. Me hizo lavados en mi oído, me dio medicina, y nada. Tuve problemas al manejar mi auto, al ir al trabajo, y al bañarme.
Ha de ser espantoso quedarse sordo por completo. Debe uno de pasar por una experiencia tal, para valorar las capacidades de su cuerpo. A la segunda visita con mi médico, mi oído seguía igual y no se recuperaba. Compré algunos DVDs, y al ponerlos en mi Home Theater y notar que el sonido DTS de 6.1 canales (sí, por mamón que se escuche, ya tengo un sistema de 6.1 canales y no 5.1 como los de la mayoría) no tenía nada de envolvente y que por el contrario, lo escuchaba todo en monoaural, lloré.
Lloré de frustración, lloré de coraje, y lloré de preocupación. Me entró la paranoia por la posibilidad de perder mi sentido auditivo para siempre. Fue tal mi desesperación que le pedí a mi mamá a altas horas de la noche que despertara a su amiga, quien a su vez, acudía desde hace años con un buen ornitorrinco... ortorrinolaringólogo, quise decir.
Le llamamos a la medianoche. Me dio consulta para el jueves al mediodía, lo cual implicaba faltar al trabajo. No lo pensé dos veces y falté. Ya en el consultorio, y después de pagar casi 1000 pesos por la consulta (malditos rateros los médicos), el médico, muy quitado de la pena y nada preocupado, me revisó y mientras sacaba muchos objetos de unos cajones (objetos que en ese momento me parecieron sacados directamente de la película “Hostel”), me platicaba sobre ¡el porqué de las anginas! Un tema sacado de la manga y que ahora caigo, sólo lo hacía para distraerme y que no fuera yo a preocuparme por lo que estaba a punto de hacerme. No puedo describir qué hizo, sólo sé que me introdujo unos aparatos con cámara, que definitivamente me dolieron más que cuando alguna vez, y por mi calentura, algún tipo me ha penetrado, todo ello precedido por chorros de agua a presión.
Al terminar... volví a oir. Volví a nacer. Todo se había debido a pequeñitos cabellos de cuando voy a cortarme el pelo y que se habían acumulado e introducido por el oído durante meses. Ello aunado a una pequeña infección e inflamación. Le conté al médico sobre mis frecuentes visitas a saunas. Me dijo se debía seguramente a ello, me recetó medicina y me prohibió ir a esos lugares en un buen rato. Al salir era la 1 PM. No iba a ir a trabajar por motivos de salúd. Era temprano, y debía festejar de algun modo mi recuperación auditiva, así que decidí hacerlo llevándole la contra al ornitorrinco.
Y sí. Fui de nuevo a los famosos “Baños Finisterre”; lugar donde de tan contento, me puse a cantar en la regadera, tal y como lo había hecho un tipete a quien expulsé literalmente del lugar hacía unas semanas.
No cogí ni fajé con nadie. Pero disfruté tener de vuelta, a mi oído derecho, después de 10 angustiantes días de sordera.
En algunas cuantas semanas he estado varias veces en baños saunas y vapor. Y ha sido tanto, que tuve ya consecuencias en mi salúd: algo sucedió con mi oído. Me entró agua mientras estaba sufriendo el apabullante calor y fisseo del lugar, y al bañarme, el agua no salió. Duré así 10 malditos días. 10 días, en que mi capacidad auditiva estuvo reducida hasta en un 50%. Fui con mi médico, el de siempre, quien es médico general. Me hizo lavados en mi oído, me dio medicina, y nada. Tuve problemas al manejar mi auto, al ir al trabajo, y al bañarme.
Ha de ser espantoso quedarse sordo por completo. Debe uno de pasar por una experiencia tal, para valorar las capacidades de su cuerpo. A la segunda visita con mi médico, mi oído seguía igual y no se recuperaba. Compré algunos DVDs, y al ponerlos en mi Home Theater y notar que el sonido DTS de 6.1 canales (sí, por mamón que se escuche, ya tengo un sistema de 6.1 canales y no 5.1 como los de la mayoría) no tenía nada de envolvente y que por el contrario, lo escuchaba todo en monoaural, lloré.
Lloré de frustración, lloré de coraje, y lloré de preocupación. Me entró la paranoia por la posibilidad de perder mi sentido auditivo para siempre. Fue tal mi desesperación que le pedí a mi mamá a altas horas de la noche que despertara a su amiga, quien a su vez, acudía desde hace años con un buen ornitorrinco... ortorrinolaringólogo, quise decir.
Le llamamos a la medianoche. Me dio consulta para el jueves al mediodía, lo cual implicaba faltar al trabajo. No lo pensé dos veces y falté. Ya en el consultorio, y después de pagar casi 1000 pesos por la consulta (malditos rateros los médicos), el médico, muy quitado de la pena y nada preocupado, me revisó y mientras sacaba muchos objetos de unos cajones (objetos que en ese momento me parecieron sacados directamente de la película “Hostel”), me platicaba sobre ¡el porqué de las anginas! Un tema sacado de la manga y que ahora caigo, sólo lo hacía para distraerme y que no fuera yo a preocuparme por lo que estaba a punto de hacerme. No puedo describir qué hizo, sólo sé que me introdujo unos aparatos con cámara, que definitivamente me dolieron más que cuando alguna vez, y por mi calentura, algún tipo me ha penetrado, todo ello precedido por chorros de agua a presión.
Al terminar... volví a oir. Volví a nacer. Todo se había debido a pequeñitos cabellos de cuando voy a cortarme el pelo y que se habían acumulado e introducido por el oído durante meses. Ello aunado a una pequeña infección e inflamación. Le conté al médico sobre mis frecuentes visitas a saunas. Me dijo se debía seguramente a ello, me recetó medicina y me prohibió ir a esos lugares en un buen rato. Al salir era la 1 PM. No iba a ir a trabajar por motivos de salúd. Era temprano, y debía festejar de algun modo mi recuperación auditiva, así que decidí hacerlo llevándole la contra al ornitorrinco.
Y sí. Fui de nuevo a los famosos “Baños Finisterre”; lugar donde de tan contento, me puse a cantar en la regadera, tal y como lo había hecho un tipete a quien expulsé literalmente del lugar hacía unas semanas.
No cogí ni fajé con nadie. Pero disfruté tener de vuelta, a mi oído derecho, después de 10 angustiantes días de sordera.
Thursday, April 13, 2006
“A mi nadie, nunca”
Hoy llegué a casa, fastidiado por el trabajo, por el calor, y por ver a tantas parejitas de coche a coche, besándose y acurrucados como dulces golondrinas. Sí. Envidia de la fea.
Para colmo, llegué y noté a mi mamá triste. Me ayudó a calentarme mi cena, cosa que siempre hago yo pues al llegar tan noche, ella y mi papá ya están dormidos. Cuando me sirvió, se me acercó y quiso abrazarme. Le aparte de inmediato los brazos y hasta de forma muy grosera. Me dijo “¿Porqué no me quieres abrazar?”.
“Porque a mí nadie nunca me abraza”, respondí.
Hoy llegué a casa, fastidiado por el trabajo, por el calor, y por ver a tantas parejitas de coche a coche, besándose y acurrucados como dulces golondrinas. Sí. Envidia de la fea.
Para colmo, llegué y noté a mi mamá triste. Me ayudó a calentarme mi cena, cosa que siempre hago yo pues al llegar tan noche, ella y mi papá ya están dormidos. Cuando me sirvió, se me acercó y quiso abrazarme. Le aparte de inmediato los brazos y hasta de forma muy grosera. Me dijo “¿Porqué no me quieres abrazar?”.
“Porque a mí nadie nunca me abraza”, respondí.
Tuesday, April 11, 2006
“En tierra de ciegos, el tuerto es rey”
He estado yendo a lugares a los cuales jamás creí ir en alguna ocasión de mi vida. Como ya lo he contado, me dispuse a ir a conocer baños sauna que fueran conocidos en los bajos mundos gays. Supe de unos baños que se localizan a una cuadra de Televisa Chapultepec. Fui.
Duré en el lugar 45 minutos, no más, tiempo en que sudé de lo rico en el área de vapor y pude darme un regaderazo, secarme, vestirme y huir. Lo bizarro de la gente me hizo ver que comparado con ellos, soy el hombre más hermoso sobre la faz de la tierra. No había mucha, a lo sumo unos 5 ó 6. Pero la presencia de uno sólo de ellos, me dio miedo. Juro que si ese sujeto se me aparece en la noche parado a un lado de mi cama, bien podría causarme un infarto. Procedo a describirlo: Era un fulano albino, pero albino blanco-amarillento de piel transparente; de unos 60 años; ojos muy pequeños, casi asiáticos; casi calvo a excepción del pelo lacio que caía sobre sus hombros; barba entre canosa y pelirroja, totalmente lacia y hasta el pecho; un gesto de malicia y locura; y la piel arrugada y flácida. Caminaba en el lugar observando su entorno. Mientras caminaba, se masturbaba y reía. Supongo era un tipo con cierto problema mental. Se me acercó y literalmente huí.
El resto de la gente no era tan grande, pero sí eran obesos, u ojerosos, o calvos, o de miradas ansiosas, también casi rayando en la locura. Había un muchachito de unos 18 años. Muy muy flaco, esquelético y también ojeroso. En el área de vapor, nadie hacía nada, todos se veían entre sí.
Qué horrible lugar. Pero más horrible, la gente. El ver a gente tan horrible, me convierte en el tipo más guapo del mundo. Me subió un poquito la autoestima, pero cayó nuevamente al sótano de mis infiernos al salir de ahí.
A pesar de lo sórdido de lugares así, creo que tendré que ir con cierta frecuencia, simplemente por el gusto de verme al espejo, y saber que soy el tuerto de la tierra de ciegos: el rey.
He estado yendo a lugares a los cuales jamás creí ir en alguna ocasión de mi vida. Como ya lo he contado, me dispuse a ir a conocer baños sauna que fueran conocidos en los bajos mundos gays. Supe de unos baños que se localizan a una cuadra de Televisa Chapultepec. Fui.
Duré en el lugar 45 minutos, no más, tiempo en que sudé de lo rico en el área de vapor y pude darme un regaderazo, secarme, vestirme y huir. Lo bizarro de la gente me hizo ver que comparado con ellos, soy el hombre más hermoso sobre la faz de la tierra. No había mucha, a lo sumo unos 5 ó 6. Pero la presencia de uno sólo de ellos, me dio miedo. Juro que si ese sujeto se me aparece en la noche parado a un lado de mi cama, bien podría causarme un infarto. Procedo a describirlo: Era un fulano albino, pero albino blanco-amarillento de piel transparente; de unos 60 años; ojos muy pequeños, casi asiáticos; casi calvo a excepción del pelo lacio que caía sobre sus hombros; barba entre canosa y pelirroja, totalmente lacia y hasta el pecho; un gesto de malicia y locura; y la piel arrugada y flácida. Caminaba en el lugar observando su entorno. Mientras caminaba, se masturbaba y reía. Supongo era un tipo con cierto problema mental. Se me acercó y literalmente huí.
El resto de la gente no era tan grande, pero sí eran obesos, u ojerosos, o calvos, o de miradas ansiosas, también casi rayando en la locura. Había un muchachito de unos 18 años. Muy muy flaco, esquelético y también ojeroso. En el área de vapor, nadie hacía nada, todos se veían entre sí.
Qué horrible lugar. Pero más horrible, la gente. El ver a gente tan horrible, me convierte en el tipo más guapo del mundo. Me subió un poquito la autoestima, pero cayó nuevamente al sótano de mis infiernos al salir de ahí.
A pesar de lo sórdido de lugares así, creo que tendré que ir con cierta frecuencia, simplemente por el gusto de verme al espejo, y saber que soy el tuerto de la tierra de ciegos: el rey.
Saturday, April 08, 2006
“Tres complicaciones”
Es muy incómodo cuando tu jefe y compañero cercano y directo del trabajo, te fastidian a cada rato diciéndote que van a buscarte novia. Hay una chica muy agradable en la Institución Autoral con la cual trabajo día con día. La llamaré “I”. Me llevo bien con ella pero es por mera diplomacia y además no lo niego, es agradable. También intercambiamos mutuamente libros, impresiones, y coincidimos en bastantes cursos y diplomados (ambos nos dedicamos de lleno al Derecho de Autor). Ésta situación la han tomado, confundido y tergiversado mi jefe y compañero y se han dedicado a hablarle mucho de mi a “I” cuando yo no estoy, al grado que “I” ha comenzado a interesarse en mi.
Hace un mes fuimos todos a comer. “I” se interesó mucho en mis músculos y me pidió delante de ellos la ayudara a ponerse en forma. Ellos, obviamente, me la echaron a andar, aunque eso no quita que en realidad la petición de ella fuera legítima y auténtica. Ya en el postre ella quiso tocar mis músculos. Le mostré el bíceps y la pantorrilla (ésta última, de los músculos del cuerpo que más trabajo cuesta formar). Los tomó, los palpó y quedó maravillada. Le sugerí sesiones de spinning, tomar picolinato de cromo y quitar de su alimentación todo aquello que contuviera azúcares (panes de dulce, caramelos, refrescos, etc.) y que nos vieramos en un mes nuevamente.
Transcurrió un mes y noté que hizo lo que le dije al pie de la letra. La piel se le ha puesto flácida (ella de por sí es delgada, es la típica niña que tiene cinturita pero llora creyéndose gordis), así que estaba lista para el siguiente paso: rutina con pesas. Me invitó pues a su gym: el famosamente gay “Roma Gym” y que yo no conocía sino simplemente de boca en boca de los gays que dicen (casi todos) ir ahí. Quedamos pues en un día y hora y fuimos. Llevé ropa ad-hoc: una playera pequeña y ajustada, pants y tenis. Ella, igual. Es ya evidente que ella va más que por una rutina y deseo de verse mejor de lo que ya se ve. He notado que le intereso. Oh Dios.
Lo noté más aún cuando comencé a ponerle una rutina y me dijo “Pero no quiero hacerla, sólo que me enseñes cómo se hacen las series... prefiero verte a tí haciendo ejercicio, me gusta como te ves”. Mientras decía eso, recordé la música de fondo que utilizaron en la película “Ferris Bueller’s Day Off”, cuando el Director de la preparatoria descubre que a quien ha insultado por teléfono, es el papá de Ferris y no Ferris mismo.
Temeroso, y nervioso como nunca, hice pues ejercicio, pero el contexto territorial no me ayudaba. Eran cerca de las 7 PM y el gym a reventar, ella ya me había advertido (aunque yo ya lo sabía) que estaba lleno de gays (conmigo ahí, lleno más aún), así que mi mirada de ojo alegre me distraía mucho. Eran 3 complicaciones a la vez: una intentando hacer ejercicio, barra “Z” para bíceps, con mayor peso que el común para impresionar a los adorados nenes que había alrededor; la otra intentar hacer ejercicio sin distraerme con dichos nenes quienes también hacían ejercicio e iban en camiseta y shorts, exudando sexo; y la última, hacer ejercicio para impresionarla a ella y no quedar como un rídiculo remedo de instructor de gym. Todo salió bien afortunadamente, e incluso, me di tiempo para ayudar a hacer bíceps a ¡Pablito Ruíz! Sí, el niñete aquél de los años 80 que era ídolo de las nenas y ahora lo es de los nenes. Resulta que va a ese gym. Tiene cara de nenita pero no puedo negar que tiene un cuerpo perfecto. Precisamente estaba yo haciendo barra “Z” cuando él quiso hacer lo mismo, así que alterné con él las últimas 2 series. Cuando tomaba mis turnos de descanso, observaba el lugar, y tuve que ocultar la erección que me provocó ver a dos muchachos rubios uruguayos, haciendo hombro. Es evidente que a esas alturas, hasta me olvidé de la presencia de “I”.
Y bueno, lógico y consecuente descenlace: nadie se fijó en mí. No obstante he decidido que me mudaré a ese gym. El único inconveniente es que no sé si tales niños hermosos también van en tal cantidad a las 6 AM que es la hora en que yo iría.
Al salir me despedí de “I”, quien orgullosa, apuntó su rutina en una hojita de papel. Le dije que no quería darle beso de despedida pues estaba yo con mi playerita empapada de sudor. “No importa, más rico aún” respondió.
Nos despedimos pues de beso y se fue sonriente.
Ha llegado el momento de evitarla a toda costa.
Y de mentarle la madre a mi jefe y compañero de oficina.
Es muy incómodo cuando tu jefe y compañero cercano y directo del trabajo, te fastidian a cada rato diciéndote que van a buscarte novia. Hay una chica muy agradable en la Institución Autoral con la cual trabajo día con día. La llamaré “I”. Me llevo bien con ella pero es por mera diplomacia y además no lo niego, es agradable. También intercambiamos mutuamente libros, impresiones, y coincidimos en bastantes cursos y diplomados (ambos nos dedicamos de lleno al Derecho de Autor). Ésta situación la han tomado, confundido y tergiversado mi jefe y compañero y se han dedicado a hablarle mucho de mi a “I” cuando yo no estoy, al grado que “I” ha comenzado a interesarse en mi.
Hace un mes fuimos todos a comer. “I” se interesó mucho en mis músculos y me pidió delante de ellos la ayudara a ponerse en forma. Ellos, obviamente, me la echaron a andar, aunque eso no quita que en realidad la petición de ella fuera legítima y auténtica. Ya en el postre ella quiso tocar mis músculos. Le mostré el bíceps y la pantorrilla (ésta última, de los músculos del cuerpo que más trabajo cuesta formar). Los tomó, los palpó y quedó maravillada. Le sugerí sesiones de spinning, tomar picolinato de cromo y quitar de su alimentación todo aquello que contuviera azúcares (panes de dulce, caramelos, refrescos, etc.) y que nos vieramos en un mes nuevamente.
Transcurrió un mes y noté que hizo lo que le dije al pie de la letra. La piel se le ha puesto flácida (ella de por sí es delgada, es la típica niña que tiene cinturita pero llora creyéndose gordis), así que estaba lista para el siguiente paso: rutina con pesas. Me invitó pues a su gym: el famosamente gay “Roma Gym” y que yo no conocía sino simplemente de boca en boca de los gays que dicen (casi todos) ir ahí. Quedamos pues en un día y hora y fuimos. Llevé ropa ad-hoc: una playera pequeña y ajustada, pants y tenis. Ella, igual. Es ya evidente que ella va más que por una rutina y deseo de verse mejor de lo que ya se ve. He notado que le intereso. Oh Dios.
Lo noté más aún cuando comencé a ponerle una rutina y me dijo “Pero no quiero hacerla, sólo que me enseñes cómo se hacen las series... prefiero verte a tí haciendo ejercicio, me gusta como te ves”. Mientras decía eso, recordé la música de fondo que utilizaron en la película “Ferris Bueller’s Day Off”, cuando el Director de la preparatoria descubre que a quien ha insultado por teléfono, es el papá de Ferris y no Ferris mismo.
Temeroso, y nervioso como nunca, hice pues ejercicio, pero el contexto territorial no me ayudaba. Eran cerca de las 7 PM y el gym a reventar, ella ya me había advertido (aunque yo ya lo sabía) que estaba lleno de gays (conmigo ahí, lleno más aún), así que mi mirada de ojo alegre me distraía mucho. Eran 3 complicaciones a la vez: una intentando hacer ejercicio, barra “Z” para bíceps, con mayor peso que el común para impresionar a los adorados nenes que había alrededor; la otra intentar hacer ejercicio sin distraerme con dichos nenes quienes también hacían ejercicio e iban en camiseta y shorts, exudando sexo; y la última, hacer ejercicio para impresionarla a ella y no quedar como un rídiculo remedo de instructor de gym. Todo salió bien afortunadamente, e incluso, me di tiempo para ayudar a hacer bíceps a ¡Pablito Ruíz! Sí, el niñete aquél de los años 80 que era ídolo de las nenas y ahora lo es de los nenes. Resulta que va a ese gym. Tiene cara de nenita pero no puedo negar que tiene un cuerpo perfecto. Precisamente estaba yo haciendo barra “Z” cuando él quiso hacer lo mismo, así que alterné con él las últimas 2 series. Cuando tomaba mis turnos de descanso, observaba el lugar, y tuve que ocultar la erección que me provocó ver a dos muchachos rubios uruguayos, haciendo hombro. Es evidente que a esas alturas, hasta me olvidé de la presencia de “I”.
Y bueno, lógico y consecuente descenlace: nadie se fijó en mí. No obstante he decidido que me mudaré a ese gym. El único inconveniente es que no sé si tales niños hermosos también van en tal cantidad a las 6 AM que es la hora en que yo iría.
Al salir me despedí de “I”, quien orgullosa, apuntó su rutina en una hojita de papel. Le dije que no quería darle beso de despedida pues estaba yo con mi playerita empapada de sudor. “No importa, más rico aún” respondió.
Nos despedimos pues de beso y se fue sonriente.
Ha llegado el momento de evitarla a toda costa.
Y de mentarle la madre a mi jefe y compañero de oficina.
Wednesday, April 05, 2006
“¿Eres casado?”
Ahora fui a unos baños sauna que se ubican en la colonia San Rafael. Se llaman “Baños Finisterre” y son típicamente gays, muy grandes, higiénicos, y me encontré con gran variedad de fauna: desde los señores viejillos, hasta tipos muy fresas, clones del ITAM (como diría mi amigo ED).
Dado a que mi visita anterior había sido frustrada por un tipete que juraba que cantaba, mis deseos folladores vieron finalmente su misión cumplida. Estuve en el lugar unas 4 horas. Tiempo durante el cual me bebí unos 3 litros de agua de tanto sudar en el sauna y el vapor. Las dos primeras horas estuvieron de hueva, ya que a pesar de que había mucha gente, no tuve suerte con ninguno. Me gustaron dos tipos, pero como siempre, yo no a ellos.
Uno que otro me hacía la charla, todo obviamente con cogelísticas intenciones. Sólo uno me gustó, y qué mejor que cuando me habló, descubrí que su voz era varonil y digna de un locutor de radio. Fajamos. Él eyaculó. Yo no. Quería guardar reservas. Estuvimos así en plática post-eyaculatoria. Él recostado, yo sentado entre sus piernas frotándoselas. El semen que tenía esparcido por todo el abdomen fue escurriendo poco a poco. Me platicó algo de su vida, y cuando tocó mi turno a hablar, me preguntó “¿Eres casado?”. Reí, pues la misma pregunta me había hecho otro tipo en la regadera. De hecho, y eso jamás lo había escrito en éste diario, mucha de la gente que conozco me pregunta eso de inmediato. Y dicen que les surge esa duda pues no tengo facha de gay, pero ni tantito, y que además, mi mirada seria es la típica de un mataputos matrimoniado.
Salí a la regadera a darme un baño de despedida. Estaba por partir, cuando llegó un muchacho muy masculino, alto, moreno, fornido, de barba de candado, y ojos muy bonitos. Lo identifiqué de inmediato. ¿Cómo olvidar a semejante guapete? Lo había visto ya las veces que había ido a ... mejor omitiré el nombre de ese antro para no quemarlo, le diré solamente “Antro”. Y bien, las veces que lo había visto, no era porque él estuviera en calidad de cliente del antro, sino como uno de los directivos, de relaciones públicas para ser más exacto. Esas veces me gustó mucho, pero obviamente ante cientos de personas guapas en el lugar, él jamás se fijaría en mí. Pero hoy fue diferente, y claro, necesité estar en pelotas, encuerado, para que se fijara en mí. Yo lo vi cuando entró, pero no fue hasta que estaba yo totalmente desnudo dándome un baño en una de las regaderas, cuando cruzamos las miradas por primera vez. Claro, es lógico. Yo desnudo, algo más mamado y marcado que de costumbre, y con mi miembro al 50% de erección, frotándome con jabón líquido exfoliante (mmm, qué mamón, siendo que era vil espuma) las piernas, pectorales y brazos. Cuando vi que me miró, me hice el disimulado. Realmente me dio pena verme ahí tan ridículo. Seguramente me estaba criticando. Fue así que cerré las llaves del agua, tome mis aditamentos y partí hacia mi privado. No terminaba yo de entrar y quitarme la toalla, cuando él ya estaba parado en la puerta preguntándome “¿Qué ya te vas?” Solté una carcajada. Le dije que esa frase era típica de caperucita roja, cuando el lobo feroz le acababa de decir que era hora de partir y una vez que ya la había violado. También rió. Comenzamos así a platicar de todo y de nada a la vez. A los 15 minutos, finalmente ¡estaba follando! ¡Me cogí al tipo! Y lo hice de tal forma que lo hice literalmente gemir de placer. ¡Yo! un tipete feo, cogiéndose al guapo tipo de relaciones públicas del “Antro”. Hay quienes piden los pellizquen para corroborar que no sueñan, no, yo no pedí que me pellizcaran, mejor le pedí se pusiera de pie a un lado del espejo mientras me lo cogía, para ver enfrente mío, a semejante tipo de 1.82 mts. de estatura, abierto de piernas, parado y con mi miembro debidamente encondonado entrándole por detrás.
¡Oh! Lo logré. Ambos eyaculamos de lo lindo. Al terminar, no niego que me alabó. Me sentía Dios. Me dijo que eso que acababa de hacerle ameritaba muchas recomendaciones de su parte. Mejor le dije me regalara cortesías para el “Antro”. No quiso. Me vale. Sea lo que sea, me lo cogí.
Me incorporé, lo besé despidiéndome, y mientras me enrollaba en mi toalla, me preguntó “¿Eres casado?”. Reí, no respondí y salí de su privado.
No. No soy casado...
... para mi desgracia.
Ahora fui a unos baños sauna que se ubican en la colonia San Rafael. Se llaman “Baños Finisterre” y son típicamente gays, muy grandes, higiénicos, y me encontré con gran variedad de fauna: desde los señores viejillos, hasta tipos muy fresas, clones del ITAM (como diría mi amigo ED).
Dado a que mi visita anterior había sido frustrada por un tipete que juraba que cantaba, mis deseos folladores vieron finalmente su misión cumplida. Estuve en el lugar unas 4 horas. Tiempo durante el cual me bebí unos 3 litros de agua de tanto sudar en el sauna y el vapor. Las dos primeras horas estuvieron de hueva, ya que a pesar de que había mucha gente, no tuve suerte con ninguno. Me gustaron dos tipos, pero como siempre, yo no a ellos.
Uno que otro me hacía la charla, todo obviamente con cogelísticas intenciones. Sólo uno me gustó, y qué mejor que cuando me habló, descubrí que su voz era varonil y digna de un locutor de radio. Fajamos. Él eyaculó. Yo no. Quería guardar reservas. Estuvimos así en plática post-eyaculatoria. Él recostado, yo sentado entre sus piernas frotándoselas. El semen que tenía esparcido por todo el abdomen fue escurriendo poco a poco. Me platicó algo de su vida, y cuando tocó mi turno a hablar, me preguntó “¿Eres casado?”. Reí, pues la misma pregunta me había hecho otro tipo en la regadera. De hecho, y eso jamás lo había escrito en éste diario, mucha de la gente que conozco me pregunta eso de inmediato. Y dicen que les surge esa duda pues no tengo facha de gay, pero ni tantito, y que además, mi mirada seria es la típica de un mataputos matrimoniado.
Salí a la regadera a darme un baño de despedida. Estaba por partir, cuando llegó un muchacho muy masculino, alto, moreno, fornido, de barba de candado, y ojos muy bonitos. Lo identifiqué de inmediato. ¿Cómo olvidar a semejante guapete? Lo había visto ya las veces que había ido a ... mejor omitiré el nombre de ese antro para no quemarlo, le diré solamente “Antro”. Y bien, las veces que lo había visto, no era porque él estuviera en calidad de cliente del antro, sino como uno de los directivos, de relaciones públicas para ser más exacto. Esas veces me gustó mucho, pero obviamente ante cientos de personas guapas en el lugar, él jamás se fijaría en mí. Pero hoy fue diferente, y claro, necesité estar en pelotas, encuerado, para que se fijara en mí. Yo lo vi cuando entró, pero no fue hasta que estaba yo totalmente desnudo dándome un baño en una de las regaderas, cuando cruzamos las miradas por primera vez. Claro, es lógico. Yo desnudo, algo más mamado y marcado que de costumbre, y con mi miembro al 50% de erección, frotándome con jabón líquido exfoliante (mmm, qué mamón, siendo que era vil espuma) las piernas, pectorales y brazos. Cuando vi que me miró, me hice el disimulado. Realmente me dio pena verme ahí tan ridículo. Seguramente me estaba criticando. Fue así que cerré las llaves del agua, tome mis aditamentos y partí hacia mi privado. No terminaba yo de entrar y quitarme la toalla, cuando él ya estaba parado en la puerta preguntándome “¿Qué ya te vas?” Solté una carcajada. Le dije que esa frase era típica de caperucita roja, cuando el lobo feroz le acababa de decir que era hora de partir y una vez que ya la había violado. También rió. Comenzamos así a platicar de todo y de nada a la vez. A los 15 minutos, finalmente ¡estaba follando! ¡Me cogí al tipo! Y lo hice de tal forma que lo hice literalmente gemir de placer. ¡Yo! un tipete feo, cogiéndose al guapo tipo de relaciones públicas del “Antro”. Hay quienes piden los pellizquen para corroborar que no sueñan, no, yo no pedí que me pellizcaran, mejor le pedí se pusiera de pie a un lado del espejo mientras me lo cogía, para ver enfrente mío, a semejante tipo de 1.82 mts. de estatura, abierto de piernas, parado y con mi miembro debidamente encondonado entrándole por detrás.
¡Oh! Lo logré. Ambos eyaculamos de lo lindo. Al terminar, no niego que me alabó. Me sentía Dios. Me dijo que eso que acababa de hacerle ameritaba muchas recomendaciones de su parte. Mejor le dije me regalara cortesías para el “Antro”. No quiso. Me vale. Sea lo que sea, me lo cogí.
Me incorporé, lo besé despidiéndome, y mientras me enrollaba en mi toalla, me preguntó “¿Eres casado?”. Reí, no respondí y salí de su privado.
No. No soy casado...
... para mi desgracia.
Sunday, April 02, 2006
“Cantando por un palo”
Y prosigo en mi intento de follar a diestra y siniestra.
He investigado sobre ciertos lugares de ligue y acudí hoy a conocer un spa o sauna gay que queda sobre la avenida Álvaro Obregón. Acudir ahí le vi doble beneficio, me encantan los baños de vapor; sudar mucho y bebiendo agua. Ahora bien, si de paso ahí sale algo agradable a la vista, qué mejor. Entré al vapor, un lugar a media luz, donde habían unas 6 personas. Ignoro porqué en esos lugares de ligue todos tapan sus genitales y trasero con una toalla, como si el pudor fuera lo que reinara en ese lugar. Intenté poner el ejemplo y entré desnudo dejando la toalla colgada afuera. Y juro que mis intenciones en ese momento eran únicamente disfrutar el vaporcito, pero, ¡oh! siempre habrá un pinche naco que eche a perder las cosas.
Llevaba yo 5 minutos ahí, disfrutando el calorcito (la caldera no estaba a su máximo, así que era tolerable), cuando entró un tipete, de mi estatura, cuerpo nada definido y ¡en traje de baño! (¡por el amor de Dios!). Se sentó y comenzó a tararear alguna canción. En esos momentos, su cántico cuasi-apagado era tolerable, pero 10 minutos después, estaba cantando a todo pulmón, y lo hizo precisamente pues otro sujeto, un señor de unos 50 años, flacucho y peloncito, comenzó a alabarlo, obviamente con la intención de quedar bien con el cantaor para cogérselo posteriormente en otra zona del lugar.
Lo peor del caso, es que el tipete, cantaba canciones de antaño, típicamente ochenteras y en español. Así pues, remedos de Daniela Romo, Rocío Banquells, y Pandora, inundaban el lugar mezclados con el “Fissssssssss” del sonido que hacía la caldera de vapor. Y supe que eran esas cantantes pues a cada canción que terminaba (¡y que el peloncete le aplaudía!) el tipete agradecía al público y decía el título de la canción y quién la cantaba.
No había visto en mi vida semejante grado de frustración; y todavía dijeramos, el tipete cantaba bien, pero ¡no! Estaba más desafinado que los sujetos que cantan con Don Francisco y una trompeta ejecutada por un verdugo, los expulsa de tan desentonados (en el programa “Sábado Gigante”). Era obvio que el tipete quería ser cantante, pero nunca lo logró (obvio, por feo y por tan pésima voz), así que en un intento por matar su frustración, acudía a lugares así, cerrados, para obligar a-huevo que los demás nos reventaramos su asquerosa voz.
A los 10 minutos ya era algo insoportable, y yo, que juro por Dios quería disfrutar de un agradable vaporcito, exploté fúrico. Le dije al tipete que se callara, que era un frustrado, y que si tantas ganas tenía de sentirse estrella, que acudiera a programitas como los de “La Nacademia” o “Cantando por un sueño” para que verdaderos críticos lo escucharan, eso sí, le dije que los críticos serían los del puro casting, pues dudaba que con semejantes lonjas y pésima voz, alcanzara llegar a las pantallas. El tipo se encabronó se me acercó amenazador, así que me incorporé. No es por nada, pero últimamente el gym ha hecho que me vea muy mamado y marcado así que me impuse. El tipete lo pensó y se quedó quieto. En eso, que se incorpora el peloncete a decirme ¡que el frustrado era yo! Y que era tal mi frustración que me daba envidia que hubiera gente que no tenía pena en mostrarse en público como eran y sin caretas.
No hubo necesidad de contestarle, las demás personas me apoyaron y dijeron que efectivamente, habían ido al vapor a relajarse, y pidieron al tipete se saliera.
El tipete, sonriendo tomó sus cosas y salió. El peloncete lo siguió. Lo escuchamos salir y comenzó a cantar en los pasillos, igualmente, a grito pelón. A los 5 minutos, dos sujetos de no mal ver, estaban haciéndome sexo oral frente a otros 3.
Los fellatios combinados con la voz del tipete cantando a lo lejos la canción “De mí enamórate”, se me antojó bastante kistch y bizarro, y más lo fue, cuando eyaculé en la cara de los tipos.
Jejeje, según yo iba a disfrutar el vapor, y tuve que imponerme ante un frustrado cantaor para poder terminar eyaculando y casi deshidratado por media hora en el vapor. Me incorporé, me bañé en la regadera que estaba dentro del mismo cuarto y me salí. 15 minutos después, estaba ya en mi auto, manejando rumbo a casa y bebiendo un delicioso “Gatorade” como si fuera un sediento explorador perdido en el desierto y que acababa de hallar el oasis anhelado.
Y prosigo en mi intento de follar a diestra y siniestra.
He investigado sobre ciertos lugares de ligue y acudí hoy a conocer un spa o sauna gay que queda sobre la avenida Álvaro Obregón. Acudir ahí le vi doble beneficio, me encantan los baños de vapor; sudar mucho y bebiendo agua. Ahora bien, si de paso ahí sale algo agradable a la vista, qué mejor. Entré al vapor, un lugar a media luz, donde habían unas 6 personas. Ignoro porqué en esos lugares de ligue todos tapan sus genitales y trasero con una toalla, como si el pudor fuera lo que reinara en ese lugar. Intenté poner el ejemplo y entré desnudo dejando la toalla colgada afuera. Y juro que mis intenciones en ese momento eran únicamente disfrutar el vaporcito, pero, ¡oh! siempre habrá un pinche naco que eche a perder las cosas.
Llevaba yo 5 minutos ahí, disfrutando el calorcito (la caldera no estaba a su máximo, así que era tolerable), cuando entró un tipete, de mi estatura, cuerpo nada definido y ¡en traje de baño! (¡por el amor de Dios!). Se sentó y comenzó a tararear alguna canción. En esos momentos, su cántico cuasi-apagado era tolerable, pero 10 minutos después, estaba cantando a todo pulmón, y lo hizo precisamente pues otro sujeto, un señor de unos 50 años, flacucho y peloncito, comenzó a alabarlo, obviamente con la intención de quedar bien con el cantaor para cogérselo posteriormente en otra zona del lugar.
Lo peor del caso, es que el tipete, cantaba canciones de antaño, típicamente ochenteras y en español. Así pues, remedos de Daniela Romo, Rocío Banquells, y Pandora, inundaban el lugar mezclados con el “Fissssssssss” del sonido que hacía la caldera de vapor. Y supe que eran esas cantantes pues a cada canción que terminaba (¡y que el peloncete le aplaudía!) el tipete agradecía al público y decía el título de la canción y quién la cantaba.
No había visto en mi vida semejante grado de frustración; y todavía dijeramos, el tipete cantaba bien, pero ¡no! Estaba más desafinado que los sujetos que cantan con Don Francisco y una trompeta ejecutada por un verdugo, los expulsa de tan desentonados (en el programa “Sábado Gigante”). Era obvio que el tipete quería ser cantante, pero nunca lo logró (obvio, por feo y por tan pésima voz), así que en un intento por matar su frustración, acudía a lugares así, cerrados, para obligar a-huevo que los demás nos reventaramos su asquerosa voz.
A los 10 minutos ya era algo insoportable, y yo, que juro por Dios quería disfrutar de un agradable vaporcito, exploté fúrico. Le dije al tipete que se callara, que era un frustrado, y que si tantas ganas tenía de sentirse estrella, que acudiera a programitas como los de “La Nacademia” o “Cantando por un sueño” para que verdaderos críticos lo escucharan, eso sí, le dije que los críticos serían los del puro casting, pues dudaba que con semejantes lonjas y pésima voz, alcanzara llegar a las pantallas. El tipo se encabronó se me acercó amenazador, así que me incorporé. No es por nada, pero últimamente el gym ha hecho que me vea muy mamado y marcado así que me impuse. El tipete lo pensó y se quedó quieto. En eso, que se incorpora el peloncete a decirme ¡que el frustrado era yo! Y que era tal mi frustración que me daba envidia que hubiera gente que no tenía pena en mostrarse en público como eran y sin caretas.
No hubo necesidad de contestarle, las demás personas me apoyaron y dijeron que efectivamente, habían ido al vapor a relajarse, y pidieron al tipete se saliera.
El tipete, sonriendo tomó sus cosas y salió. El peloncete lo siguió. Lo escuchamos salir y comenzó a cantar en los pasillos, igualmente, a grito pelón. A los 5 minutos, dos sujetos de no mal ver, estaban haciéndome sexo oral frente a otros 3.
Los fellatios combinados con la voz del tipete cantando a lo lejos la canción “De mí enamórate”, se me antojó bastante kistch y bizarro, y más lo fue, cuando eyaculé en la cara de los tipos.
Jejeje, según yo iba a disfrutar el vapor, y tuve que imponerme ante un frustrado cantaor para poder terminar eyaculando y casi deshidratado por media hora en el vapor. Me incorporé, me bañé en la regadera que estaba dentro del mismo cuarto y me salí. 15 minutos después, estaba ya en mi auto, manejando rumbo a casa y bebiendo un delicioso “Gatorade” como si fuera un sediento explorador perdido en el desierto y que acababa de hallar el oasis anhelado.