Wednesday, September 29, 2004
“Un niño de 8 años y pajaritos multicolores”
Domingo... todo el día en Pachuca. Fuimos a ver a unos tíos/padrinos míos. Teníamos casi 10 años de no vernos. Él de 81 años, ha atravesado por infartos cerebrales los últimos 5; ella de 77 tiene depresión y se levanta muy poco de la cama. Tienen una hija, tía mía también que a su vez es madre soltera y tiene un niño de 8 años. César es su nombre. Ese pedacito de carne de un poco más de 1 metro de estatura y a quien tanto fascinan los carritos de juguete va y viene por la casa. Gracias a ese pedacito de carne mis tíos tienen una razón de vivir. Les infunde vida y el niño sin saberlo. Mientras comíamos Cesarín me contó el momento en que mi tío tuvo su primera crisis de embolia, a él le tocó ver cómo mi tío rodaba por la escalera en estado vegetal mientras el filo de un escalón le habría la frente. Por su lado mi tía (la de la depre) (...mmm, dije “la de la depre” como si yo estuviera exento de ese mal) únicamente se levanta de su cama para dar de comer y limpiar las jaulas de sus cerca de 30 canarios.
Fui a Pachuca para ser testigo que hay cositas pequeñas (literalmente) por las que hay gente que quiere seguir viviendo. Un niño de 8 años y pajaritos multicolores.
De regreso, casi 3 horas de camino (a diferencia de 1 hora con 15 minutos que nos tomó llegar), gracias a la lluvia todo el trayecto y a que iba la autopista doblemente cargada por los naquetes que fueron a un partido de fútbol, ¿acaso olvidan que transmiten los partidos por TV?
Domingo... todo el día en Pachuca. Fuimos a ver a unos tíos/padrinos míos. Teníamos casi 10 años de no vernos. Él de 81 años, ha atravesado por infartos cerebrales los últimos 5; ella de 77 tiene depresión y se levanta muy poco de la cama. Tienen una hija, tía mía también que a su vez es madre soltera y tiene un niño de 8 años. César es su nombre. Ese pedacito de carne de un poco más de 1 metro de estatura y a quien tanto fascinan los carritos de juguete va y viene por la casa. Gracias a ese pedacito de carne mis tíos tienen una razón de vivir. Les infunde vida y el niño sin saberlo. Mientras comíamos Cesarín me contó el momento en que mi tío tuvo su primera crisis de embolia, a él le tocó ver cómo mi tío rodaba por la escalera en estado vegetal mientras el filo de un escalón le habría la frente. Por su lado mi tía (la de la depre) (...mmm, dije “la de la depre” como si yo estuviera exento de ese mal) únicamente se levanta de su cama para dar de comer y limpiar las jaulas de sus cerca de 30 canarios.
Fui a Pachuca para ser testigo que hay cositas pequeñas (literalmente) por las que hay gente que quiere seguir viviendo. Un niño de 8 años y pajaritos multicolores.
De regreso, casi 3 horas de camino (a diferencia de 1 hora con 15 minutos que nos tomó llegar), gracias a la lluvia todo el trayecto y a que iba la autopista doblemente cargada por los naquetes que fueron a un partido de fútbol, ¿acaso olvidan que transmiten los partidos por TV?
Monday, September 27, 2004
“Estoy buscando a un wey muy feo, pero no lo encuentro...”
Sábado 25.
Mañana. Mi médico me dio de alta. No fue asma. Solo los bronquios. Después de regañarme y darme consejos, me dijo que retomara mis actividades normales. Qué felicidad tan grande. Como cuando atravesé por mi accidente hace más de un año, y cuando mi crisis de marzo, ahora según yo tengo muchos planes y proyectos (¡ajá!).
Tarde. Recibí un mensaje de Alex (no, otro Alex... me persiguen los Alex, ¿tendré un “karmalex”?). A él lo conocí en un chat hace apenas 2 semanas. Platicamos un solo día pero nos caímos bien. Partió de viaje a Costa Rica. Me dijo que quería conocerme a su regreso. En el mensaje me invitó al cine. Con eso de que traigo nuevos planes y proyectos, he decidido ser más alivianado y permitirme conocer gente de forma más ligera y pronta, sin tanta formalidad, sin tanta mamonería de “no, primero te quiero conocer platicando”. Así que hice lo impensable: le dije que sí. Quedamos en vernos en Cinemex Insurgentes. Le dije cómo iría vestido y para mejor referencia “... el wey que veas más feo de todos, ese soy yo”.
La experiencia fue muy gratificante. Ambos llegamos incluso 10 minutos antes de lo acordado. Al vernos creo nos latimos. Él dijo “Disculpa, lo que pasa es que estoy buscando a un wey muy feo, pero no lo encuentro, ¿me ayudas a buscarlo?”. Sonreí apenado mientras levanté la mano como cuando en la primaria levantaba uno la mano con ademán gay diciendo “Presente querido profesor”. Entramos a ver “La Mala Educación”, yo por segunda vez. No había otra función disponible. Antes de comenzar la película compró palomitas y refresco, lo que en su momento también me gustó de Omar, que no eran como todos que entraban y no probaban ni un solo pedazo de dulce (qué mamones son esos). Las luces del cine se apagaron, antes Alex me dijo “Y no eres nada feo”. Me sentí halagado viniendo de alguien guapo como él.
Salimos de la función. Fuimos a comer pizza y limonada a un restaurante de la Colonia Roma. Le conté una micra de mi vida, él una milésima de la suya. Todo iba bien hasta que llegó el mesero para decirnos que cerraban a las 11. Pagamos y fuimos a nuestros respectivos coches, con la diferencia que nos subimos sólo al mío. Lloviznaba. Seguimos platicando. Recostamos los respaldos de los asientos. Abrí el quemacocos. Una vista de ramas de árboles con gotitas de lluvia nos puso románticos (maldita sea, mi iPod falló y no quiso funcionar). De las 11.30 a la 1 AM le acaricié el rostro. Se quedó dormido. Me contagió el sueño, me recosté en su pecho. Ahora él me acarició a mi. Parecíamos dos pubertitos, bastante alejados de sus 28 y yo de mis 34. Al día siguiente tendría yo que manejar en carretera muy temprano en Pachuca, y aunado al hecho de nuestro temor a que una patrulla nos aplicara la nueva moralina “Ley Cívica”, nos despedimos.
Lo quiero volver a ver, pero ¿él a mí?
Sábado 25.
Mañana. Mi médico me dio de alta. No fue asma. Solo los bronquios. Después de regañarme y darme consejos, me dijo que retomara mis actividades normales. Qué felicidad tan grande. Como cuando atravesé por mi accidente hace más de un año, y cuando mi crisis de marzo, ahora según yo tengo muchos planes y proyectos (¡ajá!).
Tarde. Recibí un mensaje de Alex (no, otro Alex... me persiguen los Alex, ¿tendré un “karmalex”?). A él lo conocí en un chat hace apenas 2 semanas. Platicamos un solo día pero nos caímos bien. Partió de viaje a Costa Rica. Me dijo que quería conocerme a su regreso. En el mensaje me invitó al cine. Con eso de que traigo nuevos planes y proyectos, he decidido ser más alivianado y permitirme conocer gente de forma más ligera y pronta, sin tanta formalidad, sin tanta mamonería de “no, primero te quiero conocer platicando”. Así que hice lo impensable: le dije que sí. Quedamos en vernos en Cinemex Insurgentes. Le dije cómo iría vestido y para mejor referencia “... el wey que veas más feo de todos, ese soy yo”.
La experiencia fue muy gratificante. Ambos llegamos incluso 10 minutos antes de lo acordado. Al vernos creo nos latimos. Él dijo “Disculpa, lo que pasa es que estoy buscando a un wey muy feo, pero no lo encuentro, ¿me ayudas a buscarlo?”. Sonreí apenado mientras levanté la mano como cuando en la primaria levantaba uno la mano con ademán gay diciendo “Presente querido profesor”. Entramos a ver “La Mala Educación”, yo por segunda vez. No había otra función disponible. Antes de comenzar la película compró palomitas y refresco, lo que en su momento también me gustó de Omar, que no eran como todos que entraban y no probaban ni un solo pedazo de dulce (qué mamones son esos). Las luces del cine se apagaron, antes Alex me dijo “Y no eres nada feo”. Me sentí halagado viniendo de alguien guapo como él.
Salimos de la función. Fuimos a comer pizza y limonada a un restaurante de la Colonia Roma. Le conté una micra de mi vida, él una milésima de la suya. Todo iba bien hasta que llegó el mesero para decirnos que cerraban a las 11. Pagamos y fuimos a nuestros respectivos coches, con la diferencia que nos subimos sólo al mío. Lloviznaba. Seguimos platicando. Recostamos los respaldos de los asientos. Abrí el quemacocos. Una vista de ramas de árboles con gotitas de lluvia nos puso románticos (maldita sea, mi iPod falló y no quiso funcionar). De las 11.30 a la 1 AM le acaricié el rostro. Se quedó dormido. Me contagió el sueño, me recosté en su pecho. Ahora él me acarició a mi. Parecíamos dos pubertitos, bastante alejados de sus 28 y yo de mis 34. Al día siguiente tendría yo que manejar en carretera muy temprano en Pachuca, y aunado al hecho de nuestro temor a que una patrulla nos aplicara la nueva moralina “Ley Cívica”, nos despedimos.
Lo quiero volver a ver, pero ¿él a mí?
“Luego porqué dicen que no pierda la Fe...”
Viernes 24. Tarde.
Por la mañana había quedado con Víctor, cyberamigo, en conocernos en las crepas de la Condesa. Él saldría a las 6 PM y llegaría a las 6.30. Yo salí desde las 4 PM (fumigarían en la oficina, así que nos permitieron salir a esa hora), así que a matar 2 horas de tiempo. Fui a Mix-Up, y a pesar que me había jurado ya no gastar en DVDs, los nuevos estrenos me hicieron romper la promesa, cual alcohólico que cae rendido frente a un chocolate envinado. Al salir del lugar traía conmigo “The Star Wars Trilogy” (finalmente, el sonido DD EX no tiene madre, aunque el episodio IV trae garrafales errores en el mix del score de John Williams), “Dogville” (película que entró en automático a mi lista de favoritos Top 10, es delicioso ver a Nicole Kidman decir “Sometimes there are things we have to do by ourselves”, y terminar con créditos desgarradores escuchando “Young American” de David Bowie), “Big Fish” (para tomar referencias sobre el nuevo guión que estoy escribiendo), “The Day of the Jackal” (a mi gusto la mejor película policiaca de suspenso después de “The French Connection”), “Ed Wood” (lloro cada vez que la veo, y tenerla en DVD, widescreen por 108 pesos me hará llorar más) y “24” tercera temporada (aunque me he vuelto más fan de “Six Feet Under”, incluso a mi papá le gusta mucho, ríe cuando ve escenas gays de David y Keith).
Después de Mix-Up, a caminar, a hacerme pato esperando la llamada de Victor. Finalmente, a las 7 PM me llamó para decirme que iba retrasado y seguía en la oficina, pero que no había problema, que me metiera a las crepas y que lo esperaba, él llegaría. ¡Ajá! Así me la han hecho las más de las veces. No dudo que quizá sí llegaría por ahí de las 8 PM, pero... de por sí llevaba yo 3 horas sin hacer nada, como para esperarlo una hora más siendo que habíamos quedado en vernos desde las 6.30 PM. Aquellas veces que me han dejado plantado juré no me volvería a suceder, así que seguí conduciendo pero ya no a la Condesa, sino a mi casa. Cuando estaba por llegar, recibí de nuevo una llamada de él. Me pidió regresara al lugar de encuentro, le dije mi sentir. Nos despedimos, su última frase fue “...ay Luis, eres muy complicado”.
Si. Complicado. Nunca he tenido suerte con los tipos, pero a lo largo de todo este diario, consta que les he perdido confianza y Fe por lo que han hecho, no por lo que haya hecho yo.
Sí. Complicado.
Viernes 24. Tarde.
Por la mañana había quedado con Víctor, cyberamigo, en conocernos en las crepas de la Condesa. Él saldría a las 6 PM y llegaría a las 6.30. Yo salí desde las 4 PM (fumigarían en la oficina, así que nos permitieron salir a esa hora), así que a matar 2 horas de tiempo. Fui a Mix-Up, y a pesar que me había jurado ya no gastar en DVDs, los nuevos estrenos me hicieron romper la promesa, cual alcohólico que cae rendido frente a un chocolate envinado. Al salir del lugar traía conmigo “The Star Wars Trilogy” (finalmente, el sonido DD EX no tiene madre, aunque el episodio IV trae garrafales errores en el mix del score de John Williams), “Dogville” (película que entró en automático a mi lista de favoritos Top 10, es delicioso ver a Nicole Kidman decir “Sometimes there are things we have to do by ourselves”, y terminar con créditos desgarradores escuchando “Young American” de David Bowie), “Big Fish” (para tomar referencias sobre el nuevo guión que estoy escribiendo), “The Day of the Jackal” (a mi gusto la mejor película policiaca de suspenso después de “The French Connection”), “Ed Wood” (lloro cada vez que la veo, y tenerla en DVD, widescreen por 108 pesos me hará llorar más) y “24” tercera temporada (aunque me he vuelto más fan de “Six Feet Under”, incluso a mi papá le gusta mucho, ríe cuando ve escenas gays de David y Keith).
Después de Mix-Up, a caminar, a hacerme pato esperando la llamada de Victor. Finalmente, a las 7 PM me llamó para decirme que iba retrasado y seguía en la oficina, pero que no había problema, que me metiera a las crepas y que lo esperaba, él llegaría. ¡Ajá! Así me la han hecho las más de las veces. No dudo que quizá sí llegaría por ahí de las 8 PM, pero... de por sí llevaba yo 3 horas sin hacer nada, como para esperarlo una hora más siendo que habíamos quedado en vernos desde las 6.30 PM. Aquellas veces que me han dejado plantado juré no me volvería a suceder, así que seguí conduciendo pero ya no a la Condesa, sino a mi casa. Cuando estaba por llegar, recibí de nuevo una llamada de él. Me pidió regresara al lugar de encuentro, le dije mi sentir. Nos despedimos, su última frase fue “...ay Luis, eres muy complicado”.
Si. Complicado. Nunca he tenido suerte con los tipos, pero a lo largo de todo este diario, consta que les he perdido confianza y Fe por lo que han hecho, no por lo que haya hecho yo.
Sí. Complicado.
“Los 5 kilos de más que la TV regala”
Jueves. Noche.
Después del festejo de Juanca, llegué corriendo a casa. Motivo: Ver mi entrevista en TV, canal 11, programa “Abrelatas”. A mi diestra, un papá grabando todo en handycam (“...es para enviárselo a tu hermana a Holanda...”), y a mi siniestra una mamá bastante emocionada (mamá-cuervo dejaría de ser).
Llegó la entrevista. Fuimos 3 entrevistados, yo cabalísticamente sentado en medio de los otros dos. Mi principal temor era ver cómo me vería pues el día de la grabación del programa, estaba yo sin rasurar y sin bañar (por la tos que estaba en su apogeo, léase el post en éste diario de hace no sé cuanto). Pero... sorpresa. Hasta yo mismo dije que me veía bien. Obviamente con los 5 kilos de más que la TV regala con singular alegría, pero de ahí en fuera muy elocuente, muy en mi papel. Incluso, al terminar recibí múltiples llamadas. Todos coincidieron que me veía bien. Comentarios como “muy elocuente”, “muy mamón”, “muy seguro” y “guapo” (sin el “muy”, tanta suerte que tuviera). Hay gente que solo conozco por MSN Messenger a quienes no quise decirles hora, fecha ni canal, por temor a mi imagen y físico. Ahora me arrepiento. Espero verme igual el día que reciba mi Oscar por “Best Screenplay”.
Finalmente se transmitió mi cortometraje. Me sentí satisfecho, más aún sabiendo que falta que sea estrenado comercialmente. Solo nos falta conseguir el dinero para hacer el transfer. ¿Cuánto dinero juntaría como escort?
Jueves. Noche.
Después del festejo de Juanca, llegué corriendo a casa. Motivo: Ver mi entrevista en TV, canal 11, programa “Abrelatas”. A mi diestra, un papá grabando todo en handycam (“...es para enviárselo a tu hermana a Holanda...”), y a mi siniestra una mamá bastante emocionada (mamá-cuervo dejaría de ser).
Llegó la entrevista. Fuimos 3 entrevistados, yo cabalísticamente sentado en medio de los otros dos. Mi principal temor era ver cómo me vería pues el día de la grabación del programa, estaba yo sin rasurar y sin bañar (por la tos que estaba en su apogeo, léase el post en éste diario de hace no sé cuanto). Pero... sorpresa. Hasta yo mismo dije que me veía bien. Obviamente con los 5 kilos de más que la TV regala con singular alegría, pero de ahí en fuera muy elocuente, muy en mi papel. Incluso, al terminar recibí múltiples llamadas. Todos coincidieron que me veía bien. Comentarios como “muy elocuente”, “muy mamón”, “muy seguro” y “guapo” (sin el “muy”, tanta suerte que tuviera). Hay gente que solo conozco por MSN Messenger a quienes no quise decirles hora, fecha ni canal, por temor a mi imagen y físico. Ahora me arrepiento. Espero verme igual el día que reciba mi Oscar por “Best Screenplay”.
Finalmente se transmitió mi cortometraje. Me sentí satisfecho, más aún sabiendo que falta que sea estrenado comercialmente. Solo nos falta conseguir el dinero para hacer el transfer. ¿Cuánto dinero juntaría como escort?
“Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad”
Jueves 23. Falté a trabajar, todo por un buen motivo: el exámen profesional de mi primazo Juan Carlos. Se tituló de médico y con mención honorífica. Me sentí orgulloso. Él es uno de los 3 hermanos, primos míos a quienes considero los hermanos que nunca tuve. Lo recuerdo cuando éramos niños, él se veía en el espejo, sus rulitos güeros, y decía que era “Robin”, sidekick de Batman. También se tituló Paty, su esposa, ella sí no tuvo mención honorífica pero es como si lo fuera. Fueron casi 5 horas en el áula universitaria. Al terminar, un pequeño brindis en un laboratorio donde diseccionan cadáveres. Fue algo muy original ver los canapés de salmón y caviar con vino blanco, encima de planchas donde a veces escurre sangre sin dueño.
Por la tarde el festejo más serio, en su depa, donde acudimos primos, parientes y amigos. Su director de tesis, y sinodal además, se puso mega guarapeta, al grado que estaba besando a todas las viejas presentes, incluyendo a mi mamá de quien dijo después de darle un beso en la frente “... ésta mujer huele delicioso...”.
El Doc se me acercó, ya estaba dando las últimas, pero seguía bebiendo. Después de una alcoholizada presentación de su parte me pidió le viera el trasero a una amiga de Juanca. Yo solo sonreí pero no dije nada. Me insistió, y al ver mi confirmado desinterés me preguntó my edad y si tenía novia. “34” y “No” fueron mis respuestas. Se me acercó y en voz baja me dijo “Vientos cabrón, me caen muy bien los gays”. Posteriormente llegó su venezolana esposa, guapa y atractiva, supongo ya sabe los teatritos de su médico consorte. Le quitó la copa de vino y se lo llevó tambaleando.
Antes de partir, Juanca me hizo pruebas de asma. Los resultados descartaron mis temores. No es asma. De tan contento le confesé a Juanca mis preferencias. Me sirvió vino y brindó conmigo. Ahora me quiere más, y yo a él. Al final un beso de hermanos.
De toda la gente que me importaba supiera mi condición, lo saben todos a excepción de mis padres y hermana. Los otros (sin referencias a Aménabar) me han brindado todo su apoyo y nos acercó más. Me pregunto si sucedería lo mismo con mis padres.
Jueves 23. Falté a trabajar, todo por un buen motivo: el exámen profesional de mi primazo Juan Carlos. Se tituló de médico y con mención honorífica. Me sentí orgulloso. Él es uno de los 3 hermanos, primos míos a quienes considero los hermanos que nunca tuve. Lo recuerdo cuando éramos niños, él se veía en el espejo, sus rulitos güeros, y decía que era “Robin”, sidekick de Batman. También se tituló Paty, su esposa, ella sí no tuvo mención honorífica pero es como si lo fuera. Fueron casi 5 horas en el áula universitaria. Al terminar, un pequeño brindis en un laboratorio donde diseccionan cadáveres. Fue algo muy original ver los canapés de salmón y caviar con vino blanco, encima de planchas donde a veces escurre sangre sin dueño.
Por la tarde el festejo más serio, en su depa, donde acudimos primos, parientes y amigos. Su director de tesis, y sinodal además, se puso mega guarapeta, al grado que estaba besando a todas las viejas presentes, incluyendo a mi mamá de quien dijo después de darle un beso en la frente “... ésta mujer huele delicioso...”.
El Doc se me acercó, ya estaba dando las últimas, pero seguía bebiendo. Después de una alcoholizada presentación de su parte me pidió le viera el trasero a una amiga de Juanca. Yo solo sonreí pero no dije nada. Me insistió, y al ver mi confirmado desinterés me preguntó my edad y si tenía novia. “34” y “No” fueron mis respuestas. Se me acercó y en voz baja me dijo “Vientos cabrón, me caen muy bien los gays”. Posteriormente llegó su venezolana esposa, guapa y atractiva, supongo ya sabe los teatritos de su médico consorte. Le quitó la copa de vino y se lo llevó tambaleando.
Antes de partir, Juanca me hizo pruebas de asma. Los resultados descartaron mis temores. No es asma. De tan contento le confesé a Juanca mis preferencias. Me sirvió vino y brindó conmigo. Ahora me quiere más, y yo a él. Al final un beso de hermanos.
De toda la gente que me importaba supiera mi condición, lo saben todos a excepción de mis padres y hermana. Los otros (sin referencias a Aménabar) me han brindado todo su apoyo y nos acercó más. Me pregunto si sucedería lo mismo con mis padres.
Friday, September 24, 2004
“El destino es cruel”
Martes y miércoles.
Por la noche del miércoles, encontré online a Alex, de quien creí no volvería a saber jamás. Se ha vuelto más abierto al grado que ya coloca una foto suya en los recuadritos del MSN Messenger. Me dio gusto charlar con él. Pero Alex se mostró muy seco, tan seco como yo me llegué a portar con él cuando parecía querer retomar el contacto. Hicimos un breve update de nuestras vidas. Yo, pues no tuve mucho que contarle, mi vida es monotonía total. Mientras que él, ya está elaborando su tesis, y está saliendo con un tipo. Llevan ya 3 meses. No puedo negarlo, me dio mucha envidia y tristeza. Por la tristeza, lloré en la noche. Por la envidia estuve el miércoles con maldita inquietud. Me acosté. Agradecí a Dios el que estuviera ya reponiéndome de la tos.
Miércoles en la mañana. Ahora fue el turno del desaparecido Omar, de reaparecer también online en el Messenger. El destino tiene formas crueles de ponernos el dedo en la llaga. En mi caso, no habían pasado ni 12 horas de la reaparición de Alex y la envidia y tristeza hacia mi provocadas, cuando también Omar asomó su cabeza en mi vida. Me hizo también un update. Ya tiene novio y se llama Germán. Sentí envidia y también sentí tristeza (¿más?).
Los dos muchachos que en algún momento me gustaron por un no-sé-qué-que-qué-sé-yo, y con quienes me sentía muy a gusto con su compañía, reaparecieron literalmente de la noche a la mañana, los dos avanzando con su vida y compartiéndola con algún sujeto a sus respectivos lados. Confirmo: el destino es cruel….
¡Reitero! ¡El destino es muy cruel! Ese mismo miércoles fui por la tarde a comer a Centro Coyoacán mientras daban las 6 PM, hora en que en el taller de guiones tendríamos la visita de 6 nuevos integrantes. Me dirigí al área de fast food (odio a los pochos, pero ni modo, en éste siglo XXI es más cómodo sintetizar incluso palabras, ya no digamos sentimientos). Busqué una mesa, y justo a donde me dirigí… estaba comiendo Omar. Nos sorprendimos. El rió, ignoro si su risa fue con tono macabro. El destino nos volvió a poner ahí, sin planearlo y sin quererlo. La media hora que degustamos, me contó sobre su cambio de domicilio y que ya está harto de vivir y trabajar en el DF. Hace 3 meses se tituló, ya es todo un ingeniero. A las 5.30 PM se puso de pie, se despidió, me dio un abrazo y se perdió entre las mesas. Y yo ahí, solo, de hecho me di cuenta que mi mesa era la única en cuyas mesas contiguas no había un solo comensal. ¿Oleré feo?
Por la noche llegué a casa. Chateé con ED, y él, preocupado por mi tristeza (y la suya propia) me invitó a inventar un videojuego hipotético de peleas (ya saben, tipo Street Fighter o Mortal Kombat) con el requisito de que los dos bandos tendrían que estar conformados por robots-estrellas de películas. Inventamos duelos muy cool: La robot de Metrópolis VS. El niño de A.I.; el Teddy Bear de A.I. VS. La mitad desmembrada del robot Bishop de Aliens; una de las esposas de The Stepford Wives Vs. Un calamar de The Matrix; El hombre bicentenario VS. C3PO; Robocop VS. HAL-9000. Reímos mucho mucho mucho. Pero tuve que acostarme. Me costó trabajo dormir pensando en Alex y Omar, meses atrás pensé y soñé con ellos, pero uno a la vez… subrayo: el destino es cruel.
Martes y miércoles.
Por la noche del miércoles, encontré online a Alex, de quien creí no volvería a saber jamás. Se ha vuelto más abierto al grado que ya coloca una foto suya en los recuadritos del MSN Messenger. Me dio gusto charlar con él. Pero Alex se mostró muy seco, tan seco como yo me llegué a portar con él cuando parecía querer retomar el contacto. Hicimos un breve update de nuestras vidas. Yo, pues no tuve mucho que contarle, mi vida es monotonía total. Mientras que él, ya está elaborando su tesis, y está saliendo con un tipo. Llevan ya 3 meses. No puedo negarlo, me dio mucha envidia y tristeza. Por la tristeza, lloré en la noche. Por la envidia estuve el miércoles con maldita inquietud. Me acosté. Agradecí a Dios el que estuviera ya reponiéndome de la tos.
Miércoles en la mañana. Ahora fue el turno del desaparecido Omar, de reaparecer también online en el Messenger. El destino tiene formas crueles de ponernos el dedo en la llaga. En mi caso, no habían pasado ni 12 horas de la reaparición de Alex y la envidia y tristeza hacia mi provocadas, cuando también Omar asomó su cabeza en mi vida. Me hizo también un update. Ya tiene novio y se llama Germán. Sentí envidia y también sentí tristeza (¿más?).
Los dos muchachos que en algún momento me gustaron por un no-sé-qué-que-qué-sé-yo, y con quienes me sentía muy a gusto con su compañía, reaparecieron literalmente de la noche a la mañana, los dos avanzando con su vida y compartiéndola con algún sujeto a sus respectivos lados. Confirmo: el destino es cruel….
¡Reitero! ¡El destino es muy cruel! Ese mismo miércoles fui por la tarde a comer a Centro Coyoacán mientras daban las 6 PM, hora en que en el taller de guiones tendríamos la visita de 6 nuevos integrantes. Me dirigí al área de fast food (odio a los pochos, pero ni modo, en éste siglo XXI es más cómodo sintetizar incluso palabras, ya no digamos sentimientos). Busqué una mesa, y justo a donde me dirigí… estaba comiendo Omar. Nos sorprendimos. El rió, ignoro si su risa fue con tono macabro. El destino nos volvió a poner ahí, sin planearlo y sin quererlo. La media hora que degustamos, me contó sobre su cambio de domicilio y que ya está harto de vivir y trabajar en el DF. Hace 3 meses se tituló, ya es todo un ingeniero. A las 5.30 PM se puso de pie, se despidió, me dio un abrazo y se perdió entre las mesas. Y yo ahí, solo, de hecho me di cuenta que mi mesa era la única en cuyas mesas contiguas no había un solo comensal. ¿Oleré feo?
Por la noche llegué a casa. Chateé con ED, y él, preocupado por mi tristeza (y la suya propia) me invitó a inventar un videojuego hipotético de peleas (ya saben, tipo Street Fighter o Mortal Kombat) con el requisito de que los dos bandos tendrían que estar conformados por robots-estrellas de películas. Inventamos duelos muy cool: La robot de Metrópolis VS. El niño de A.I.; el Teddy Bear de A.I. VS. La mitad desmembrada del robot Bishop de Aliens; una de las esposas de The Stepford Wives Vs. Un calamar de The Matrix; El hombre bicentenario VS. C3PO; Robocop VS. HAL-9000. Reímos mucho mucho mucho. Pero tuve que acostarme. Me costó trabajo dormir pensando en Alex y Omar, meses atrás pensé y soñé con ellos, pero uno a la vez… subrayo: el destino es cruel.
Saturday, September 18, 2004
“Un sábado”
Viernes y sábado en casa. No me gusta salir cuando estoy enfermo. Sin embargo, el cine es imperdonable y vi “La Mala Educación” (donde refrendé mi repudio a Gael salvo por ese precioso trasero desnudo que se ve sin censurar en alguna parte de la película), y “La Aldea” (gracias a éste tipo de historias, mi ego se infla como pulmón sano, ya que la misma premisa y final de tuerca se me había ocurrido para escribir hace un par de años, lo cual quiere decir que Shyamalan no es el gran genio que parecía; recuerdo que mi historia trataba de lo mismo, pero en ella, obviamente el pueblito era como de la época de la Revolución Mexicana, y el protagonista se dispondría cruzar el territorio prohibido para ir en busca de ayuda. En el trayecto se toparía con sucesos extraños, pero al final, llegaría a una gran metrópoli como el actual D.F. Díganme ¿soy o no un Shyamalan pero sin presupuesto?).
Posteriormente fui con el médico. Dice que voy mejorando. Se resiste a que me haga la espirometría (una prueba para ver si lo mío es asma o no). Insiste que es una infección marca diablo en los bronquios. Y bueno, ya llevo dos noches durmiendo bien. Si bien toso, no me despierto con esa horrible sensación de asfixia. De hecho todo el día de hoy tosí muy poco y respiro sin dificultad. Espero no sea porque he usado el inhalador al pie de la letra.
Ahora que atravieso por esta situación de mala salud, he releído todo mi diario. Como un ente más de la raza humana a la que pertenezco, corroboro que no aprendemos. Cuando atravesé por mi crisis en marzo de éste año, juré ser alguien mejor y no quejarme de nada si todo salía bien en ese entonces. Y heme aquí, haciendo las mismas promesas. Claro, ésta ocasión es un segundo jalón de orejas, mmm… tercero más bien pues el accidente de julio de 2003 también cuenta como jalón. Dicen que la tercera es la vencida, y tengo muchos planes.
He conocido gente en el Messenger a quienes les ha tocado ver mi faceta negativa. No es para menos si la maldita tos no me ha permitido estar de completo buen humor. He visto que unos ya ni me saludan, de hecho hasta me han borrado de su lista de contactos. No sé si debo ofrecerles una disculpa y reiniciar la cyberamistad. Otros en cambio, como Víctor, a pesar de que me he portado gañán, su buena vibra no baja y me da ánimos. Le agradezco. De hecho me ha incluido ya en su propio blog (creo que a varios les he contagiado la dicha de escribir el diario acontecer).
Sábado en la tarde. La pasé con mis papás. Rentamos “Zapata”. No nos gustó.
Viernes y sábado en casa. No me gusta salir cuando estoy enfermo. Sin embargo, el cine es imperdonable y vi “La Mala Educación” (donde refrendé mi repudio a Gael salvo por ese precioso trasero desnudo que se ve sin censurar en alguna parte de la película), y “La Aldea” (gracias a éste tipo de historias, mi ego se infla como pulmón sano, ya que la misma premisa y final de tuerca se me había ocurrido para escribir hace un par de años, lo cual quiere decir que Shyamalan no es el gran genio que parecía; recuerdo que mi historia trataba de lo mismo, pero en ella, obviamente el pueblito era como de la época de la Revolución Mexicana, y el protagonista se dispondría cruzar el territorio prohibido para ir en busca de ayuda. En el trayecto se toparía con sucesos extraños, pero al final, llegaría a una gran metrópoli como el actual D.F. Díganme ¿soy o no un Shyamalan pero sin presupuesto?).
Posteriormente fui con el médico. Dice que voy mejorando. Se resiste a que me haga la espirometría (una prueba para ver si lo mío es asma o no). Insiste que es una infección marca diablo en los bronquios. Y bueno, ya llevo dos noches durmiendo bien. Si bien toso, no me despierto con esa horrible sensación de asfixia. De hecho todo el día de hoy tosí muy poco y respiro sin dificultad. Espero no sea porque he usado el inhalador al pie de la letra.
Ahora que atravieso por esta situación de mala salud, he releído todo mi diario. Como un ente más de la raza humana a la que pertenezco, corroboro que no aprendemos. Cuando atravesé por mi crisis en marzo de éste año, juré ser alguien mejor y no quejarme de nada si todo salía bien en ese entonces. Y heme aquí, haciendo las mismas promesas. Claro, ésta ocasión es un segundo jalón de orejas, mmm… tercero más bien pues el accidente de julio de 2003 también cuenta como jalón. Dicen que la tercera es la vencida, y tengo muchos planes.
He conocido gente en el Messenger a quienes les ha tocado ver mi faceta negativa. No es para menos si la maldita tos no me ha permitido estar de completo buen humor. He visto que unos ya ni me saludan, de hecho hasta me han borrado de su lista de contactos. No sé si debo ofrecerles una disculpa y reiniciar la cyberamistad. Otros en cambio, como Víctor, a pesar de que me he portado gañán, su buena vibra no baja y me da ánimos. Le agradezco. De hecho me ha incluido ya en su propio blog (creo que a varios les he contagiado la dicha de escribir el diario acontecer).
Sábado en la tarde. La pasé con mis papás. Rentamos “Zapata”. No nos gustó.
Thursday, September 16, 2004
“Un asfixiante ¡Viva México!”
Miércoles 15. Madrugada.
Para muchos el día de la noche del grito de Independencia. Para mí, esa noche fue literalmente asfixiante. Con notorio temor en mi futuro, la ansiedad me invadió. De la 1 a las 4 AM sentía que algo me oprimía el pecho con consecuente respiración cortada y agitada. Sentía que el oxígeno me faltaba. Solo hasta que me sentaba sentía que el aire de vida fluía libremente hacia mis pulmones. Cuando tosía, los bronquios se me cerraban impidiéndome jalar aire. ¿Qué sucedería si la situación se agravaba? No tuve temor, sabía que a una puerta de distancia, mi hermana vendría a mi rescate. Y así pensé hasta que abrí la puerta para decirle lo que me pasaba… pero… ella no estaba ahí. Olvidé que su vida está allá en el país de güeros, en otro huso horario. Serían las 3 AM cuando eso sucedió. Me quedé ahí parado en su vacía recámara, mirando hacia lo que durante muchos años fue su lecho. Silencio total, salvo mi respiración entrecortada.
Me sentí muy solo.
Me he sentido muy solo.
Me siento solo.
Tomé sus almohadas y las coloqué en mi cama a forma de dormirme sentado. Lo logré. La respiración fue tomando su ritmo normal, hasta que repentinamente, desperté y ya eran las 8 AM.
Tarde.
Me escapé del trabajo. Fui a la “Fundación Toscano” donde se llevan a cabo los talleres del “Sundance Institute”. Dejé sendas copias de mi guión de largometraje “Las penas con muerte son buenas”. Antes de entrar inhalé mi Symbicort para tener mejor respiración.
Noche.
Fuimos a casa de unas tías que no frecuentábamos mucho. Lo malo es que viven adelante de Villa Coapa. Odio el sur y la gente que en él habita. Creo que el más joven de la reunión era yo, salvo dos estupiditos de 2 y 6 años de edad respectivamente, sobrinos de Juana de las Pitas. Mi mamá estaba fascinada con una gelatina de colores que preparó desde un día antes. Estando aún en casa le pedí me regalara un pedazo. Se negó, todo para que ya estando en la noche del grito, se quedara desperdiciada casi la mitad. No era para menos. Todos tragamos. Entre tostadas de pata, pozole quemado y ponche sin caña y tejocote por no ser aún la temporada.
Llegamos a casa a las 2.30 AM. Pero por obvias asfixias, no pude dormir sino entradas las 5 AM.
Ha llegado la noche de éste 16 de septiembre. Estuve todo el día en casa. Sé que nuevamente las pasaré negras para dormir. Ahora recuerdo que anoche una de mis tías me abrazó y acarició la espalda mientras yo tosía. Qué bonito y rico sentí. Es una lástima que eso no pueda ser siempre.
Me siento muy triste.
Miércoles 15. Madrugada.
Para muchos el día de la noche del grito de Independencia. Para mí, esa noche fue literalmente asfixiante. Con notorio temor en mi futuro, la ansiedad me invadió. De la 1 a las 4 AM sentía que algo me oprimía el pecho con consecuente respiración cortada y agitada. Sentía que el oxígeno me faltaba. Solo hasta que me sentaba sentía que el aire de vida fluía libremente hacia mis pulmones. Cuando tosía, los bronquios se me cerraban impidiéndome jalar aire. ¿Qué sucedería si la situación se agravaba? No tuve temor, sabía que a una puerta de distancia, mi hermana vendría a mi rescate. Y así pensé hasta que abrí la puerta para decirle lo que me pasaba… pero… ella no estaba ahí. Olvidé que su vida está allá en el país de güeros, en otro huso horario. Serían las 3 AM cuando eso sucedió. Me quedé ahí parado en su vacía recámara, mirando hacia lo que durante muchos años fue su lecho. Silencio total, salvo mi respiración entrecortada.
Me sentí muy solo.
Me he sentido muy solo.
Me siento solo.
Tomé sus almohadas y las coloqué en mi cama a forma de dormirme sentado. Lo logré. La respiración fue tomando su ritmo normal, hasta que repentinamente, desperté y ya eran las 8 AM.
Tarde.
Me escapé del trabajo. Fui a la “Fundación Toscano” donde se llevan a cabo los talleres del “Sundance Institute”. Dejé sendas copias de mi guión de largometraje “Las penas con muerte son buenas”. Antes de entrar inhalé mi Symbicort para tener mejor respiración.
Noche.
Fuimos a casa de unas tías que no frecuentábamos mucho. Lo malo es que viven adelante de Villa Coapa. Odio el sur y la gente que en él habita. Creo que el más joven de la reunión era yo, salvo dos estupiditos de 2 y 6 años de edad respectivamente, sobrinos de Juana de las Pitas. Mi mamá estaba fascinada con una gelatina de colores que preparó desde un día antes. Estando aún en casa le pedí me regalara un pedazo. Se negó, todo para que ya estando en la noche del grito, se quedara desperdiciada casi la mitad. No era para menos. Todos tragamos. Entre tostadas de pata, pozole quemado y ponche sin caña y tejocote por no ser aún la temporada.
Llegamos a casa a las 2.30 AM. Pero por obvias asfixias, no pude dormir sino entradas las 5 AM.
Ha llegado la noche de éste 16 de septiembre. Estuve todo el día en casa. Sé que nuevamente las pasaré negras para dormir. Ahora recuerdo que anoche una de mis tías me abrazó y acarició la espalda mientras yo tosía. Qué bonito y rico sentí. Es una lástima que eso no pueda ser siempre.
Me siento muy triste.
“Lo feo nadie me lo quita… el asma tampoco… lo gay menos…”
Bien dicen los psicólogos que uno tiene a mandar las malas experiencias al sótano de nuestro inconsciente. En mi caso, he escrito todo lo que me ha sucedido esta semana, salvo que conocí a un muchacho muy guapo precisamente el lunes 13. En sí la experiencia, el momento, no fueron malos. Pero sí lo fue lo que ha venido después.
“L” (usaré solo su inicial) aceptó salir a tomar café conmigo. Y eso que yo no soy cafetero. No me gusta la cafeína por más que digan que hay cafés descafeinados. Nos vimos a las 5 PM en Pabellón Polanco. Últimamente me ha dado por soñar. Dicen que soy muy pesimista y negativo, pero lo único que sé es que hay cosas y gente inalcanzable. Hay que poner los pies en la tierra. Así que me he propuesto soñar, al fin que por eso no hay que pagar cuota. Así que cuando vi a L llenando una forma en el HSBC de Pabellón, sonreí y pensé (como lo he hecho cuando he tenido la osadía de conocer gente nueva): “Él va a ser mi novio”. Creo que a esos sueños habría que acompañarlos con el tema “I think I love you” de la sesentera Familia Patridge.
L salió del banco. De ahí nos dirigimos a “Starbucks Café”. Siempre he odiado ese lugar. Y creo que ahora lo odiaré aún más. Nos fuimos en mi auto. Él carece de alguno. Cuando subió miró el gigantón Spider Man que se encuentra en el tablero de mi coche, no emitió comentario alguno. Sólo sonrió. Esa sonrisa bien podría significar “qué patético niñote” o “si chocaramos, la bolsa de aire no se va a activar”. ¿Dejaré ahí a mi Spider Man?
Llegamos a “Starbucks”. Al pagar decidí invitarlo diciéndole “Yo pago ésta ocasión. Ya tu me invitarás algo algún lejano día”. Si, vaya que será lejano, quizá en otra vida. A pesar de que platicamos de temas afines, que le gustó la música que yo traía en mi auto, es lógico y evidente que no le gusté nada nada.
Pero si lo quisiera como amigo ¿a poco tengo que ser guapo? Yo recuerdo cuando iba en la primaria, secundaria, preparatoria, licenciatura y maestría, que tenía amigos y amigas de todo. No por que algunos llegaran feos o guapos, eso tenía que ver para que fueran o dejaran de ser mis amigos. Pero en éstas cuestiones de conocer gente, creo que es indispensable ser físicamente atractivo. Por eso no tengo amigos. Les resulto feo. Bueno, salvo ED a quien no le importa que sea yo espantoso, al fin que según su propia creencia, ambos estamos destinados a ser unos “superstars”. Mmm… tampoco a Beto, mi amigo de Guadalajara (espero ya se encuentre mejor).
La cuestión es que saliendo del “Starbucks” comenzó a llover. L comenzaba con síntomas de gripe. Yo seguía con los míos. Buscamos una farmacia en Polanco. Al llegar esperamos a que se calmara la torrencial lluvia. Casi una hora, tiempo en que el navegó en mi iPod, me preguntó sobre mi signo zodiacal y me platicó sobre su familia.
Posteriormente me ofrecí a llevarlo a su casa. Por la lluvia y por tener que cruzar el Periférico, hicimos 2 horas de camino. En ese tiempo cantamos y tarareamos, hasta que me dijo “¿no me vas a platicar nada? Eres muy callado”. Pero, así permanecí, callado. Derrotado al ser evidente lo feo que le parecí.
Llegamos a su casa, me dio un abrazo diciéndome “Gusto en conocerte”. Se apeó del auto. Y… ya. Lo he visto en Messenger desde entonces. Online, pero ninguno de los dos iniciamos una conversación. Reitero: no le resulté atractivo. Perdí 5 horas de mi tiempo y mucha gasolina, solo para corroborar que por ser feo no puedo tener tantos amigos como quisiera.
Ya ni qué decir de tener un novio.
Sé que cuando L se bajó del auto, fue la última vez que lo vi.
Oh Dios. Primero me hiciste feo. Luego me diste un empujoncito para volverme gay. Y ahora me quieres volver asmático. Por favor. Ahora haz algo bueno. Algo con lo que pueda respirar un poquito de Fe (y de oxígeno por las noches).
Bien dicen los psicólogos que uno tiene a mandar las malas experiencias al sótano de nuestro inconsciente. En mi caso, he escrito todo lo que me ha sucedido esta semana, salvo que conocí a un muchacho muy guapo precisamente el lunes 13. En sí la experiencia, el momento, no fueron malos. Pero sí lo fue lo que ha venido después.
“L” (usaré solo su inicial) aceptó salir a tomar café conmigo. Y eso que yo no soy cafetero. No me gusta la cafeína por más que digan que hay cafés descafeinados. Nos vimos a las 5 PM en Pabellón Polanco. Últimamente me ha dado por soñar. Dicen que soy muy pesimista y negativo, pero lo único que sé es que hay cosas y gente inalcanzable. Hay que poner los pies en la tierra. Así que me he propuesto soñar, al fin que por eso no hay que pagar cuota. Así que cuando vi a L llenando una forma en el HSBC de Pabellón, sonreí y pensé (como lo he hecho cuando he tenido la osadía de conocer gente nueva): “Él va a ser mi novio”. Creo que a esos sueños habría que acompañarlos con el tema “I think I love you” de la sesentera Familia Patridge.
L salió del banco. De ahí nos dirigimos a “Starbucks Café”. Siempre he odiado ese lugar. Y creo que ahora lo odiaré aún más. Nos fuimos en mi auto. Él carece de alguno. Cuando subió miró el gigantón Spider Man que se encuentra en el tablero de mi coche, no emitió comentario alguno. Sólo sonrió. Esa sonrisa bien podría significar “qué patético niñote” o “si chocaramos, la bolsa de aire no se va a activar”. ¿Dejaré ahí a mi Spider Man?
Llegamos a “Starbucks”. Al pagar decidí invitarlo diciéndole “Yo pago ésta ocasión. Ya tu me invitarás algo algún lejano día”. Si, vaya que será lejano, quizá en otra vida. A pesar de que platicamos de temas afines, que le gustó la música que yo traía en mi auto, es lógico y evidente que no le gusté nada nada.
Pero si lo quisiera como amigo ¿a poco tengo que ser guapo? Yo recuerdo cuando iba en la primaria, secundaria, preparatoria, licenciatura y maestría, que tenía amigos y amigas de todo. No por que algunos llegaran feos o guapos, eso tenía que ver para que fueran o dejaran de ser mis amigos. Pero en éstas cuestiones de conocer gente, creo que es indispensable ser físicamente atractivo. Por eso no tengo amigos. Les resulto feo. Bueno, salvo ED a quien no le importa que sea yo espantoso, al fin que según su propia creencia, ambos estamos destinados a ser unos “superstars”. Mmm… tampoco a Beto, mi amigo de Guadalajara (espero ya se encuentre mejor).
La cuestión es que saliendo del “Starbucks” comenzó a llover. L comenzaba con síntomas de gripe. Yo seguía con los míos. Buscamos una farmacia en Polanco. Al llegar esperamos a que se calmara la torrencial lluvia. Casi una hora, tiempo en que el navegó en mi iPod, me preguntó sobre mi signo zodiacal y me platicó sobre su familia.
Posteriormente me ofrecí a llevarlo a su casa. Por la lluvia y por tener que cruzar el Periférico, hicimos 2 horas de camino. En ese tiempo cantamos y tarareamos, hasta que me dijo “¿no me vas a platicar nada? Eres muy callado”. Pero, así permanecí, callado. Derrotado al ser evidente lo feo que le parecí.
Llegamos a su casa, me dio un abrazo diciéndome “Gusto en conocerte”. Se apeó del auto. Y… ya. Lo he visto en Messenger desde entonces. Online, pero ninguno de los dos iniciamos una conversación. Reitero: no le resulté atractivo. Perdí 5 horas de mi tiempo y mucha gasolina, solo para corroborar que por ser feo no puedo tener tantos amigos como quisiera.
Ya ni qué decir de tener un novio.
Sé que cuando L se bajó del auto, fue la última vez que lo vi.
Oh Dios. Primero me hiciste feo. Luego me diste un empujoncito para volverme gay. Y ahora me quieres volver asmático. Por favor. Ahora haz algo bueno. Algo con lo que pueda respirar un poquito de Fe (y de oxígeno por las noches).
Tuesday, September 14, 2004
“Una buena y una mala”
Noticia buena:
Martes 14. Mañana. Recibí una llamada de IMCINE. Mi guión que ingresó a concurso en junio, si bien no ganó ningún estímulo por no haber obtenido suficiente puntaje (claro, comparado con Vicente Leñero quien sí salió seleccionado, jamás lo lograré, ese tipo es un lobo de mar, bueno, lobo del guión), me felicitaron, pero lo mejor es que lo enviarán recomendado al “Sundance Institute”. Sí, ese instituto del cual deriva el “Sundance Festival” y “Sundance Channel”, fundados por Robert Redford hace algunos años. De inmediato me puse en contacto con ellos quienes de inmediato reconocieron e identificaron el título de mi guión: “Las penas con muerte son buenas”. Mañana se los llevaré en varios juegos con un breve ridículum. Me pidieron también una filmografía. ¡Ja!
Noticia mala:
(podría ser MUY mala)
Mi tos no se calma. No tengo nada en la garganta. Es simplemente mi respiración y mis bronquios. Hoy consulté con mi primo, experto en ásma. Me interrogó. Éste fin de semana me hará exámenes. Dice él que los síntomas y todo el cuadro apuntan a que es ASMA. No he tenido fiebres, no escupo flemas ni sangre. Solo siento un dolor en el pecho, se me corta la respiración y por las noches pido a Dios no toser pues me sobreviene asfixia... Sí. Parece ser asma.
Y si es eso...
...
¿qué me espera?
Tengo miedo.
Noticia buena:
Martes 14. Mañana. Recibí una llamada de IMCINE. Mi guión que ingresó a concurso en junio, si bien no ganó ningún estímulo por no haber obtenido suficiente puntaje (claro, comparado con Vicente Leñero quien sí salió seleccionado, jamás lo lograré, ese tipo es un lobo de mar, bueno, lobo del guión), me felicitaron, pero lo mejor es que lo enviarán recomendado al “Sundance Institute”. Sí, ese instituto del cual deriva el “Sundance Festival” y “Sundance Channel”, fundados por Robert Redford hace algunos años. De inmediato me puse en contacto con ellos quienes de inmediato reconocieron e identificaron el título de mi guión: “Las penas con muerte son buenas”. Mañana se los llevaré en varios juegos con un breve ridículum. Me pidieron también una filmografía. ¡Ja!
Noticia mala:
(podría ser MUY mala)
Mi tos no se calma. No tengo nada en la garganta. Es simplemente mi respiración y mis bronquios. Hoy consulté con mi primo, experto en ásma. Me interrogó. Éste fin de semana me hará exámenes. Dice él que los síntomas y todo el cuadro apuntan a que es ASMA. No he tenido fiebres, no escupo flemas ni sangre. Solo siento un dolor en el pecho, se me corta la respiración y por las noches pido a Dios no toser pues me sobreviene asfixia... Sí. Parece ser asma.
Y si es eso...
...
¿qué me espera?
Tengo miedo.
Sunday, September 12, 2004
“Volunteers needed”
Sábado 11. Visita a mi médico, para ver cómo han reaccionado mis bronquios al tratamiento. Me recetó un tubito digno de asmáticos. No, me dijo que no me preocupara, lo mío no es asma, es simple bronquitis con un cuadro asmatoide la cual tardará no más de una semana en sanar. Cuando sostuve el tubito y lo inhalé bajo las instrucciones del Doc, a mi mente llegaron nítidas imágenes de la película “Cujo”, “The Goonies”, “Intolerably Cruelty” y “Scarface”. Inhalé. Por un momento me dije “Wow! Así se ha de sentir la cocaína”, pero no, no sentí nada salvo que los bronquios se me despejaron.
Mientras el doctor imprimía mi receta tuvimos una charla en toda confianza.
- ¿Ya hablaste con tu mamá? - preguntó.
- ¿De qué? - respondí haciéndome wey.
- De tus preferencias sexuales, ya habíamos hablado. Te vas a sentir mejor. Total, en lo que vas a confesar tú serás el menos afectado. Los padres aceptamos todo. Y te apuesto que te dirán “gracias por confirmarnos lo que ya sospechábamos”.
Salí de consulta, y después de esa pequeña charla, aunado a lo que había sucedido hace un par de días, es hora que aún me ronda en la cabeza la idea cada vez más convencida, de que debo platicar con mis papás.¿Algún voluntario que quiera fungir como testigo en tan parteaguas evento?
Sábado 11. Visita a mi médico, para ver cómo han reaccionado mis bronquios al tratamiento. Me recetó un tubito digno de asmáticos. No, me dijo que no me preocupara, lo mío no es asma, es simple bronquitis con un cuadro asmatoide la cual tardará no más de una semana en sanar. Cuando sostuve el tubito y lo inhalé bajo las instrucciones del Doc, a mi mente llegaron nítidas imágenes de la película “Cujo”, “The Goonies”, “Intolerably Cruelty” y “Scarface”. Inhalé. Por un momento me dije “Wow! Así se ha de sentir la cocaína”, pero no, no sentí nada salvo que los bronquios se me despejaron.
Mientras el doctor imprimía mi receta tuvimos una charla en toda confianza.
- ¿Ya hablaste con tu mamá? - preguntó.
- ¿De qué? - respondí haciéndome wey.
- De tus preferencias sexuales, ya habíamos hablado. Te vas a sentir mejor. Total, en lo que vas a confesar tú serás el menos afectado. Los padres aceptamos todo. Y te apuesto que te dirán “gracias por confirmarnos lo que ya sospechábamos”.
Salí de consulta, y después de esa pequeña charla, aunado a lo que había sucedido hace un par de días, es hora que aún me ronda en la cabeza la idea cada vez más convencida, de que debo platicar con mis papás.¿Algún voluntario que quiera fungir como testigo en tan parteaguas evento?
Saturday, September 11, 2004
“Beto... repónte. No me gusta verte así”
Jueves 9. Después del comentario que hiciera mi madre, del cual quedé sorprendido y me inyectó un poco de Fe en mí mismo, salí rumbo al aeropuerto.
Llegué a Guadalajara a las 9 AM, y una hora después estaba ya impartiendo un curso sobre Derechos de Autor a un grupo de 12 abogadas y abogados jalisquillos. Podrían haber representado peligro en la sesión de preguntas y respuestas, pero por el contrario, fueron pan comido... bueno, es porque hablé de Derechos de Autor y ellos de eso NPI (Ni Puta Idea... o No Poseían Información). El curso en sí duró 3 horas, con micro breaks para que yo tosiera y tomara agua (si, aún no se me quita la tos). Después un coffe break de media hora para comer galletas y café, tiempo en que uno de los presentes se compadeció de mis ladritos y me preparó un té de bugambilias. Buen detalle. Posteriormente otras 3 horas, ésta ocasión de preguntas y respuestas que iban desde las más pendejas, hasta las más ingeniosas que me dejaban con cara de “what?” pero como buen abogado, supe mareármelos.
2 PM, el curso terminó. Me querían invitar a comer, pero decliné porque me urgía ver a Beto, mi gran gran gran gran amigo Beto. Lo quiero mucho. Vive en Zapopan. Es psicólogo y cuando lo veo online siempre me desahogo de mis penas. Nos vimos en “Gran Plaza”. Cuando venía a mi vi su semblante: decaído, barba sin cortar y ojos muy irritados. Minutos después mientras degustábamos comida italiana, vi como temblaban sus manos al sostener los cubiertos. Qué egoísta soy. Yo contándole mis penas online, y él nunca me dijo que estaba atravesando por una seria depresión que lo tenía bajo medicina psiquiátrica. Acaba de tronar con su novio de 3 años. Me sentí mal, y en respuesta inconsciente, todo el rato que permanecí con él hasta que tomé mi avión de regreso a las 7 PM, me dio una explosión de elocuencia acompañada de chistes de todo. Al menos sirvió de algo pues Beto sonrió varias ocasiones. Verlo sonreír me tranquilizó. Posteriormente lo acompañé a su oficina donde esperé en una mesa mientras él terminaba algunos trabajos. En esa hora seguí con mi elocuencia, al grado que su compañera de trabajo también rió varias ocasiones de mis estúpidos chistes. Como buen escritor, aproveché la ocasión para tomar notas de las cuales salieron 3 nicknames para el messenger: “La blancura es la mitad de la hermosura”, “Qué feo... es lo feo” y “El mayéutico”.
Salimos de su trabajo (by the way, el “Renault Clío” es muy gay: cuando pones la palanca de la direccional, los pitidos son muy finos y delicados... un coche digno de aquél gay que no quiera negar la cruz de su parroquia) y fuimos a su casa en Chapalita. Me presentó a su mamá. Con ella charlé de lo lindo. Un día después Beto me dijo que le caí bien a la señora. Pero al llegar su papá... gulp! Me entraron nervios, no sé porqué. Me relajé cuando vi que el señor también sonreía a mis bromas. Todo ese tiempo que estuvimos en la sala, Beto se abrazó a un cojín y me veía. De hecho habló muy poco. No obstante sonreía. En la charla tanto sus papás como yo procuramos infundirle ánimos.
6.15 PM. Partimos al aeropuerto en el “Clíogay”. Cuando estábamos llegando coloqué mi mano en la espalda de Beto, y le acaricié el pelo. Le pedí se compusiera. No me gusta verlo así. Creo que esas poquitas horas sirvieron para que si de por sí ya eramos amigos, ahora lo somos más. Al bajar un abrazo muy afectuoso.
8 PM... en puntito y como decía en el boleto, el avión despegó. De nada sirvió pues al llegar el avión dio vueltas encima de mi ciudad de Chinampa en un valle escondido durante media hora.10 PM. Llegué a casa. Mis papás me esperaron y cenaron conmigo... Bien digo que recién adquirí calidad de “hijo único”.
Jueves 9. Después del comentario que hiciera mi madre, del cual quedé sorprendido y me inyectó un poco de Fe en mí mismo, salí rumbo al aeropuerto.
Llegué a Guadalajara a las 9 AM, y una hora después estaba ya impartiendo un curso sobre Derechos de Autor a un grupo de 12 abogadas y abogados jalisquillos. Podrían haber representado peligro en la sesión de preguntas y respuestas, pero por el contrario, fueron pan comido... bueno, es porque hablé de Derechos de Autor y ellos de eso NPI (Ni Puta Idea... o No Poseían Información). El curso en sí duró 3 horas, con micro breaks para que yo tosiera y tomara agua (si, aún no se me quita la tos). Después un coffe break de media hora para comer galletas y café, tiempo en que uno de los presentes se compadeció de mis ladritos y me preparó un té de bugambilias. Buen detalle. Posteriormente otras 3 horas, ésta ocasión de preguntas y respuestas que iban desde las más pendejas, hasta las más ingeniosas que me dejaban con cara de “what?” pero como buen abogado, supe mareármelos.
2 PM, el curso terminó. Me querían invitar a comer, pero decliné porque me urgía ver a Beto, mi gran gran gran gran amigo Beto. Lo quiero mucho. Vive en Zapopan. Es psicólogo y cuando lo veo online siempre me desahogo de mis penas. Nos vimos en “Gran Plaza”. Cuando venía a mi vi su semblante: decaído, barba sin cortar y ojos muy irritados. Minutos después mientras degustábamos comida italiana, vi como temblaban sus manos al sostener los cubiertos. Qué egoísta soy. Yo contándole mis penas online, y él nunca me dijo que estaba atravesando por una seria depresión que lo tenía bajo medicina psiquiátrica. Acaba de tronar con su novio de 3 años. Me sentí mal, y en respuesta inconsciente, todo el rato que permanecí con él hasta que tomé mi avión de regreso a las 7 PM, me dio una explosión de elocuencia acompañada de chistes de todo. Al menos sirvió de algo pues Beto sonrió varias ocasiones. Verlo sonreír me tranquilizó. Posteriormente lo acompañé a su oficina donde esperé en una mesa mientras él terminaba algunos trabajos. En esa hora seguí con mi elocuencia, al grado que su compañera de trabajo también rió varias ocasiones de mis estúpidos chistes. Como buen escritor, aproveché la ocasión para tomar notas de las cuales salieron 3 nicknames para el messenger: “La blancura es la mitad de la hermosura”, “Qué feo... es lo feo” y “El mayéutico”.
Salimos de su trabajo (by the way, el “Renault Clío” es muy gay: cuando pones la palanca de la direccional, los pitidos son muy finos y delicados... un coche digno de aquél gay que no quiera negar la cruz de su parroquia) y fuimos a su casa en Chapalita. Me presentó a su mamá. Con ella charlé de lo lindo. Un día después Beto me dijo que le caí bien a la señora. Pero al llegar su papá... gulp! Me entraron nervios, no sé porqué. Me relajé cuando vi que el señor también sonreía a mis bromas. Todo ese tiempo que estuvimos en la sala, Beto se abrazó a un cojín y me veía. De hecho habló muy poco. No obstante sonreía. En la charla tanto sus papás como yo procuramos infundirle ánimos.
6.15 PM. Partimos al aeropuerto en el “Clíogay”. Cuando estábamos llegando coloqué mi mano en la espalda de Beto, y le acaricié el pelo. Le pedí se compusiera. No me gusta verlo así. Creo que esas poquitas horas sirvieron para que si de por sí ya eramos amigos, ahora lo somos más. Al bajar un abrazo muy afectuoso.
8 PM... en puntito y como decía en el boleto, el avión despegó. De nada sirvió pues al llegar el avión dio vueltas encima de mi ciudad de Chinampa en un valle escondido durante media hora.10 PM. Llegué a casa. Mis papás me esperaron y cenaron conmigo... Bien digo que recién adquirí calidad de “hijo único”.
“For once in my life… gracias al grosero, pelagatos y reprueba-materias”
Jueves 9. El primer día de nuestro cambio de vida. Siempre fuimos 4 desde que yo tenía 5 años, edad en que nació mi hermana. Ahora, a mis 34 años, es la primera ocasión que me despierto, me levanto y mi hermana ya no está en casa, adquiriendo mi persona por ende, el calificativo de “hijo único”.
Y así fue, entre lloriqueos de mi papá y mamá que extrañan a mi hermana (shit! ni tenía 24 horas de haber partido), me sentí el hijo consentido. Mi mamá me preparó desayuno muy delicioso. Y ocurrió algo que jamás hubiera yo creído… ésta es la historia…
(qué mamón escribí esa introducción, como capítulo de “Twilight Zone”)
En toda buena familia que se jacte de serlo, no puede faltar un médico, un homosexual… y una tía envidiosa. Tengo una tía (hermana de mi mamá) que me tiene envidia. Cosa que hago o que dejo de hacer, le molesta y se encarga de impulsar sesiones de teléfono descompuesto en el resto de la parentela. Al día siguiente que mi hermana había partido, llamó a casa a mi mamá para decirle que su hijo (mi primo) de 16 años, será un grosero pelagatos reprueba-materias (lo dijo porque mi hermana antes de irse le dijo grosero pelagatos reprueba-materias, y es que en realidad, el muchachito es un grosero… pelagatos… y reprueba-materias) pero que al menos a su corta edad ya tenía novia, no como yo, de 34, que jamás he tenido.
Oops!
Mi mamá, aprovechando el comentario para desahogar lo sensible que andaba, le respondió (textual): “Pues si mi hijo es maricón, prostituto, asesino, ratero o lo que sea, es mi hijo y lo amo, y hay de aquél que hable de él porque se las ve conmigo” (mmm, ni tan textual pues entre esas palabras metió una que otra palabra altisonante… advertí, estaba sensible).
Wooooooooooooooooow!
Escuché la conversación desde el comedor sin que mi mamá se diera cuenta, y cuando la escuché decir eso… simplemente… sonreí… se me erizó la piel… Por primera vez en mi vida sentí confianza en mí. Por primera vez en mi vida he contemplado ya la posibilidad de contárselo todo. Total, ya solo somos 3, y soy el hijo consentido. Por vez primera siento que mi madre ha superado todo tabú. Por vez primera creo que me llevaré excelentemente con ella.
Y por vez primera… creo que es posible ser muy felíz.
…
Mexicanos, pongámonos de pie y entonemos “For once in my life” de Michael Bublé.
Jueves 9. El primer día de nuestro cambio de vida. Siempre fuimos 4 desde que yo tenía 5 años, edad en que nació mi hermana. Ahora, a mis 34 años, es la primera ocasión que me despierto, me levanto y mi hermana ya no está en casa, adquiriendo mi persona por ende, el calificativo de “hijo único”.
Y así fue, entre lloriqueos de mi papá y mamá que extrañan a mi hermana (shit! ni tenía 24 horas de haber partido), me sentí el hijo consentido. Mi mamá me preparó desayuno muy delicioso. Y ocurrió algo que jamás hubiera yo creído… ésta es la historia…
(qué mamón escribí esa introducción, como capítulo de “Twilight Zone”)
En toda buena familia que se jacte de serlo, no puede faltar un médico, un homosexual… y una tía envidiosa. Tengo una tía (hermana de mi mamá) que me tiene envidia. Cosa que hago o que dejo de hacer, le molesta y se encarga de impulsar sesiones de teléfono descompuesto en el resto de la parentela. Al día siguiente que mi hermana había partido, llamó a casa a mi mamá para decirle que su hijo (mi primo) de 16 años, será un grosero pelagatos reprueba-materias (lo dijo porque mi hermana antes de irse le dijo grosero pelagatos reprueba-materias, y es que en realidad, el muchachito es un grosero… pelagatos… y reprueba-materias) pero que al menos a su corta edad ya tenía novia, no como yo, de 34, que jamás he tenido.
Oops!
Mi mamá, aprovechando el comentario para desahogar lo sensible que andaba, le respondió (textual): “Pues si mi hijo es maricón, prostituto, asesino, ratero o lo que sea, es mi hijo y lo amo, y hay de aquél que hable de él porque se las ve conmigo” (mmm, ni tan textual pues entre esas palabras metió una que otra palabra altisonante… advertí, estaba sensible).
Wooooooooooooooooow!
Escuché la conversación desde el comedor sin que mi mamá se diera cuenta, y cuando la escuché decir eso… simplemente… sonreí… se me erizó la piel… Por primera vez en mi vida sentí confianza en mí. Por primera vez en mi vida he contemplado ya la posibilidad de contárselo todo. Total, ya solo somos 3, y soy el hijo consentido. Por vez primera siento que mi madre ha superado todo tabú. Por vez primera creo que me llevaré excelentemente con ella.
Y por vez primera… creo que es posible ser muy felíz.
…
Mexicanos, pongámonos de pie y entonemos “For once in my life” de Michael Bublé.
“Si la envidia fuera tiña…”
Increíble. Dejaría de ser mujer. Fueron 8 maletas. Unas más pesadas que las otras pues iban llenas de libros, discos, figuritas, aparatos, etc. No era para menos si habría de llevarse TODAS sus pertenencias. Siendo el mediodía del miércoles 8 de septiembre, Ali, mi hermana, aquella a quien siempre vi como la chica, débil, insegura, miedosa, se fue a Holanda definitivamente. El día previo el teléfono sonó a cada rato. Mucha gente despidiéndola. Por la noche, ella y mis papás llorando. Se despidió de todos, no de mi. Bueno, ella sí me dijo “ya me voy”, pero yo no le respondí. No le di la mano, ni un abrazo, ni un “adios”. Días, semanas y meses atrás tuvimos muchos problemas. Muchos dirían que de hermanos, pero cuando una hermana que lanza indirectas a un hermano llamándolo “puto” o “mariconcete”, el problema ya no es tanto de hermanos. Además fue un poco de envidia de mi parte. Ella está haciendo lo que quiere, ha tenido el valor, y lo ha hecho. Ya se fue. Se casará ante los tribunales de La Haya (que es donde ya vive) en diciembre. Hasta cierto punto, cuando veía que guardaban las maletas en los coches, sentí envidia.
La vida da muchas vueltas. Durante mi infancia, los principales tabúes de mi madre eran las mujeres que vivían en unión libre y los homosexuales. Creo que nunca imaginó que su hija viviría en unión libre del otro lado del mundo, ni que su hijo adorado resultaría homosexual.
En fin. Mi hermana se fue. No sé cuando la volveré a ver. De cajón, no puede regresar en el término de un año so pena de que le sea revocada su visa de residente. Mis papás quieren ir en diciembre. Me han pedido los acompañe. Y sí, quizá viaje a Holanda, pero iré solamente a Ámsterdam que es donde realmente me interesa conocer. En La Haya está el motivo de mi envidia.
Increíble. Dejaría de ser mujer. Fueron 8 maletas. Unas más pesadas que las otras pues iban llenas de libros, discos, figuritas, aparatos, etc. No era para menos si habría de llevarse TODAS sus pertenencias. Siendo el mediodía del miércoles 8 de septiembre, Ali, mi hermana, aquella a quien siempre vi como la chica, débil, insegura, miedosa, se fue a Holanda definitivamente. El día previo el teléfono sonó a cada rato. Mucha gente despidiéndola. Por la noche, ella y mis papás llorando. Se despidió de todos, no de mi. Bueno, ella sí me dijo “ya me voy”, pero yo no le respondí. No le di la mano, ni un abrazo, ni un “adios”. Días, semanas y meses atrás tuvimos muchos problemas. Muchos dirían que de hermanos, pero cuando una hermana que lanza indirectas a un hermano llamándolo “puto” o “mariconcete”, el problema ya no es tanto de hermanos. Además fue un poco de envidia de mi parte. Ella está haciendo lo que quiere, ha tenido el valor, y lo ha hecho. Ya se fue. Se casará ante los tribunales de La Haya (que es donde ya vive) en diciembre. Hasta cierto punto, cuando veía que guardaban las maletas en los coches, sentí envidia.
La vida da muchas vueltas. Durante mi infancia, los principales tabúes de mi madre eran las mujeres que vivían en unión libre y los homosexuales. Creo que nunca imaginó que su hija viviría en unión libre del otro lado del mundo, ni que su hijo adorado resultaría homosexual.
En fin. Mi hermana se fue. No sé cuando la volveré a ver. De cajón, no puede regresar en el término de un año so pena de que le sea revocada su visa de residente. Mis papás quieren ir en diciembre. Me han pedido los acompañe. Y sí, quizá viaje a Holanda, pero iré solamente a Ámsterdam que es donde realmente me interesa conocer. En La Haya está el motivo de mi envidia.
“El amor es directamente proporcional al automóvil de su dueño”
Sábado 4. Noche.
Llegué a Río Frío con Rodrigo. La fiesta de despedida de mi hermana fue más grande de lo que creí. Incluso contrataron un grupo musical “karaokeiano” (creo que tengo que editar un libro de neologismos). Había mucha gente entre amigos de mi hermana, amistades de mi papá y vecinos del Bosque (porque a pesar de tanto bosque, también hay vecinos, y no necesariamente el señor Vitalis ni cazadores ni leñadores). Tenía años de no ver a la familia Hammabata, sí, orientales de ojo rasgado. Toda la gente bailando, mi hermana tomando el micrófono y una que otra lágrima de mis papás, quienes se emocionaron de verme por allá aunque fuera tarde (para ellos que parecen pollos y duermen a las 10 PM, las 8 PM en que llegué, se les hacía ya muy tarde). Olvidé mis medicinas (traía tos) (y sigo con ella) y tomé caballitos de tequila. No me curé pero al menos se me olvidó. Cuando ya quedábamos muy pocos, y sin música, contamos historias de terror… uy que mello.
Al día siguiente regresé temprano a casa. Nuevamente con Rorro. Fue cuando probamos mi coche. Lo levanté a casi 180 kph. Eso sí, en recta y sin autos. Tampoco soy un imprudente. No sé para qué coños el velocímetro llega hasta 260 kph si en la maldita Ciudad jamás podrá correrse hasta dicha velocidad. Lo mismo pasa con los que traen Ferraris y Lamborghinis (de éstos solo he visto uno rodando en Polanco), claro, aunque no corran así, sus dueños tienen asegurado el amor…
Sábado 4. Noche.
Llegué a Río Frío con Rodrigo. La fiesta de despedida de mi hermana fue más grande de lo que creí. Incluso contrataron un grupo musical “karaokeiano” (creo que tengo que editar un libro de neologismos). Había mucha gente entre amigos de mi hermana, amistades de mi papá y vecinos del Bosque (porque a pesar de tanto bosque, también hay vecinos, y no necesariamente el señor Vitalis ni cazadores ni leñadores). Tenía años de no ver a la familia Hammabata, sí, orientales de ojo rasgado. Toda la gente bailando, mi hermana tomando el micrófono y una que otra lágrima de mis papás, quienes se emocionaron de verme por allá aunque fuera tarde (para ellos que parecen pollos y duermen a las 10 PM, las 8 PM en que llegué, se les hacía ya muy tarde). Olvidé mis medicinas (traía tos) (y sigo con ella) y tomé caballitos de tequila. No me curé pero al menos se me olvidó. Cuando ya quedábamos muy pocos, y sin música, contamos historias de terror… uy que mello.
Al día siguiente regresé temprano a casa. Nuevamente con Rorro. Fue cuando probamos mi coche. Lo levanté a casi 180 kph. Eso sí, en recta y sin autos. Tampoco soy un imprudente. No sé para qué coños el velocímetro llega hasta 260 kph si en la maldita Ciudad jamás podrá correrse hasta dicha velocidad. Lo mismo pasa con los que traen Ferraris y Lamborghinis (de éstos solo he visto uno rodando en Polanco), claro, aunque no corran así, sus dueños tienen asegurado el amor…
Sunday, September 05, 2004
“Darkettos+Río Frío+Quincy Jones = Sábado Distrito Federal”
Sábado. Mañana. (Hasta parece una acotación de locación de guión).
El Chopo. Acompañé a ED con mi “dealer” de cine. Películas raras, tan pero tan raras que “Hawai all boats” de 1953, no la tuvieron. Creo le fallé. Al menos encontró “Basquiat”. Yo no compré nada. Me limité a disfrutar charlando con él mientras deambulábamos en puestos y entre tanto darkettos, punkettos y demás “etos” (no, no terroristas de la ETA... a propósito, hace rato lloré al ver las imágenes de la escuela en Rusia; creo van casi 400 muertos, casi todos niños... malditos terroristas). Al terminar tomamos un tentempié en “El Portón”... me contó mucho acerca de su padre. Cada vez nos hacemos más amigos y como tales, siento feo que al parecer haya tronado con su galán. Terminamos la charla, nuestra limonada y Coca Cola y órden de 7 quecas (miniquecas) y fuimos a mi auto, donde escuchamos como 10 veces seguidas “Ironside” de Quincy Jones, hasta que se apeó (siempre me ha gustado ese verbo “agallegado”) y me fui...
...
Mismo sábado. Tarde.
Rorro, mi primo a quien tanto quiero, llamó a mi celular mientras yo conducía (escuchaba “The lamb lies down on Broadway” de Genesis). Me sonsacó y convenció a ir a la fiesta de despedida de mi hermana... lo malo es que habría que manejar hasta Río Frío, donde mi papá tiene su casa. Accedí. Rorro llegó a mi casa a las 6 PM. Dejó su auto en mi garage y nos fuimos en el mío pues además quería ver si efectivamente mi coche corría como debía. El trayecto de casi 2 horas sirvió para platicar de lo lindo. Abiertamente le dije cómo me gustan los hombres, mientras él, bebiendo cerveza me confesó que ha estado fumando marihuana. Hablamos sobre las evasiones del ser humano. Por primera vez me dijo que ahora comprende porqué era yo tan retraído, y no olvidaré lo que me dijo: “Cuando me case con Leslie y vivamos juntos, te voy a invitar a nuestra casa... a ti y a tu cabrón, y cenaremos de lo lindo”... ¿será?
...
Ya es tarde. Mañana narraré lo acontecido en la fiesta... mi hermana parte a Holanda este miércoles. ¿La extrañaré?
Sábado. Mañana. (Hasta parece una acotación de locación de guión).
El Chopo. Acompañé a ED con mi “dealer” de cine. Películas raras, tan pero tan raras que “Hawai all boats” de 1953, no la tuvieron. Creo le fallé. Al menos encontró “Basquiat”. Yo no compré nada. Me limité a disfrutar charlando con él mientras deambulábamos en puestos y entre tanto darkettos, punkettos y demás “etos” (no, no terroristas de la ETA... a propósito, hace rato lloré al ver las imágenes de la escuela en Rusia; creo van casi 400 muertos, casi todos niños... malditos terroristas). Al terminar tomamos un tentempié en “El Portón”... me contó mucho acerca de su padre. Cada vez nos hacemos más amigos y como tales, siento feo que al parecer haya tronado con su galán. Terminamos la charla, nuestra limonada y Coca Cola y órden de 7 quecas (miniquecas) y fuimos a mi auto, donde escuchamos como 10 veces seguidas “Ironside” de Quincy Jones, hasta que se apeó (siempre me ha gustado ese verbo “agallegado”) y me fui...
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Mismo sábado. Tarde.
Rorro, mi primo a quien tanto quiero, llamó a mi celular mientras yo conducía (escuchaba “The lamb lies down on Broadway” de Genesis). Me sonsacó y convenció a ir a la fiesta de despedida de mi hermana... lo malo es que habría que manejar hasta Río Frío, donde mi papá tiene su casa. Accedí. Rorro llegó a mi casa a las 6 PM. Dejó su auto en mi garage y nos fuimos en el mío pues además quería ver si efectivamente mi coche corría como debía. El trayecto de casi 2 horas sirvió para platicar de lo lindo. Abiertamente le dije cómo me gustan los hombres, mientras él, bebiendo cerveza me confesó que ha estado fumando marihuana. Hablamos sobre las evasiones del ser humano. Por primera vez me dijo que ahora comprende porqué era yo tan retraído, y no olvidaré lo que me dijo: “Cuando me case con Leslie y vivamos juntos, te voy a invitar a nuestra casa... a ti y a tu cabrón, y cenaremos de lo lindo”... ¿será?
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Ya es tarde. Mañana narraré lo acontecido en la fiesta... mi hermana parte a Holanda este miércoles. ¿La extrañaré?
Friday, September 03, 2004
“De lo feo a lo guapo hay un cortometraje de diferencia”
Altas. Bajas. Altas. Bajas. No. No se tratan de mayúsculas ni minúsculas, ni de luces de automóvil en carretera. Es mi estado de ánimo. Las 3 últimas semanas han sido lentas. Muy largas. Comienzan los lunes y anhelo que llegue el viernes, pero tarda mucho mucho mucho. Puedo estar muy contento, pero a los 2 minutos odio a la humanidad. La gente lo ha notado. Mientras algunos me mandan por un tubo, otros quieren ayudarme, pero mi soberbia rechaza el auxilio venido de la nada. ¿Qué debo hacer? No es muy halagador pensar que así será mi vida entera, pero la verdad tengo apatía por cambiarlo.
...
Jueves. Noche.
Entrevista para TV. Programa pre-grabado, saldrá en unos días. Estaré listo con mi videocasetera para grabarme. Aún conservo las entrevistas que me hacían en Tepito de madrugada cuando hacía operativos anti piratería. Increíble el alcance de la televisión. Recuerdo por aquellos días (eso sonó al antiguo testamento) que una señora de un restaurantito donde vendían comida de menú ejecutivo (40 pesos, y no por el rimbombante nombre “ejecutivo” significaba que incluía vino chianti), me llegó a regalar el menú, sin cobrarme, simplemente por haberme visto en TV. Pero ésta ocasión mi breve aparición en TV no será por operativos en Tepito. Será la presentación de mi cortometraje.Y heme ahí. Hasta en TV se notará mi apatía. Ayer no me bañé, mucho menos me rasuré. Y así saldré en TV. Pero bueno, con todo y mi mal ánimo, debo confesar que peco de bañarme del diario, solo que ayer no lo hice por recomendación médica, por aquello de los enfriamientos. Tampoco fui de traje, solo me llevé un suéter. La entrevista también servirá para un nuevo reclamo a mi madre: siempre cuelga mis suéteres con un gancho. El que llevé ayer tenía el cuello tan ancho, que parecía que estaba yo metido en un costal de lana. Resultado: tuve que quitármelo durante la entrevista así que apareceré con mi camisa de manga corta con rayitas a colores... un poco con barba crecida... sin bañarme... feo... y sin maquillaje (a diferencia de Mariana a quien sí maquillaron ¿porqué a mi no?). Tanta anticipación para que la entrevista durara 6 minutos exactos (nunca entenderé los tiempos en TV). El cine mexicano no podrá quejarse: lamenté los pocos apoyos a los grandes talentos. Ahora a esperar. Si cuando bañadito me veía feo en TV, no quiero imaginarme ésta ocasión. Bueno, me conforta un poco saber que Michael Moore es un pandroso por excelencia, sin embargo está en una de esas tantas listas de los 50 hombres con que las americanas quisieran hacer el amor.... y es cineasta... y me gana en lo feo... pero sus trabajos son tan maravillosos, que hasta me gusta. Ojalá haya alguien por ahí que me vea en TV, diga “qué feo fulano”, pero que cuando haya visto el cortometraje diga “qué guapo tipo”... así se habrá creado una máxima de la cinematografía: “De lo feo a lo guapo hay un cortometraje de diferencia”.
Altas. Bajas. Altas. Bajas. No. No se tratan de mayúsculas ni minúsculas, ni de luces de automóvil en carretera. Es mi estado de ánimo. Las 3 últimas semanas han sido lentas. Muy largas. Comienzan los lunes y anhelo que llegue el viernes, pero tarda mucho mucho mucho. Puedo estar muy contento, pero a los 2 minutos odio a la humanidad. La gente lo ha notado. Mientras algunos me mandan por un tubo, otros quieren ayudarme, pero mi soberbia rechaza el auxilio venido de la nada. ¿Qué debo hacer? No es muy halagador pensar que así será mi vida entera, pero la verdad tengo apatía por cambiarlo.
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Jueves. Noche.
Entrevista para TV. Programa pre-grabado, saldrá en unos días. Estaré listo con mi videocasetera para grabarme. Aún conservo las entrevistas que me hacían en Tepito de madrugada cuando hacía operativos anti piratería. Increíble el alcance de la televisión. Recuerdo por aquellos días (eso sonó al antiguo testamento) que una señora de un restaurantito donde vendían comida de menú ejecutivo (40 pesos, y no por el rimbombante nombre “ejecutivo” significaba que incluía vino chianti), me llegó a regalar el menú, sin cobrarme, simplemente por haberme visto en TV. Pero ésta ocasión mi breve aparición en TV no será por operativos en Tepito. Será la presentación de mi cortometraje.Y heme ahí. Hasta en TV se notará mi apatía. Ayer no me bañé, mucho menos me rasuré. Y así saldré en TV. Pero bueno, con todo y mi mal ánimo, debo confesar que peco de bañarme del diario, solo que ayer no lo hice por recomendación médica, por aquello de los enfriamientos. Tampoco fui de traje, solo me llevé un suéter. La entrevista también servirá para un nuevo reclamo a mi madre: siempre cuelga mis suéteres con un gancho. El que llevé ayer tenía el cuello tan ancho, que parecía que estaba yo metido en un costal de lana. Resultado: tuve que quitármelo durante la entrevista así que apareceré con mi camisa de manga corta con rayitas a colores... un poco con barba crecida... sin bañarme... feo... y sin maquillaje (a diferencia de Mariana a quien sí maquillaron ¿porqué a mi no?). Tanta anticipación para que la entrevista durara 6 minutos exactos (nunca entenderé los tiempos en TV). El cine mexicano no podrá quejarse: lamenté los pocos apoyos a los grandes talentos. Ahora a esperar. Si cuando bañadito me veía feo en TV, no quiero imaginarme ésta ocasión. Bueno, me conforta un poco saber que Michael Moore es un pandroso por excelencia, sin embargo está en una de esas tantas listas de los 50 hombres con que las americanas quisieran hacer el amor.... y es cineasta... y me gana en lo feo... pero sus trabajos son tan maravillosos, que hasta me gusta. Ojalá haya alguien por ahí que me vea en TV, diga “qué feo fulano”, pero que cuando haya visto el cortometraje diga “qué guapo tipo”... así se habrá creado una máxima de la cinematografía: “De lo feo a lo guapo hay un cortometraje de diferencia”.
Wednesday, September 01, 2004
Asqueroso mi reflejo...
Martes, 3 PM. Subimos a la sala de juntas. Fui el centro de atención. Se me subió la presión. De pronto sentí que la cabeza, las sienes, me iban a explotar. Todos corrieron, casi azoto en el suelo.
La presión, la tos de foca afónica, los fuertes medicamentos, el sentimiento de soledad, y el hecho de que ahora cada vez que me veo al espejo me doy asco, van a terminar matándome.
¿Porqué no fui heterosexual?
¿Porqué me tocó ser un asqueroso homosexual? Los heteros no se esconden. Yo, encambio, toda mi puta vida he tenido que estar escondido, callado. Malditos sean todos. Odio al mundo y a todos los que lo integran. No creo haya una sola persona, incluyéndome, por la que debería creer que este mundo debe subsistir...
... bueno, mis papás solamente. Y eso que me jodieron la vida. Espero me duren muchos años, pues el día que no estén, ya no tendré nada que hacer en éste puto maldito jodido desgraciado e hijo-puta planeta.
Tengo mucho coraje, quisiera gritar con las mismas fuerzas que me agarran los asfixiantes ataques de tos.
¿Qué sigue en la vida?
¿Qué hay inminente?
NADA
NADA
NADA
NADA
nada
Martes, 3 PM. Subimos a la sala de juntas. Fui el centro de atención. Se me subió la presión. De pronto sentí que la cabeza, las sienes, me iban a explotar. Todos corrieron, casi azoto en el suelo.
La presión, la tos de foca afónica, los fuertes medicamentos, el sentimiento de soledad, y el hecho de que ahora cada vez que me veo al espejo me doy asco, van a terminar matándome.
¿Porqué no fui heterosexual?
¿Porqué me tocó ser un asqueroso homosexual? Los heteros no se esconden. Yo, encambio, toda mi puta vida he tenido que estar escondido, callado. Malditos sean todos. Odio al mundo y a todos los que lo integran. No creo haya una sola persona, incluyéndome, por la que debería creer que este mundo debe subsistir...
... bueno, mis papás solamente. Y eso que me jodieron la vida. Espero me duren muchos años, pues el día que no estén, ya no tendré nada que hacer en éste puto maldito jodido desgraciado e hijo-puta planeta.
Tengo mucho coraje, quisiera gritar con las mismas fuerzas que me agarran los asfixiantes ataques de tos.
¿Qué sigue en la vida?
¿Qué hay inminente?
NADA
NADA
NADA
NADA
nada