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Monday, December 29, 2003

Varios días sin escribir. El ánimo bajo. Finalmente llegaron mis vacaciones y desde el primer día, en cama, la garganta super irritada, imagino el slogan ese de “¿nariz tapada y pecho congestionado? Use Vick Vapo-Rub”, solo que a mi el Vick ni mella me hizo, tuve que tomar mil cosas, incluso remedios de amigos, uno de ellos de mi amigo Juan Carlos, justo el día que tuve fiebre. Ah, si, porque tuve 39 grados de temperatura, todo el domingo y todo el lunes. Eso sí, la cena pre-navideña sirvió para que me tomara unos tequilas, vino blanco y Boones, cuando el efecto se me pasó, seguí mareado, pero por la fiebre. En fin, el miércoles fue el día de los tosidos, dignos de una foca afónica, que malo que he tragado como pelón de auspicio todo diciembre, porque la grasita que se me ha formado en la región abdominal (¿qué? ¡nadie es perfecto! ¿no sabían que en hombres después de los 30, la grasa se acumula ahí?), impedirá que se me marque el abdomen que seguramente se me mega formó de tanto tosido, esas son abdominales, no estupideces de pelotas inflables ni Pilates. El miércoles y jueves fue el día de mucho flujo nasal (mmm, rima con flujo vaginal... qué bizarro), si, en plena cena de Noche Buena, mientras mis primos ingerían alcohol y cantaban al ritmo de karaoke, yo como viejito, con ponche y espulgándole los trocitos de piña para que no se me escaldara más la lengua. Llegó a la cena una bienvenida-al-caso: una alemana amiga de una tía, quien no me saludó porque justo cuando mi choque de mediados de año, dejé de atenderla y orientarla en sus intenciones de divorcio de su marido judío. Mejor, además quería pagarme con esculturas, y ni modo de re-entrar en la era del trueque.
La madrugada del jueves, justo de las 2 AM a las 5:15 AM charlé largo rato por teléfono con Alex. No sé porqué, pero creo que es la última vez que charlé con él. Te deseo toda la suerte del mundo, y que todo lo bueno se te multiplique 7 veces 100. Bueno, suerte no, porque la vida no es un juego de BlackJack.
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El viernes bajó la gripe, ya me sentí mejor. Estuve en casa encerrado, jugando PlayStation 2, “Ratchet & Clank 2”. Vi películas y 5 capítulos seguiditos de “Six Feet Under” (¡cómo me identifico con David Fisher!). Justo ese día vinieron tíos y primos de Tuxtla Gutiérrez, y por la noche fui con un amigo y su novia a ver “Return of the King”, al final me hizo llorar de nuevo, al grado de ponerme la piel de gallina.
Sábado. Llevé a mis papás a la terminal de autobuses. Se fueron de vacaciones... y desde ese día, yo aquí, solito. Mi hermana en Holanda me habla por teléfono del diario. Poco a poco se le quita la voz mormada. Le di de regalo una mega contagiada de gripe cuando se fue, a ella le ha de estar yendo peor porque dice que están a 8 grados bajo cero.
Ayer, domingo... mmmmm... eso no tengo ganas de contarlo. Después de un plan cancelado que esperaba yo con ansias, y con tal de no quedarme encerrado, salí. Solo. De regreso, dos sujetos me interceptaron y me asaltaron, me quitaron cartera con identificaciones, tarjetas de crédito, y las llaves del coche....... pero eso mejor luego lo escribo, ahora estoy en la depre completa.

Thursday, December 18, 2003

Un amigo me recomendó dormir con una bolsa a la mano. Sirve para ventilar los pulmones cuando se tienen ataques de ansiedad. Lo que me ha ido sucediendo algunas noches en que me despierto sintiendo que me falta oxígeno. La noche del lunes sí que me espanté, incluso sentía que el corazón se me salía. La noche del martes me sentí en película de Freddy Krueger, con pavor a dormir. Recé (sí, rezo ¿y qué?) y le pedí a Dios con mucho miedo que no me volviera a suceder. Dormí intranquilo, pero afortunadamente no me pasó nada, quiere decir que me oyó. ¿Porqué entonces no me oye cuando le pido alguien a quien amar?
Miguel me envió un mensaje a mi celular. "Saludos guapo cuando nos vemos llamame". Sí, el envío de mensajes vía celular hace dificil poner comas, signos de puntuación, acentos, etc., y yo que odio esos herrorez. No le he respondido el mensaje. Entro en conflicto ya que quizá vaya con mi amiga al cine. ¿Qué sacrifico? ¿otra ida al cine con ella, quien puede darme amor en público sin mayor problema? o ¿una ida a la cama de Miguel entre muñecos de Spawn, dándome sexo en privado con mayor problema?
Lo que sí, es que debo decidirlo rápido...
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Creo que iré al cine con ella. Busco amor, Miguel, sexo.
Jueves. Me han elegido para despedir a dos personas. Bonitos regalos de Navidad. Lo peor del caso es que una de esas personas es una secretaria que me regalaba dulces y chocolates. Creo que siempre le caí bien. No sé qué vaya a sentir ahora que seré yo quien le corte la cabeza. Total, se irá liquidada, y bien. Será la tercera persona en mi cuenta que despido. La primera fue hace unos años, una ex jefa mía a la cual odiaba. Mis ex jefes en Miami sabían que yo la detestaba y por eso cuando la despidieron me pidieron que yo la corriera. Me dieron el gusto, y cómo lo disfruté. Pero esta ocasión será distinto.
Total, gente va y viene.
Hoy tendré otra comida de fin de año, un abogado amigo y dos ingenieros amigos. Iremos al “Italiannis”. Anoche tuve otro festejo, esta ocasión con amigos guionistas. Todo salió bien, están a gusto con mi desempeño como Presidente de la asociación. Terminamos a las 2 AM entre vino tinto, tequila, cervezas, uvas y jamón serrano. Y mañana, otro festejo, esta ocasión con amigos y profesores del Diplomado.
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Me siento triste, mucho.

Hoy he decidido boicotear la comida de fin de año de la oficina. No iré. Lo comenté a otro abogado y se regó como pólvora. Ahora son 7 personas las que en total no iremos. Solo espero no se vaya a creer que los sonsaqué. En lugar de ello, mañana saliendo a las 2 pensaba ir de compras de cena navideña, bueno, pre-cena ya que mi hermana se va el domingo a Holanda. Aunque es muy grosera conmigo. Desde aquella vez que agarré a patadas el árbol de Navidad no cruzamos palabra. Me dio gusto cuando ayer miércoles llamó muy asustada a las 8 de la mañana. Mi papá contestó. Iba de camino al trabajo y tuvo un altercado con un fulano de otro auto. Mi hermana tiene el don de ser hiriente, y algo le habrá dicho que el sujeto se bajó con el bastón del volante y le rompió las dos calaveras del auto. Alcancé a oir a mi hermana muy asustada. Mi papá igual, se preocupó. Yo no, por el contrario, me alegré de que hubiera un ángel vengador en mi nombre. Yo pateé el árbol de coraje hacia ella y mi mamá, ya que no pude hacerlo contra ellas mismas. Pero bueno, ese sujeto del automóvil de cierta forma la puso en su lugar. Ojalá Bassie, su futuro marido en Holanda, algún día la agarre a madrazos. No tendrá a donde ir ni refugiarse, un país extraño, sin dominio del holandés.
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Creo que si yo sufro, es justo que la gente a mi alrededor también sufra.

Muchos días sin escribir, y es que la verdad no he tenido ganas. He llegado incluso al extremo de invitar a una amiga a ir al cine. Fuimos el martes, saliendo de clase. Quizá sea yo el que está equivocado. Mis gustos por gente de mi mismo sexo quizá sean erróneos. No es posible que me provoque tanto conflicto. Siento una horrible angustia al grado de levantarme en medio de la noche sintiendo que me falta el aire. En la supervivencia del hombre, todo se vale. Busco amor, y en la búsqueda debo permitirme cualquier cosa. Es mi obligación intentar con las chicas. Una justificación de los homosexuales para serlo es decir: “En el amor no importa el sexo”, así que mi justificación para con la homosexualidad buscando lo hetero es precisamente: “En el amor no importa el sexo”.
Y bueno, el martes fuimos al cine. Volví a ver “Mystic River”. La noté emocionada. Es más alta que yo. Estando en el cine, cómo cambian los papeles. Pensé que si a diferencia de los hombres, me atreviera a abrazarla, tomarla de la mano o darle un beso, nadie diría nada. Pero no me nació. La charla fue prácticamente nula. Le invité un chocolate, bajé por él como todo un caballero, total, yo ya había visto la película. Había cola en la dulcería, y el muchachito que servía las palomitas, vaya que estaba guapo.
Terminó la película. La llevé a su casa, y ya. Quiere que vayamos a ver “Return of the King”, ella se ofreció a comprar los boletos. Aún no le digo nada.
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No me imagino teniendo sexo con ella.

Monday, December 08, 2003

Domingo. Mañana. No, ya no pabellón Polanco. Mi plan era quedarme en casa, toda la tarde, viendo “M” de Fritz Lang y otros capítulos de “24” segunda temporada en DVD. Pero... una inesperada llamada telefónica cambió mis planes. Resulta que (y esto no lo había escrito en estas patéticas memorias) hace como 3 meses (lo recuerdo bien pues fue por allá de las fiestas patrias) fui a un antro. A las 2 AM, un guapo muchacho de nombre Miguel se me acercó antes de irse. Me agarró una nalga y me pidió mi número telefónico bajo el trillado argumento de “me gustas”... Lo vi, una sonrisa encantadora, pelo cortito y más alto que yo (ayer me enteré que mide 1.83). Pero lo que más me atrajo fue su torso. Traía puesto un pequeño chaleco sin mangas lo cual permitía ver sus pectorales marcados y sus bíceps con venas saltadas (vascularizado, como diría Jesús, mi instructor). La cuestión es que cuando me pidió mi teléfono, lo dudé, pero pensé “¿qué más da? Total, ni me va a llamar”. Y así fue, pasaron las semanas y hasta se me había olvidado.
Pero ayer, domingo... que me llama. Se presentó de nuevo, como Miguel. No me cayó el veinte porque además no conozco Migueles. Pero mientras me fue explicando, caí en cuenta. En síntesis, me invitó a su casa, y yo de facilote, acepté, total “M” y “24” podían esperar.
Y bueno, no me arrepiento. La pasamos muy bien. Llegué con frío (así han estado las tardes) y él me lo quitó. Al entrar a su recamara yo parecía niñito, ya que tenía (más bien tiene) figuritas de Spawn y personajes de películas. Una, de modelo a escala, plateada. Le dije que qué padre estaba Terminator. Aproximadamente una hora después, y mientras practicábamos el doggie-style, observé al espejo (¡aguas con los narcisistas!) y me di cuenta que la figura de Terminator no era tal, sino más bien un superhéroe de Marvel, “Silver Surfer” (El deslizador de plata) que es Heraldo de Galactus y que finalmente ayuda a Fantastic Four a darle en la madre a su amo, sí, así de torcidos son algunos cómics. Me dio risa, pero a la vez pena, porque durante los escarceos le dije que yo era fan de cómics y supongo que quedé en ridículo al confundir al Silver Surfer, con Terminator... pero bueno, creo que mi desempeño en la cama perdonó esa y otra burrada, porque claro, hubo otra. Mientras estaba yo sentado en la cama, él hincado frente a mi haciéndome un efectivo sexo oral (mamada pues, para los vulgos), vi otra figurita, “Sil”, la mortífera alien de “Species”. Le dije que esa película me había gustado mucho. Sonrió. Minutos después, mientras nos vestíamos, él me abrazó por la espalda y me besó el cuello. Tomé a “Sil” en mis manos y cual fue mi sorpresa al ver que no era “Sil” sino “Medusa” de la serie de muñecos “Spawn”. Ya mejor me quedé callado.
Y bueno, cómo no habría de equivocarme si había poca iluminación. De hecho nunca encendió la luz. Solo habían 2 velas, sí, medio romántico el asunto para haberse tratado de un revolcón-baja-calentura, así que se perdona que a mi vista se le fuera “Silver Surfer” y “Medusa”. Por otro lado, increíble, nunca había visto una recámara en que una pared completa fuera un espejo de tamaño exacto. ¿Vanidoso el tipo? Cómo no habría de serlo con ese exquisito torso. Y bueno, nunca entenderé, yo estoy para los leones del Coliseo y sin embargo me dijo que le gustaba y que le gustaría tener mi cuerpo. Quizá 3 explicaciones a semejante afirmación: 1.- Estaba drogado, 2.- Me hizo un cumplido de lástima, ó 3.- Por la poca luz, también le falló la vista. Lo digo porque él sí que tiene un cuerpo de envidiarse. Y lo sabe, de ahí el tamañote del espejo, y no en balde se dedica en sus ratos libres a ser edecán en eventos de expos de automóviles.
Al terminar me ofreció fruta. Platicamos en el comedor, ello ante su petición, ya que su mamá llegaría de un momento a otro... oh... no soy el único atormentado por su madre... jejeje.
Se portó muy cortés. Muy cariñoso. Al salir iba casi cargándome, abrazándome. Y en la calle, le valió y me arrancó un beso... ¡en plena calle! Yo volteando a ver a todas partes, apenado, buscando a los testigos para aniquilarlos en ese instante. Afortunadamente los únicos testigos eran un muñeco de nieve y un Santa Claus con foquitos que estaban en las ventanas de la casa vecina. Jura que me volverá a llamar. Quedó que me iba a quitar la mala impresión que tengo del antro llamado “Box” y que la próxima vez que fuera, me va a invitar, para que me dé cuenta que a todos aquellos a quienes yo llamo mamones, lo son menos que yo... jejeje...
Me subí a mi auto y me vine (bueno ya me había venido dos veces minutos antes), me refiero a que vine a casa, me trasladé. Y en la noche, al igual que aquella ocasión con el príncipe de pabellón Polanco, dormí rico, al grado que no pude levantarme temprano...

Sábado. Noche. Visita a pabellón Polanco (sí, de nuevo ahí). Ahora sí vi “21 Gramos” sin que unos baños público distrayeran mi atención. Aquella ocasión bendito Dios que no entre a verla, porque me arrepentí.
Ese pretencioso y odioso González Iñarritu. Me han dicho que soy un malinchista, que lo odio por ser mexicano, pero no, lo odio por pretencioso. Ahí tienen su cortometraje para la antología “September 11”. Teniendo un presupuesto de 300,000 dólares ¿cómo es posible que haya hecho semejante cosa tan mala? En cambio, el corto de esa misma antología dirigida por Sean Penn, me arrancó lágrimas.
Pues hablando de Sean Penn, actúa en “Mystic River” y es un señor. Maestro... ¡Bravo! Y en “21 Gramos” hace algo similar, de hecho creo que gracias a él y a Benicio del Toro, así como al ingenioso guión de Guillermo Arriaga, la película se salva. Pero ya saben, el ritmo de la película impreso por Iñarritu, es pretencioso, desde mi punto de vista, fallido. Quizá por haberla visto ya tarde, pero dos personas estaban roncando. Otras tantas se salieron antes de terminar. Ojalá me equivoque, porque no concibo que la califiquen como obra maestra... mejor vayan a ver “Mystic River” o “Kill Bill” las veces que quieran...
Viernes. Noche. Visita a Pabellón Polanco (ya me gustó ir ahí). Esta vez sí entré al cine, y jamás me arrepentiré de ello por ver semejante película. “Mystic River” (Río Místico) de Clint Eastwood. Qué obra maestra. Excelente. La tengo que volver a ver. Desde mi punto de vista y muy humilde opinión, es lo mejorcito que se hizo en Hollywood este año. Raro para ser de género trágico, un tema muy poco abordado en Hollywood. Recuerdo cuando en 1990 vi “The Silence of the Lambs”. Al salir dije “ésta película arrasará con premios Oscar”. Y así fue. No sé si será el caso de Mystic River, pero casi estoy seguro de ello.

Friday, December 05, 2003

Viernes.
9.30 AM
Choqué de nuevo, pero esta vez, como si fuera Mr. Bean, saqué mi póliza de seguro y la presumí a cuanto coche pasaba a mi lado, bueno, hasta una peregrinación de unos 553 bicicleteros que iban a la Basílica (bicicleteros de hombres sobre un vehículo de dos ruedas, no bisexuales). Un sujeto intentó pasar a mi carril, yo avancé a unos 20 kmph (siempre choco a esas velocidades, que absurdo) y él mismo provocó que la esquinita de mi defensa le sumiera toda la puerta derecha. Me vió. Hizo ademanes típicos de naco prepotente, incluso me imaginé la facha de "El Travieso", ex Big Brother. Bajó del auto. Era un sujetito de aproximadamente 1.65 de estatura, ñango, de esos de los que entre hombro y hombro median escasos 30 centímetros. Y que me bajo yo, 1.74 de estatura, digo, no tan alto pero frente a él pues sí me tenía que mirar hacia arriba, y además, no es por nada, pero fortachón. Recién acababa de hacer bíceps en el gym, o sea que de un madrazo, lo tumbaba sin ningún problema. Pero no hubo necesidad de nada de ello. Cuando me vio, le bajó a sus naqueces. Se puso blandito. Llamamos a nuestras respectivas aseguradoras. Resultó ser la misma para ambos, y después de esperar al ajustador por una hora, llegó, vio el caso, y cual Judge Dredd, oyó a las partes y juzgó en ese instante. Su veredicto: yo no tuve la culpa, el naquito sí. Éste repeló, amenazó con que fueramos al Ministerio Público. me troné los dedos y le dije que adelante. Dudó. Firmó el convenio y se subió a su auto para irse. Al intentar hacerlo descubrió que se le había bajado la batería. Me pidió prestados mis cables (caimanes, que pantanesco nombre), y se los negué. Le dije "Sí tengo pero como con ellos se pasa corriente, no se le vaya a pegar a mi coche lo corriente del tuyo".
Me reí. Arranqué y me fui. Llegué al trabajo al mediodía. Y heme aquí, festejando una sentencia de amparo que gané. Poco me va a durar el gusto, pues al rato iré al cine... solito... bueno, iré a los reinos del Castillo Pabellón Polanco... quizá encuentre a otro Príncipe Valiente (vaya que hay que ser valiente para meterse con un feo como yo.)

Thursday, December 04, 2003

Martes.
Mucho coraje, enojo, furia. Pasé junto al precioso, lindo y decembrino arbolito navideño que yo mismo compré en WalMart, lo amarré al toldo del auto y manejé hasta la casa hacía una semana. Mi papá le puso las series, mi mamá y hermana las esferas y unos barboncitos Santa Clauses. Y yo, con el coraje que tenía, el martes por la noche pasé junto a él y le di una patada. Solo las esferas que estaban a mi alcance se hicieron añicos. Pero lo increíble del asunto, es que esa patada, que según yo no fue fuerte ni salvaje, bastó para que se fundieran los foquitos y por ende, todas las series.
Me senté en el sillón y del enojo pasé al asombro: ¿una patada y con eso adios series navideñas?
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Ya es jueves, y aquí estoy en la oficina. Acaban de avisarme por mail que no habrá clases el día de hoy. Estoy dudando en si ir o no al cine. Y lo dudo, porque ya no quiero experimentar la soledad.

Monday, December 01, 2003

Lunes.
Ahora que recapitulo, hacía varios meses que ya no hacía mención de la enfermedad de mi madre. ¿Porqué? Ya estaba bien. Pero hoy, este lunes. Esos miedos y temblorina de manos de mi parte, ha regresado. Mi madre, de este viernes para acá, ha vuelto a las andadas. Sí, como si fuera una villana de cuento de Disney, con la diferencia que no tiene nada de maldad, es su padecimiento. Hemos visitado varios doctores, desde psiquiatras hasta psicólogos, y todosm justo cuando ya están ingresando en su subconsciente, ella decide cambiar de doctor precisamente porque sabe que le están removiendo esas fibras.
¿Cuál ha sido el problema? Uy. Data desde mi niñez, bueno, al menos de que yo tenga memoria. La palabra del miedo: CELOS. Es tan posesiva que cela a mi papá por cualquier tontería, al grado que imagina cosas, mejor dicho, visualiza personas. El anterior psiquiatra nos explicó su problema haciendo referencia a la película de “A beautiful mind” (o “Una mente brillante”) en que Russell Crowe imaginaba personas y sufría por ellas. Pues algo así. Mi mamá siempre ha imaginado, ha creado personas que supuestamente tienen amoríos con mi papá. Y bueno, cuando era yo niño, le creía todo a mi mamá, pero conforme crecí, me di cuenta que era una mentira. Al principio creí que era mentira con dolo. Después, los médicos lo confirmaron: sus mentiras derivan de una enfermedad mental... lo feo del asunto, es que es hereditaria. Mi abuelo, su papá, era igual. Mi abuela sufrió toda la vida los celos de mi abuelo, hasta su muerte. La celó aún ya siendo ambos personas de más de 70 años. E igual, veía o creaba personas en su imaginación. En el caso de mi abuelo, quizá por ser una muy alto y corpulento, no tuvo necesidad de medicamentos. Pero en el caso de mi mamá
(hice una pausa porque estoy llorando)
ella si ha tenido que hacer uso de medicamentos. Son ya varios años de 9 x 3. Jeje, esto es, 3 meses sana, por 9 meses dopada, dormida, el efecto que le causan los medicamentos. Y siempre es por estas fechas cuando comienza con su ciclo enfermo, un ciclo que nos causa a los 4 integrantes de la familia un infierno. La medicina la pone a dormir. Y por absurdo que parezca, son así 9 meses. Más de 270 días de ver a mi mamá como un zombie, en el sofá de la sala. Eso ha sido también causa para no querer salir de aquí. ¿Qué pasaría si yo falto? Mi papá no puede trabajar ya. Padece del corazón. Y mi hermana terminará huyendo del otro lado del mundo. He caído en cuenta que he decidido sacrificar mi parte con potencial de amar para estar con mis padres. Para ayudar a mi mamá. -------- ¡me lleva! estoy llorando, siempre me como mis lágrimas, saben saladas, saben bien, ¿acaso habrá lágrimas que sepan a cicuta? ¿a hiel? -----------------
Y el día de hoy fue muy crítico. Bastante crítico. Después de todo el efecto, el reclamo de mi madre bajo una evidente violenta alteración de su psique, mi papá me dijo que no podía controlar el hormigueo de sus labios. Mi papá ya está en la década 7 de su vida, no tiene porqué estar pasando por esto. Sus años deberían ser de felicidad absoluta (los míos también). La angustia crece.
Sí, sé que parezco niño, pero es que ¿no se han dado cuenta que solo un niño puede escribir tanta estupidez en este diario?
Quiero salir corriendo, pero no hay solución alguna, donde quiera que vaya, así sea como mi hermana, del otro lado del mundo, sé que no puedo abandonar a mi madre a su suerte. Tengo que estar aquí. TENGO QUÉ.

No wonder, why I am a fucking faggot…………………….
Viernes por la tarde, mi hermana me dio una noticia. Tenía la cara triste, noté que había llorado: la embajada de Holanda, le negó la visa de residente.
Como balde de agua fría.
De su partida en enero dependían muchas cosas, cambios en general, tanto míos como de mis papás. Pero admiro a mi hermana. Creí que se derrumbaría, y todo lo contrario. Está haciendo planes para ir a Holanda en 3 semanas. Y está haciendo una lista de qué cosas se llevará. Tiene 3 posibilidades: 1.- Ir y apelar la negativa de visa con un abogado que conoce su novio; 2.- Ir sin papeles y casarse, se quedaría allá, pero sin posibilidad de regresar a México en 10 años, no entendí bien esa parte, pero dice que son 10 años; o 3.- Ha conseguido que un tío nuestro que fue embajador de México en Francia, la recomiende con el embajador de México en Holanda. Creo que optará por ésta última opción, buscará que le den trabajo en la embajada, de esa forma, tendrá visa como trabajadora y en el Inter., se casaría con Bassie y así obtendría la nacionalidad.
Creo que estamos más tristes mi papá y yo que ella. Por el contrario, la veo con muchos ímpetus. Nunca lo hubiera creído. Como ya lo he dicho muchas veces: siempre la vi como la pequeña, la débil y la indefensa, sin darme cuenta que el cobarde, el débil, el inseguro e indefenso, siempre lo he sido yo.
Lo siento. No puedo dejar de escribir. Como la moraleja de la fábula del sapo y el alacrán que Forest Whitaker platica a su verdugo en “The Crying Game”: Está en mi naturaleza.
Pero ¿porqué tomé la decisión de no escribir? La perdida absoluta de fe. Saber que no tengo a nadie, y que escribir es por ende, leerme y releerme, lo cual provoca énfasis de ese sentimiento.
Si debo imaginar la SOLEDAD, entraría en descripciones metafóricas. Imagino una persona suspendida en el espacio, en gravedad cero, allá donde los científicos dicen que ya no hay nada, ni planetas, ni estrellas, ni meteoros, ni polvo estelar, nada. Y ahí, la persona suspendida, flotando, sin emitir ni percibir sonido alguno, sin respiro, sin siquiera alcanzar a ver el destello de estrella alguna. Sin tener un punto de poyo en qué impulsarse, teniendo movimiento en sí pero sin avanzar a ningún lado. En cualquier dirección, la nada. Sin sur, norte, este u oeste. Sin puntos de orientación. Ninguna referencia. Es más, sin memoria, sin recuerdos. Los pies colgando, moviéndose de un lado a otro intentando correr, avanzar aunque sea un centímetro, una micro distancia que en esa inmensa soledad sería al menos indicio de un mega avance.
También imagino la SOLEDAD como un buzo cuyo tanque de oxígeno se ha agotado y que además se hunde en un océano. Recuerdo la película “The Abyss” con Bud descendiendo en un abismo en las profundidades. Sin luz. Al menos a él lo acompañaba la voz de su esposa, pero la SOLEDAD que yo concibo, ni eso, ni de esposa, ni de nadie.
Pero finalmente, en éste sábado, en casa, sin mi papá ni mi mamá ni mi hermana, y posteriormente, vagando en la calle, sin rumbo fijo, entrando al cine, saliendo de él, dirigiéndome de nueva cuenta a un punto indefinido, me doy cuenta que la SOLEDAD, soy yo.

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