A ver qué sale...

Tengo ganas de escribir. Pero ya ni sé de qué. Así que emplearé el método artístico de “dejarse llevar” y a ver qué sale...
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Mi cortometraje va a la mitad, es de mucha caca. Un fulano con problemas que se embarra de caca, se la lleva a su casa y la mete al refrigerador. Esta comienza a multiplicarse hasta que en su casa hay caca por todos lados. Pienso terminar la historia con el empleo de “Windex”.....
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Nunca había entrado a la Bolsa Mexicana de Valores. Fui hoy a tomar un curso de Propiedad Intelectual en un salón en el interior de ese edificio. Me impresiónó. Solo me faltaban papelitos y ponerme a gritar. Me dijeron que los gritos de los corredores terminaron en 1999 con la implantación de un sistema informático supuestamente adelantado....
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¿Nunca he hablado de mi vida sexual en esta página? Mucha de ella se reduce al autoplacer. Quizá de ahí provenga mi egoísmo al prójimo o mi idea de que no necesito un ser a quien amar a mi lado. Pero tampoco es bonito ir manejando y ver parejas en los automóviles, platicando, besándose o fajando. Lo mismo en los cines, en la calle, en los “malls” y restaurantes. No quiero decir que sea yo lo que se llama “casto”. No. He tenido encuentros sexuales. Demasiados y no me jacto. Pero como dice una canción del cagante Arjona, he tenido muchas veces sexo, pero nunca hice el amor...
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Por no ir al gym desde hace un mes, estoy subiendo las llantitas...
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No me había fijado. Mañana cumplo un mes desde el accidente, y ahorita, escribiendo, me comenzó a doler un poco el cuello. He pensado en rastrear al taxista que me chocó. Al fin tengo su dirección. Me he visualizado golpeándolo, torturándolo... pero por otro lado me visualizo dándole las gracias e invitándolo a comer...
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Frente a mi está un bodegón. El mismo de hace 20 años. Y mi vida, igual...
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Me está entrando nuevamente la angustia. Qué indeciso soy...
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Qué vergüenza. Saber que en 3 semanas llega mi cuñado de cultura europea completamente distinta a la mía. Y que me vea, de 33 años y aún viviendo con mis padres. Vergonzoso...
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El perrito Owen se había perdido. Apareció desde hace una semana. Estaba desconcertado. Yo no, el perrito...
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El vientre de Lupita lleva ya 6 meses. Hoy renunció. La extrañaré en la oficina pues es con quien me medio entendía intelectualmente hablando. No es fácil “cotorrear” con cualquiera, menos si hay muchas “secres” con mentalidad cerrada. Pero con ella fue distinto. Siempre le preguntaba “¿verdad Lupita que estoy bien feo?” y me respondía “no, estás MUY feo”. Le deseo mucha suerte al bebé varón que llegará a este jodido mundo y como diría Fito Páez “... a ésta puta ciudad”. Y lo de varón es porque yo me imagino que será varón pues ella no ha querido averiguarlo mediante ultrasonido. Apenas anteayer me enteré que el día de mi accidente, ella me llevó un pastel de cumpleaños a la oficina. Nadie se acordó de mi cumpleaños y ella sí. Como no fui por lo mismo del choque, se llevó el pastel a su casa y se lo comió en varios días. Que bonito detalle...
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Le regalé a mi hermana mi viejita Palm. Ahí está arrumbada. Pensar que cuando la compré me costó casi 3000 pesos. Hace casi 4 años...
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Hoy regresé al gym llevándole la contra a mi doctora. Me vale...
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En el gym me encontré al veterinario que le salvó la vida a Parker. Entre la sarta de tonterías que platicamos, me dijo que también en los perros hay casos de homosexualidad. También me contó cómo eyaculan los perros y cuanto duran sus orgasmos. La gente a nuestro alrededor nos oía y ponían cara de santurrones. ¿Qué tiene? ¡Son perros!...
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Hoy usé por primera vez el distribuidor vial. Me cagaba el “pejelagarto”. Ahora solamente me cae mal, ya no me caga. Las vías tienen una vista increíble, como para ir corriendo ahí por la noche con la ciudad iluminada y bajo una gran luna y las estrellas...
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¿Quién me quiere abrazar? Pero por favor, quien lo haga, no me suelte en un largo largo rato, mientras me hago bolita y lloro...
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Uy, mejor ni hubiera escrito eso. Ya estoy llorando, lo cual marca el fin de mi narración de esta noche.
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Iba a contar cómo me había ido en estos tres días respecto a mi búsqueda de depa, pero me fue tan mal, que ya me dio hueva escribir... Solo quiero contar que tantas burlas hacia mi persona ya hasta parecen fársicas. Dinero en mano, decidido a rentar un depa perfecto, y el destino o no sé quien, me ponen otro obstáculo. Hacia atrás. Hay quien dice "...vas como el cangrejo", pues así quisiera estar, pues los cangrejos al menos caminan de lado a lado... yo hacia atrás.
Siempre me acuesto diciendo "...mañana será otro día". Ahora cambiaré la frase a un tono más soñador: "... mañana será un mejor día". Total... de todos modos no llega.
=(

Cuello. Tos. Gripe. Y hoy sábado... muela izquierda. Ya era mucho el dolor que de alguna forma se apaciguó este mes por razones obvias por todos ustedes conocidas. Pero hoy en la mañana de plano no soporté el dolor. Fui con mi dentista. Más gastos. Debajo de una incrustación tenía una carie (ignoro si deba mencionarse en singular o en plural). Sacó la jeringa y que me inyecta. Prefiero mil veces una inyección en la muela que una en la nalga. Dicen que duelen más la de las nalgas, pero yo opino lo contrario (jejeje, el hombre inmune al dolor en las nalgas). Diez minutos después que ya había hecho efecto, a usar las “fresas”, y no, no era ninguna de sus asistontas, que no tenían nada de fresas. Me refiero al alegre taladrito con que perfora los dientes. Y que comienza. Toda la experiencia fue una mezcla de las películas “Finding Nemo”, “Marathon Man” y “10”. Media hora más tarde, salí del consultorio como Dudley Moore en la película “10”. Estoy en casa. Tomé algo de jugo de naranja. Mi mamá me dijo que me viera en un espejo. Según yo bebí el jugo, pero todo se me regó por la boca y ni lo sentí.
Según yo hoy me dedicaría a ponerme el sombrero de Indiana Jones para salir en la búsqueda del depa así como para comenzar a guardar mis cosas en cajas, pero viendo mi mandíbula inflamada por la anestesia, y con la advertencia del dentista de “...te tomas un Dolac porque te va a doler cuando se le pase el efecto...”, pues me rindo de nuevo. Me tiraré a leer o ver una película. Ni comer puedo.
Qué pinche vida la mía.

De qué sirve mi entusiasmo. Si pusiera mi estado de ánimo en una gráfica, bien podría parecer una onda musical que sube hasta arriba y baja hasta abajo (valga la rebuznancia). La desesperación me tocó hoy. En el trayecto a la casa iba golpeando el volante del coche e iba llorando. Tuve una recaída en cuanto a mi cuello. Ahora tengo entumida la parte frontal. Tengo libre movimiento pero el músculo parece piedra. Mi alegría por retomar el gym esta semana duró solo 3 días pues desde el miércoles lo suspendí.
Pero debo sumar a mi estado físico que me dio gripe y tos. Bueno, al menos duré 9 meses sin que me diera, todo un récord para mi que siempre fui gripiento. Fui el clásico niño que iba a la escuela con una camisa, dos suéteres, chamarra, bufanda y gorro, mientras los demás niños llevaban a lo mucho un suéter y jugaban en el patio.
Ahora agrego que pareciera que una fuerza digna de villano de películas de Disney, me obstaculiza mis objetivos. Esta semana vi algunos departamentos. Uno incluso a toda madre en la colonia Del Valle, hasta con telefono y garage. Todo iba bien hasta que me preguntaron mi estado civil. Al decirles que soy soltero y viviría solo, me decían que no aplico. Y así en TODOS. A todos les pedí explicación. Dicen que porque los solteros hacemos fiestas que molestan a los vecinos, y que además somos irresponsables y por ende, no cumplimos con el pago de rentas. Qué cosa más absurda. De hecho son los casados los que corren mayor riesgo de ser unos irresponsables. Tienen hijos y hay que mantenerlos, además se enferman y no olvidemos que si tienen crisis conyugales, uno de ambos se sale del domicilio, lo cual genera incumplimiento en los compromisos como parejas adquiridos. Les reclamé el estigma que tengo marcado en la frente con color rojo: “SOLTERO SOLO”. Siempre creí que sería una super ventaja, ahora veo que es la más grande desventaja. Estoy casi seguro que me iría mejor si fuera mujer con estigma en la frente: “SOY SUPER PUTA”, pues me mantendría cualquier wey con lana. Bueno, podría yo tener una salida similar y buscarme un amante de lana, ricachón, en sus 40’s y obviamente gay, pero bueno, lo feo no me ayuda, aunque dicen que siempre hay un roto para un descosido ¿no?
Y por último, a pesar de que fui a ver muebles y electrodomésticos, que los seleccioné (aún sin comprarlos pues es prioritario el depa), que armé una hoja mona en Excel con prospectación de gastos a medio año, que fui a ver un médico quiropráctico, que pedí un préstamo de dinero en el trabajo, y que tenía la energía y pila hasta arriba... me rindo. Nuevamente me siento mal.
Mientras manejando lloraba le pregunté a Dios porqué nunca me ha dado algún placer terrenal o alegría gratuita, sin que me cueste, como muchísima gente en el mundo que todo lo tiene sin mover un dedo, que todo le llega y le cae, que son mantenidos y demás, mientras que yo he tenido que trabajar y sobarme el lomo para disfrutar hasta el papel Cha-cha-cha... Charmyn, con el que me limpio cuando voy al baño. En ese instante subí la mirada al cielo y vi las estrellas que tanto me gustan (pero que sin embargo nunca he podido disfrutar tirado en el pasto abrazado de alguien). Hasta detuve la marcha, y recordé que cada noche desde que tengo memoria, antes de meterme a mi recamara, me detengo en el patio y miro la luna y las estrellas... eso nunca me ha costado, y es un placer y alegría gratuitos, es algo que Dios no cobra y que ahí está, como seguramente ha de haber muchísimas otras cosas que ahí están, que no cuestan y que no las he (hemos) visto. Me recuerda “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago. Somos ciegos.
Y yo que quiero salir de mi ceguera, trabas, trabas y más trabas.
Estos momentos en que escribo son mi gran desahogo. Comienzo deprimido y al terminar medio sonrío (de leer tanta estupidez que acabo de escribir). Pero honestamente, he pensado en mandar a volar este cuasidiario.
¿Le sigo?
Usted, lector, opine por favor.

Sábado / Noche... y ¡qué noche!
Me divertí. Me puse “happy”, y vaya, cómo no habría de ponerme así si me tomé unas 8 “palomas” (sí, tequila con refresco de toronja). Pero era la boda de mi primo. Verlo con frac en el altar siendo la atención de todos en compañía de Paty, su hoy esposa, hizo nostálgico el momento. Mi mamá y todas sus hermanas llorando... y yo también. El momento no era para menos, su boda marca un cambio (hablando de cambios) en el dinamismo de la familia en su conjunto pues es el primero de los primos que se casa.
Y la Odisea para llegar al lugar, de hecho nunca había puesto pie en ese territorio: Condado de Sayavedra (¿así se escribe?). La iglesia muy chic, el salón igual. Digo ¿no pudieron haberse casado con 2 pesos? ¿no se supone que Dios y el amor no se fijan en eso? Igual resultó la “recepción” a.k.a. “reventón”. De hecho desde los boletitos se advertía algo de que era rigurosa etiqueta. Y bien, con mi característico lleva-la-contra, fui de traje, de hecho llevé el mismo que usé para la graduación de mi prima Faby. What the hell? Pero bueno, haciendo un lado al Cristo “nice” y al maestro de ceremonias tenor (ah, porque además de conducir el evento, cantó “Granada” de Agustín Lara con violines), me divertí demasiado. Solo hice una pausa de 30 minutos para ir a mi automóvil a oir una parte del concierto de Pearl Jam en vivo desde el Palacio de los Deportes. Fue como revivir el jueves pasado. Después regresé al evento. Fue un momento de ver a primos que tenía mucho de no ver. La impresión de todos hacia mi persona fue en general: “¿pero qué te sucedió? te ves muuuuuy bien” u otros comentarios de holgazanes que no hacen ejercicio y que por ende, creen que bajar de peso es sinónimo de diabetes, anemia o algún tipo de cáncer. A esos comentarios les mostraba mis bíceps y les decía si también a los diabéticos, anémicos o cancerosos se les hacían así los músculos, y con cara de notoria envidia respondían “em... er... pues..s..s... sí, también, es posible...”. Las fotos abundaron, me tomé fotos con medio mundo. Con mis primos Rorro, Julio y Juanca, con quienes creí en mi niñez. Con Edval, amigo de todos nosotros y a quien conocí cuando él tenía 7 años y yo me lo cotorreaba diciéndole que yo era Hulk cuando me enojaba; ahora es un simpático muchachón que andaba de ligador con una que otra chica y que al final del evento y después de muchos vodkas, me abrazó y lloró diciéndome que me consideraba su brother. También vi a Alex y a Marco Antonio. El primero de ellos ya usa lentes y se le cerró la barba además de que o creció más o yo me estoy encogiendo, es increíble el parecido físico que tiene con un amigo mío que a propósito también se llama Alex (quien por cierto es regular lector de esta página); el segundo de ellos, Marco, quien siempre fue galán de galanes y continúa siéndolo, me dijo que soy otro, que ha notado en mi un cambio para bien, si supiera que hace unos años yo le veía los brazos y quería tener unos parecidos, ejem, ahora los míos son incluso más grandes; y mi prima Faby, con quien me senté en la mesa y estuvimos charlando horas, la felicité por sus éxitos en el trabajo pero casi me doy un balazo cuando me dijo que irá a New Orleáns a entrevistar a Britney Spears... yeachhhhhhh!!!!!!!! ¿porqué no mejor a Pearl Jam? (Dios da martillos a los que no tienen clavos).
Si no fuera por las bodas y por los funerales, los primos no coincidiríamos en un solo lugar en un determinado momento. Por último la foto final, con todos. Resalto por ser el único moreno (jejejejeje, ¿no seré adoptado?). En fin, fue una gran noche. Lo malo fue que los mariachis ya llegaron casi a las 5 de la mañana... bueno, estando en la jarra ni quien se fije. Otro detalle para mí bastante satisfactorio fue ver a mi mamá sonriente y ¡bailando! Esta mañana tuvimos una charla. Ya le está cayendo el veinte que me mudaré. Incluso ya me regaló la sala donde está el home theater.
Me acosté a las 7 AM. Y de tan felíz, me levanté igual, a las 12. Sin cruda. Incluso fui a correr mis religiosos 9 kilómetros. El segundo día de ejercicio después del collarín.
Aunque ya se los dije a Juanca y Paty en persona, por este medio les digo que exploten al máximo la dicha que ha de ser el compartir la vida con alguien a quien amas. Es más, lo que seguramente yo jamás podré disfrutar en ese sentido, pues se los concedo para que les vaya doblemente bien, habemos gente como yo, que por ciertas circunstancias jamás tendremos una boda, ni seremos el centro de atención de nadie, y ellos que sí pueden, pues que lo vivan al máximo.
Y bueno... en cuanto a bodas ¿quién sigue? De mi primo Rorro cuya novia Leslie continúa en New York y vendrá en diciembre, dicen los rumores que vendrá solo para casarse y llevárselo; ¿o mi primo Julio?, cuya novia “elefagente” parece su mamá, no vaya a darnos la sorpresa de que resulta con “Domingo-7” y deba casarse; ¿o mi propia hermana?, cuya partida a Holanda en enero para irse a vivir con su novio ya es un hecho; ¿acaso Faby?... mmmmm, no, ella no, tiene los pies bien puestos en la tierra en cuanto a lo que quiere y por el momento casarse es lo último en sus planes..... ¿falta alguien?............... mmm... creo que yo... pero, bueno... algunos de ustedes ya saben que jamás podré casarme.
Mañana es lunes. Iré a comprar un refrigerador, un horno de microondas, una lavadora, un comedor y una estufa... jejejejeje, cosas para casa, y sin casarme... solterito... contrastes de la vida........................

Sábado.
Hoy se casa mi primo Juan Carlos. El primero de los primos maternos que se casa. Aún recuerdo cuando éramos niños. Jugábamos Mario Bros. Oíamos a Quiet Riot. Cuando veía películas se llevaba la mano a la boca y se autosuccionaba, así se la pasaba viendo toda la película. Es el mediano de 3 hermanos. Los primos con quienes más me llevé de niño. Por eso esta fecha es especial. No lo imagino aún ahí parado en el altar, con Paty, su novia. Este años es de cambios. Su mamá (mi tía) se fue ya a vivir sola; está en trámites de divorcio. Juanca se casa. Julio, su hermano menor está por terminar la carrera (abogacía, dice que yo lo inspiré) y Rodrigo, su hermano mayor está por botar todo lo que hace en su vida para dedicarse de lleno a la escultura.
Me subiré a bañar. Me estoy preparando para esta noche tan especial... (bueno, no se le ocurra al lector utilizar de fondo para esta frase la canción “Mi noche” de Rafael, porque, nada que ver).

Y finalmente, Pearl Jam.
No pudo haber habido mejor culminación de toda una serie de sucesos parteaguas en mi vida. Un concierto en el que liberé mis energías. No me importó la recomendación del doctor de tener inmóvil mi cabeza. Grité, brinqué, canté y lloré. Mi grupo favorito frente a mi. Casi dos horas y media de un repertorio infinitamente mejor que los bootlegs y DVD que de ellos tengo en casa. Parecía que estuvieran interpretando las rolas que mi mente les dictaba. Abrieron con “Go”, mejor derroche de adrenalina no pudo haber habido. El concierto prosiguió. Eddie Vedder, con un ensayado español nos dijo (me dijo) “Lo logramos... gracias por esperar”. En efecto, 12 años esperándolos. De inmediato, “Corduroy” y a continuar brincando. En fin ¿qué puedo decir? Lo que diga no basta. Al interpretar “Wishlist” una esfera de espejos iluminó todo el Palacio (de los Deportes). Los ahí reunidos coreabamos rítmicamente con encendedores. Todo un espectáculo. Vedder y compañía asombrados. De lo que me hubiera perdido si hubiera muerto hace 18 días. Por fin llegó “Black”, una melodía que me recuerda el inicio de mis 20’s; años también decisivos en mi vida. Fue ahí cuando lloré.
Uno de los mejores conciertos de mi vida. Alegría al máximo. Lo mejor de todo es que hoy el cuello no me duele.
Olvidé lo acontecido semanas atrás y como la canción que tocaron... seré un “Betterman”.

Jueves / Tarde.
Me entregaron mi auto, quedó como nuevo. Juraría que lo saqué directamente de la Agencia. El reto: subirme a él y manejarlo hasta mi casa. Respiré profundo, me subí, lo arranqué y emprendí mi camino. Este reto iba más allá que el simple hecho de dirigirme a casa, ya que el evento coincidió con que ayer jueves fue mi primer día sin collarín. Es decir, un coche casi nuevo conducido por un José Luis casi nuevo. Intenté percibir esos minutos manejándolo como yendo hacia esa nueva vida. No obstante, en cada cruce importante, juro que a mi derecha vendrá un bólido disparado por un revólver del infierno a impactarse conmigo. Es algo que debo superar, así como el hecho de sentir unas bolitas a lo largo de los músculos del lado derecho de mi cuello, consecuencia de la fractura y contractura muscular y que ya me han dicho tardarán incluso meses en desaparecer.
Llegué a casa sano y salvo. Lo guardé.
A los 30 minutos me dirigí al gym. Mi retorno al gym. El doctor me autorizó hacer simplemente bicicleta. Pesas aún no. Pedaleé 70 minutos. Terminé empapado. Tenía 17 días de no sudar, claro, sudor por ejercicio físico, ya que del stress y presiones mentales también se suda.
17 días de haber estado desconectado de muchas cosas. Me estoy reconectando, solo que ya no será a mi “Matrix". Este nuevo arranque no será un “Matrix Reloaded”. Ahora viene la parte difícil: hacer las cosas. Como diría Yoda: “Do. Try not”
Las cosas vienen una seguida de la otra. Todas son señales. Anteayer vi una película que creí era todo un producto de Hollywood: “The Good Girl” con la chica de “Friends” Jennifer Aniston. Por la actriz y el título creí que vería una película al estilo (pero no por eso mala o divertida) “Legally Blonde”. Sin embargo resultó ser todo lo contrario: una película de muy bajo presupuesto y de corte independiente. La historia fueron más señales aún: lo que puede llegar a suceder por seguir con miedos e indecisiones. Un final deprimente y con un golpe durísimo al menos para mí. Es una gran película y estoy decidido a no ser una “Teeny”, la protagonista de la película. Réntenla (Blockbuster, 36 pesos en DVD, o bien, DirecTV gringo, en los canales de Blockbuster Pay-per-view)... (ah que monopolios).

Lunes. Mi primer día de trabajo después de que iniciaron mis felices 33. Me reciben con la noticia de que mi coordinador no irá toda esta semana, así que, a encargarme de toda la Coordinación. Como si no fuera suficiente con tener que ponerme al corriente con mi trabajo retrasado. Salí del trabajo hasta las 10.30 de la noche... sí, con collarín. Solo pude darme una escapada a mi terapia a las 2 PM... por cierto, hoy mi cuello cruje menos por dentro, sin embargo, me palpé (sí, un autoexamen, como el que las mujeres se hacen en los senos para detectar posibles quistes) y descubrí que en el lado de la lesión tengo una protuberancia. Espero no sea mi cervical que se haya querido salir del cuello, se haya arrepentido y se quede estacionada donde actualmente está de forma permanente.
Anyway... la doctora me revisó la espalda donde me coloca los electrodos (“Anyway” me refiero a “De cualquier forma”, no por mi amor al antro del mismo nombre, pues ese en especial es de los que menos me late) y me dijo que mi contractura de espalda realmente ya la tengo desde antes del accidente, y dijo textual, I quote (cálmate gringo): “... se nota que lo tiene por stress... ya deje de cargar al mundo...”.
Anoche intenté dormir con almohada pero me la quité porque me incomodó... espero se trate de que me estoy acostumbrando a dormir sin ella. No obstante, soñé que iba en un automóvil último modelo, muy padre pero no recuerdo la marca. Otro auto me impactaba, y tal cual como en las películas gringas de terror, me desperté de inmediato muy asustado, sudando como una chica rubia, joven y virginal. Incluso tuve que prender la luz de inmediato. Ahora que recuerdo, horas después desperté de nuevo, pero estaba sollozando, y no era por el sueño del choque, era por otra cosa, pero como en todo buen sueño, no recuerdo el porqué.
...
Pasado mañana es finalmente el concierto de “Pearl Jam”. De hecho cuando arranqué esta “A ver qué sale...” fue con mi dilema del concierto... han pasado casi 2 meses... y son varias cosas las vividas... dice la canción: “...si lloré o si reí, lo importante es que emociones viví...”
¿o no?

Mañana lunes regreso al trabajo.
En verdad reflexioné sobre muchas cosas, al grado que mi primera misión es buscar un departamento. Rentado obviamente, no comprado. Efectuaré la búsqueda estos días que aún estoy encerrado en este bendito collarín. Sí, ahora le digo bendito. Gracias a una contingencia como la que acabo de pasar, es que uno realmente reflexiona y toma decisiones. La vida es muy corta como para estarse atormentando, y he tomado la decisión de no atormentarme más.
Si logro encontrarlo, y una vez que esté completamente dado de alta por el médico, lo rentaré. Esta semana comenzaré a ver precios de muebles. No requiero de mucho, entraré en esa cultura minimalista. Ya tengo cama y home theater, algo básico en alguien amante del cine como yo. Me falta un refri, una lavadora, un horno de microondas y un pequeño comedor. La sala ya me la regaló mi papá, quien ve muy natural mi salida, no así mi madre, a quien le pido a Dios la ilumine para que salga de su apatía, de la cual, ya estaba yo contagiándome.
En el trabajo ya me autorizaron el préstamo, con eso finiquitaré mi adeudo de tarjetas de crédito y cancelaré la mitad de ellas. Con el restante terminaré de pagar el arreglo de mi auto chocado y compraré los muebles. Y de mi “guardadito” tomaré para la renta y el dichoso depósito.
Y ahora sí... mis felices 33.
No sé qué, pero algo me dice que me irá bien. Échenme porras.

En verdad que estos días de hospitales y todo lo que tenga que ver con desgracias, persigue a mi vida. Ahora le tocó a mi perro Parker. La noche de hoy viernes fue digna de un episodio de “ER”, pero más bien “ERFD” o sea, “Emergency Room For Dogs”.
Hace ya varios días que un pariente de Stuart Little se metió a la casa, y a pesar de las trampas consistentes en ratoneras, pegol, y demás, el Crispín no cae. Así que se nos ocurrió poner un potente raticida. No se lo comió. Pero Parker, como si no le fueran suficientes sus croquetas Pedigree y pollo de vez en cuando, que se mete a la sala y ¡que se come el raticida! Pues a buscar un veterinario a las 11 PM. Afortunadamente lo encontré. Dio a Parker un poco de aceite de olivo con carbonato de no-sé-qué-madres y ahora estoy en espera de que mi perro vomite. Interpreto su mirada como una mentada de madre, pero es por su bien. Ahora lo veo ahí echado, sintiéndose algo mal, con su collar... y yo igual, sentado a su lado, sintiéndome algo mal, con mi collar... bueno, collarín...

Iba echando madres el primer día que fui a fisioterapia. Llegué con mi collarín y empapado por una tromba que cayó (creí que después del granizo comenzarían a llover renacuajos). Al entrar me presenté con la enfermera, le conté sobre mi Odisea de días pasados, apliqué una dosis de dramatismo y ella ni reía ni nada. Al terminar me pidió volteara hacia mi derecha, así lo hice. Oh cuadro. Había gente en espera de terapia, unos paralíticos, otros apopléjicos. Me quedé callado. No me volví a quejar.
Pasé a mi sesión: como mil electródos por toda la espalda y cuello, con toques eléctricos, golpes y calor corporal, un sauna. Todo enchufado a la corriente eléctrica y por media hora. Da mucho sueño. En ese rato me pongo a divagar sobre la conclusión de mi largometraje. Ya no tengo dolor en el cuello y lo muevo libremente, aunque el médico, terco, dice que debo tomar 10 terapias más... claro, ¿a quien le caen mal 300 pesos por terapia? A mí sí pero porque salen de mi bolsa. Confiaré más en mi ojo onírico, no sin antes reclamarle que el 1 de julio seguramente tenía un parche en el ojo porque no me advirtió el encontronazo. Pero bueno, el lunes regreso al trabajo, con collarín eso sí. Y si todo sale bien, el sábado me entregan mi coche. Me costó una fortuna enderezarlo. El equivalente al precio de otro auto. Pero de mí no se van a reír ni el coche ni mi cuello. El lunes comenzaré a hacer ejercicio de nuevo, no pesas, solamente bicicleta y escaladora. Y arrancará mi cambio de vida, mi cambio de hábitos y tengo miedo de saber qué es lo que puede surgir de todo ello. Quizá termine de escribir estas modestas memorias.
Como bien dice esto: “A ver qué sale...”

¿"La gran fiesta nacional del voto"?
Con todo y mi cuello encerrado en un collarín, hice un esfuerzo y contradiciendo a mi doctor, me atreví a ir a votar para cumplir con mi obligación como ciudadano de votar en las elecciones federales. Claro que siendo mi obligación, su correlativo es que yo tenga un Derecho, y tengo el Derecho a que sirvan los semáforos en las avenidas y cruces importantes. No fue así y casi me mata un taxi ecológico el pasado martes. "Ecológico", el logo que más resaltó en las boletas electorales fue el del tucan de Fruti Lupis de Kellogg's del Partido Verde Ecologista. El partido de los oportunistas.
Entré a la casetita. Todos entraban y salían, yo me tardé pues me tomé mi tiempo para leer todo lo que dicen las caras boletas (supongo son caras pues el papel es de buena calidad, y están hechas a muchas tintas, lo cual me hizo enchinar los vellitos del cuerpo de saber que ahí van a parar mis impuestos). Una de las estúpidamente 14 personas se levantó a ver "...si me encontraba bien". Se espantan de ver que alguien se tarde, claro, no vaya yo a estar gestando un atentado terrorista en la caseta, usando el crayón como aceite untado a lo largo del metal del collarín, para crear alguna pequeña bomba. Salí, doblé las papeletas y las metí en las urnas. Volteé para ver si estaba rodeado de reporteros y cámaras de televisión y fotográficas tal cual Fox a las 9 AM cuando fue a votar... Nadie... claro, ¿quien se va a interesar por un pobre diablo que casi pierde la vida el pasado martes y que con todo y la fractura de la cervical hizo el esfuerzo por ir a votar?
Salí de la caseta, no sin antes ver a los 14 individuos e individuas que van a tragar hoy también con mis puntuales impuestos ¿para qué tanta gente? Si ni siquiera conozco las propuestas de mis lindos candidatos, quienes ya estando ahí, les valdrá madre si sirven o no los semáforos en las calles.
En la calle y antes de abordar el coche conducido por mi papá vi a un globero. Recordé a mi abuelo. Me compraba uno cada domingo... tiempos aquellos...

Y abrí los ojos esperanzado en que todo hubiera sido un feo sueño.
El fuerte dolor en el cuello me hizo ver que además de que no se trató de un sueño, la cosa estaba peor. Tuve que ir al hospital. Increíble, el día de ayer estuve con libre movimiento salvo el de mi mano, pero hoy ni mover el cuello puedo.
Me tomaron una radiografía, mientras me vestía, un camillero me dijo que ganaba solo 1000 pesos a la quincena y que se tomaba el atrevimiento de pedirme trabajo. Sonreí, de hecho creo fue la primer sonrisa en 30 horas ¡gracias camillero Guillermo Pardo! (me aprendí su nombre por si en una de esas en verdad me entero de algún trabajo y le paso el tip).
Resultado de la radiografía: fractura de cervical 3, esguince en cervical 2, rotura de tendones entre cervicales 2, 3 y 4, y contractura muscular en todo el cuello. Diagnóstico: incapacidad laboral de 10 días, medicinas, fisioterapia (en mi vida la había escuchado), prohibición de hacer ejercicio 3 semanas (maldita sea, y yo que apenas ayer ya había roto mi récord y levanté 120 kilos en press de pecho) y uso de collarín, jejeje, a final de cuentas, aunque nadie se detuvo por el perro de mí en el choque “a-la-amores-perros” del día anterior, pues ahora parezco perro con collar donde quiera que voy. Por último, el doctor se asombró de que estuviera caminando. Me regañó. Pero sobre todo, se asombró de que hubiera salido vivo en el accidente.
Y bueno, aquí estoy en casa, acostado escribiendo esto. Solo me basta hacer un pequeño esfuerzo para asomarme a mi ventana y ver desde aquí el garage de la vecina de enfrente. Ahí está el fierro retorcido que en alguna ocasión se llamaba “Fiesta”.
Aquí me esperan largos días de encierro, dizque “reposo”. Sé que me servirán para reflexionar y recapacitar por todo lo acontecido, tal y como me lo han sugerido mis amigos por e-mail. Y entre reflexión y reflexión, pues las películas de Blockbuster y DirecTV quizá no me sean suficientes para matar el tedio... no... ahora recuerdo que tengo un guión por terminar, donde un abogado manda al carajo su patética vida para irse a enamorar de una versión “joseluisiana” de “el niño verde”. Va a ser interesante, incluso ahora recuerdo que en una escena se burla de un Sagrado Corazón de Jesús pidiéndole una señal. De pronto, una bala escapa accidentalmente del revólver de un policía y va a parar en la intersección de las hojas de la guillotina en la que Julio De la Fuente (el personaje abogado) está cortando papel.
Bienvenidos días de tedio... y de el momento de recapacitar.

Adios coche "Fiesta"... status a las 9.46 AM: inservible... status de integridad física: mi vida pasó ante mi en un segundo. Un espantoso rechinido de llantas, como el canto de sirenas de algún infierno de Dante. Reaccioné y alcancé a ver por mi lado derecho un taxi Tsuru, que sin temor a equivocarme venía a unos 80 KM/hr. Yo en luz verde, pero él se pasó el alto, frenó pero no fue suficiente. Me impactó.
Un torbellino... la mirada en blanco... el cruce de Río de la Loza y Niños Héroes dando vueltas frente a mi a miles por hora... mis manos volando por los aires, con una de ellas impacté el espejo retrovisor y me corté los nudillos, incluso un desgarre en un tendón. Mi cuerpo estaba fundido con el chasis del coche dando vueltas y vueltas sin saber en qué momento se detendría. Y en esos segundos, fatuos, frente a mi, mi vida entera, la imagen de mi papá regando plantas en Río Frío, de mi madre con sus antidepresivos, de mi abuela muriendo de cáncer, de mi hermana y su novio holandés al cual aún no conozco, de mi trabajo, de mis secretos, del crucifijo al que había rezado una noche antes, del pastelito de cumpleaños que me había comprado mi hermana la noche anterior... y de todo lo que no he hecho.
Finalmente y después de unos dos "trompos", el automóvil se detuvo, de una esquina fui a dar a la contraesquina, el taxi me aventó aproximadamente unos diez metros para acabar impactándose de nueva cuenta cuando ya estaba detenido. No reaccioné. Tal como en las Looney Tunes, vi estrellitas. Y todo color blanco. Me faltaba el aire. Volteé a mi alrededor. Curiosos a lo largo de las calles y como en la gran Nación en la que nací, nadie se acercó a auxiliarme. Segundos después caí en cuenta que estaba trabado el cinturón de seguridad. Estaba presionándome el pecho. Lo desabroché e inhalé todo el oxígeno de la vida. Estaba vivo. Sin embargo, todo seguía color blanco. Parecía yo un zombie. Caí en cuenta que no obstante el madrazo, el auto seguía encendido así como la música. Ahora veo la metáfora de la canción, era Metallica con el tema "I disappear", y en efecto, casi desaparezco del planeta. La apagué. Creo que podría yo ser el mejor comercial para Apple Macintosh, pues no obstante el megamadrazo, el iPod con música MP3 jamás se detuvo ni brincó.
Sin pensarlo abrí la puerta, la gente me miraba como si fuera yo Marty McFly bajando del automóvil Delorean en 1955 en la película “Back to the future”. Volteé a ver el taxi, estaba impactado del lado derecho, supongo el también dio un trompo. El chofer, un sujetito digno de la Lagunilla, recargado en su volante, color blanco... bueno, en esos instantes su rostro y todo el mundo tenía color blanco en mis ojos. Llevaba pasaje consigo, una gordita de lentes con facha de secretaria quien me miraba con terror mientras avancé lentamente hasta su coche. Me dijo “¡Yo no vi nada! ¡Yo no vi nada!”. Era tal su expresión de terror que creí que algo muy grave me había sucedido y que quizá estaba yo caminando sin cabeza como en el pueblo de Sleepy Hollow. Pero no. Solo un madrazo en la frente y mi mano derecha sin poder moverla. Fue hasta entonces que caminé a la acera. Me senté y pude ver todo el cuadro. Mi coche. Mi queridísimo coche que me compré con tantos ahorros y esfuerzos; el modesto coche que compré también con la intención de vender el Shadow negro y ayudar a mi papá económicamente; el cochecito Fiesta 2000 color vino que me había comprado hace menos de 3 semanas, estaba ahí, en medio de la calle, destrozado.
Poco a poco recobré el color. De gris, el coche pasó a su color vino. El edificio de Televisa frente a mi, de color beige, pasó a color café. Me miré las manos, de blancas, pasaron a amarillo. Y mi camisa, de blanca, pasó a azul con manchitas rojas de sangre que me salió de los nudillos. Me toqué todo el cuerpo. Intenté moverme, lo logré, despacio pero lo logré. No me pasó nada más que un desgarre en un tendón en mi mano derecha, un “chichón” en la frente y los nudillos raspados. Algunos taxis se detuvieron a auxiliar al chofer del que me chocó. Ahora me pregunto si el choque se habrá visto como en “Amores Perros”, con la diferencia de que al único perro que podrían haber recogido, era a mi, pero ni eso, nadie se acercó. Me incorporé, fui al chicharrón Fiesta por mi celular, quedó en el asiento trasero ¡cómo sería el madrazo! Llamé a la oficina y a mi papá.
Lo demás no lo quiero contar, tiene que ver con la compañía aseguradora del taxi. Nuestro grandioso PRD recién reformó el reglamento de tránsito y él taxista, por haber venido en una avenida más ancha, queda eximido ¡AÚN Y CUANDO NO SERVÍA EL SEMÁFORO! Increíble. Con el Ministerio Público YO hubiera tenido que terminar pagándole porque yo sí tenía la luz verde. ¡Oh Chabelo! Me encanta tu canción “... vamos a ver como es, el reino del revés...”.
Después de grúas, mordidas y demás, llegué a casa, con mi auto para la basura. Y ahí está, guardado en el garage de la vecina de enfrente. Ya que había dado un paso, hoy retrocedí como cuatro. Subí a mi recámara. Me duele todo el cuerpo. Y no dejo de llorar. Llámenme cobarde que no aguanto nada, pero de coraje e incertidumbre también se llora.
Ahorita, escribiendo, volteo a ver el crucifijo. Casi me cumple mi deseo. De seguro si le pido otra cosa, esa sí no me la concede.
Qué razón tenía Salieri. Maldito Mozart.
Bonita forma de arrancar mi cumpleaños número 33.............. y me quedan 364 días. Bueno, hoy en la mañana hubiera sido mi último. ¿Qué sigue?
...
"Help, I need somebody,
Help, not just anybody,
Help, you know I need someone, help.

When I was younger, so much younger than today,
I never needed anybody's help in any way.
But now these days are gone, I'm not so self assured,
Now I find I've changed my mind and opened up the doors.

Help me if you can, I'm feeling down
And I do appreciate you being round.
Help me, get my feet back on the ground,
Won't you please, please help me.

And now my life has changed in oh so many ways,
My independence seems to vanish in the haze.
But every now and then I feel so insecure,
I know that I just need you like I've never done before."

"Help" by John Lennon/Paul McCartney

Anoche, en pleno día de mi cumpleaños pensé: nací a las 2.30 PM, o sea que mi cumpleaños comenzó a esa hora y termina el día de mañana 1 de julio a esa misma hora. Antes de acostarme vi un crucifijo y le dije a Dios: no me has dado nada emocionante y hoy tampoco fue la excepción. Debería morirme........................... creo que me oyó...................... nunca imaginé que ese deseo casi me lo concedería a la mañana siguiente, a las 9.45 AM... siendo aún mi cumpleaños....................